La adicción al celular perjudica el rendimiento escolar

Un estudio de la Universidad de Filadelfia reveló que aquellos jóvenes que revisan constantemente el celular padecen problemas de aprendizaje y vinculares. Especialistas analizaron los riesgos del teléfono móvil en la vida de los jóvenes

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Los celulares ya parecen formar parte de la anatomía de los adolescentes. La imagen de un joven sin el aparato en la mano y sin la mirada hacia la pantalla en situaciones cotidianas como una cena familiar, una charla entre amigos o una cola de espera ya representa una utopía.

El uso de los teléfonos móviles se convirtió en una práctica habitual para los más chicos y el chat, mediante redes sociales y mensajes de texto, se consolidó como una nueva forma de comunicación estable dentro de su vida.

Pero, ¿qué sucede cuando el "texteo" se transforma en un comportamiento compulsivo? ¿Qué consecuencias puede generar?

Un estudio de la Universidad de Filadelfia sobre más de 400 estudiantes de entre 11 y 15 años reveló que el uso de mensajes de texto generaba consecuencias en el rendimiento escolar.

Las jóvenes compulsivas envían un promedio de 100 mensajes de texto por día

El problema no sólo se detectó en la actividad exclusiva dentro de los colegios, sino que se encontró un perjuicio tanto en las tareas en casa como en el tiempo del sueño.

El estudio, liderado por la psicóloga Kelly Lister-Landmann, detectó que en aquellos "mensajeros de texto" compulsivos aparecieron patrones psíquicos muy similares al de los adictos al juego.

"La compulsividad nos dio resultados alarmantes. Y surgen cada vez más preguntas: ¿Se sienten ansiosos cuando están lejos del teléfono? ¿Se sienten obligados a responder inmediatamente cada mensaje recibido?", dijo la especialista.

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Predominancia femenina

El estudio consistió en un cuestionario realizado a 403 estudiantes de los últimos años de la primaria y los años iniciales de la secundaria, en la escuela municipal del condado de Delaware, Filadelfia.

De ese número, unos 47 fueron excluidos del examen, ya que reconocieron no usar su teléfono todos los días de su vida.

Un 12% de las mujeres, es decir una de cada ocho, fueron catalogadas por los especialistas como compulsivas del mensaje de texto. En tanto, sólo el 3% de los varones formaron parte de esa catalogación. Aquellos considerados compulsivos revelaron enviar al menos 100 mensajes de texto a sus amigos.

Un dato que llamó la atención de Lister-Landmann fue que la mayoría de los contenidos escritos por las mujeres tenían un contenido emocional o trataba de relaciones personales. Por ende, ellas eran más propensas a sufrir crisis de depresión o ansiedad.

Así, un 20 por ciento de las chicas que fueron catalogadas compulsivas reconocieron ser alumnas que tenían muchas dificultades para aprobar las materias escolares.

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Demasiado chat, poco rendimiento

Otro estudio realizado en la Universidad de Texas reflejó que el uso adictivo de Facebook también tiene relación en la baja performance dentro de la escuela.

Aquellos que intercambiaron mensajes de texto durante las tareas, consiguieron peores notas en el colegio y los que se "mensajearon" durante las clases demostraron tener problemas de recuerdos de contenidos.

Algunos indican que otro factor clave es el uso de internet, en todos sus dispositivos posibles: un informe de la consultora Pew Research Center, de Estados Unidos, reveló que tres cuartos de los adolescentes estadounidenses tiene un celular, y de los cuales un 63 por ciento reconoce chatear todos los días.

El promedio de mensajes por día rondaba los 60 entre los dos sexos, mientras que las chicas más grandes promediaban unos 100.

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El debate

"Yo no creo que los mensajes de texto causen problemas académicos", sentenció Kimberley Young, psicóloga fundadora del Centro para la Adicción a Internet, en EE. UU. "Es un problema de atención. Yo tengo hijos que son incapaces de mantener una hora seguida de lectura sin chequear el celular", añadió.

Lo que tanto Young como Lister-Landmann coinciden es las dificultades que genera este hábito en el sueño. El uso de internet provoca que los jóvenes

duerman menos horas

y la capacidad de comunicación constante en cualquier momento del día genera que a los jóvenes les cueste cada vez más conciliar

un sueño ininterrumpido

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