"El 17 de octubre no tuvo nada de espontáneo, fue planificado por Perón"

Lo afirma Silvia Mercado, autora de El relato peronista (Planeta), un libro que en pocas semanas agotó los 7 mil ejemplares de la primera edición. En charla con Infobae, asegura que el peronismo es un sistema de creencias antes que un hecho histórico

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Silvia Mercado no puede ocultar su alegría por el éxito de su nuevo trabajo. Y mientras las librerías esperan una nueva reimpresión de El relato peronista, en esta charla deja definiciones polémicas, revela por qué el empresario más cercano a Juan Domingo Perón, Jorge Antonio, decía que para entender la ideología del peronismo había que seguir la ruta del dinero, y afirma que el 17 de octubre fue organizado por el líder del movimiento.

La periodista de Infobae sacudió al mundo político y mediático cuando hace dos años publicó una documentada y exhaustiva investigación sobre Raúl Apold. El inventor del peronismo fue el título de ese libro, que ya agotó cinco ediciones y que logró sistematizar una enorme cantidad de información. El relato peronista viene a completar ese trabajo, pero con una mirada que se amplía. En este caso Mercado se propone poner en cuestión los mitos que ha dejado el primer período del movimiento de Juan Domingo Perón, con un recorte que la autora propone entre 1943 y 1955, año en que el golpe de la autodenominada Revolución Libertadora tomó el poder.

-Este libro va de la mano de su trabajo anterior, la biografía de Raúl Apold. ¿Por qué le preocupa e investiga la relación del peronismo con la comunicación y lo que llama la "construcción del relato"?

Porque me doy cuenta de que el peronismo es un sistema de creencias que está lejos de ser un hecho histórico como puede suceder con [Getúlio] Vargas en Brasil o [Carlos] Ibañez del Campo en Chile, que son líderes jefes de Gobierno que están en una parte de la historia, pero en el presente no siguen produciendo efectos. No pensé que iba a hacer El relato peronista cuando hice la biografía de Apold. Cuando hice ese libro, lo hice pensando en que tenía importancia histórica revelar que hubo un aparato de comunicación dentro del peronismo original, que era algo que prácticamente desconocíamos y que hubo una cabeza ejecutora muy talentosa responsable. Eso me pareció que tenía un valor historiográfico. Después ocurrió que mucha gente empezó a demandar más información sobre lo que había pasado en esa década, que ahora digo que son doce años, de 1943 a 1955 y que había que contar un poco más. Me dediqué a contar lo que pasó en esos años: episodios invisibilizados, creencias muy sólidas, como el mito del 17 de octubre o el renunciamiento de Evita, para poner luz sobre cosas que tal vez algunos ya tenían clarísimas. Juan José Sebreli, Hugo Gambini, gente que entrevisté o muchos historiadores que han estudiado el período la tenían clarísima, pero la mayoría de la opinión pública argentina, sean peronistas o no, no tenían esa visión de las cosas, porque la fuerza del peronismo es su capacidad de formar parte de una creencia, independientemente de si sos peronista o no. Es como que el peronismo es lo intocable, ese momento de la felicidad al que siempre hay que volver y no importa si sos radical, de izquierda o peronista. Insisto, en Argentina; porque en el mundo, por ejemplo en nuestros países vecinos, no es así.

"No hubo paraíso durante los doce años del peronismo"

-¿En este libro se propuso desmentir certezas arraigadas, lugares comunes que la sociedad argentina tiene como datos irrefutables?

El objetivo fue que aceptemos que no puede haber una religión política en la Argentina. Ni el peronismo ni ninguna otra. El peronismo sucedió en Argentina y sigue teniendo resonancias en el presente si le damos característica de religión, algo que por cierto también fue buscado por Domingo Perón, porque la razón por la cual se enfrenta con la Iglesia, que había sido su socia desde el origen en 1943, es porque quiso hacer del peronismo una religión y de Eva una santa. Esto prende en la sociedad argentina, porque evidentemente es una sociedad necesitada de religión. Mi vocación no es hacer antiperonismo, mi vocación es poner rigor histórico en un período, mirar al peronismo sin miedo a que te tilden de "gorila", sin miedo a que te estigmaticen y tratar de poner racionalidad en la política para que no necesitemos como sociedad apelar a un paraíso perdido que no fue así. No hubo paraíso durante los doce años del peronismo. Tenemos que tener menos miedo de confrontar con la historia y hacer de nuestra historia algo que esté alejado de lo religioso, porque lo religioso en política es nocivo.

-Me gustaría que explique el capítulo que le dedica al 17 de octubre, en donde retoma algunas cuestiones planteadas en un muy buen trabajo escrito por Mariano Plotkin, Mañana es San Perón, referido a cómo se comenzó a construir el mito a los meses de haber ocurrido.

Tanto es así que hubo una Comisión de Homenaje al 17 de octubre que se creó en 1948 para esos festejos. Ese libro es un libro imprescindible, tremendamente importante y creo que es el primero que desde un punto de vista historiográfico empieza a cuestionar lo que creemos. También, y creo que fue antes, un capítulo de Oscar Troncoso muy interesante en un libro sobre el 17 de octubre, en donde él cuenta su experiencia ese día, porque él estaba, era colimba y lo pudo ver. Entonces relata todo ese día, contando la poca gente que hubo durante el día, porque efectivamente la cantidad de gente importante estuvo recién a la noche. Durante el día hubo, según dice, dos mil o tres mil personas. Se supone, según su cálculo, que a la noche hubo 30 mil personas. Hay otro aporte muy importante que es el de Rogelio García Lupo, que es el primero que en un libro que se llama Los últimos días de Perón se anima a sugerir, y después en entrevistas periodísticas lo dice, que Juan Domingo Perón era un oficial de inteligencia y que planificó el 17 de octubre como una operación de inteligencia para salvar -diría Perón en ese momento- la Revolución del 43. Un mes antes del 17 de octubre se había producido esa fenomenal manifestación, la Marcha por la Constitución y la Libertad, que se hizo el 19 de septiembre de 1945. El 17 es una respuesta de Perón en lo táctico a esa movilización.

-¿Lo que usted dice es que no hubo espontaneidad en el 17 de octubre?

Exactamente, no hubo espontaneidad y fue absolutamente organizada. Fue planificado con audacia por parte de Perón, buscando confundir a los enemigos. Ha hecho infinidad de maniobras de confusión, realmente es impactante lo que hizo y, por supuesto, le ha salido bien. Esto lo reconozco: si algo sale tan bien, es porque había un germen social necesitado de un líder paternal y carismático. Es una necesidad argentina: la Argentina busca a lo largo de su historia el padre, no importa si es autoritario, si te pisotea o si te domestica. Busca un líder que la proteja y al que mirar de abajo hacia arriba, eso está en la historia y Perón lo representó muy bien.

-En su análisis le asigna un rol muy importante a Cipriano Reyes, al que también le dedica un capítulo. ¿Por qué le pareció importante marcar su tarea?

Cipriano Reyes está demonizado por el peronismo y se sabe muy poco de él, porque quienes se han dedicado a la historia del sindicalismo argentino no pusieron luz sobre su figura, porque es el sindicalista que contradice a Perón. Realmente la figura de Reyes es impactante. Él era, visto desde hoy, un hombre muy valiente, tremendamente audaz, carismático y muy ingenuo en términos políticos, pero muy sencillo; un tipo de campo al que comparo con el Momo Venegas. No se lo puedo decir a él, aunque hablo de él en el epílogo, porque en algún momento se lo dije y fue como si le dijera que era el diablo, porque efectivamente Cipriano Reyes era el sindicalista que no quiso domesticarse, al que Perón le daba órdenes y él no las aceptaba. No las aceptó nunca, hasta el punto de que cayó preso después que perdió inmunidad parlamentaria y estuvo preso hasta el Golpe de la Libertadora. Hay que decir que Domingo Mercante fue gobernador de la provincia de Buenos Aires por una maniobra política de Cipriano Reyes, a pesar de que era la mano derecha de Perón y como tenía ciertas similitudes con Perón, en el sentido de que venía del Ejército y tenía muchos contactos con los sindicalistas y podía llegar a ser el que sucediera a Perón cuando terminara su mandato y por eso Perón quiso invisibilizarlo. Por una maniobra de Reyes, que ya estaba enojado por muchas diferencias que tenía con Perón, logra imponerlo como candidato a gobernador. Eso Perón no se lo perdonó ni a Mercante ni a Cipriano Reyes.

"Eva Perón no tenía ningún tipo de talento político"

-Hay una enorme distancia entre Perón y Eva y la segunda línea, los ministros que integraban los gabinetes. ¿Por qué y cómo era esa dirigencia del primer peronismo?

Están las investigaciones de Raanan Rein, que es un investigador israelí que dice que las segundas líneas han sido invisibilizadas en el ejercicio de Perón del poder y eso es lo que transformó al Gobierno de un reformismo desordenado y atractivo a un autoritarismo burocrático complicado y difícil. Hay que decir varias cosas: Eva Perón no tuvo nada que ver en el origen del peronismo, como sí Cipriano Reyes, Domingo Mercante, Ángel Borlenghi, José Figuerola o Miguel Miranda. La construcción de Eva como la segunda figura se hizo por el aparato de comunicación del peronismo en el Gobierno y con el objetivo de invisibilizar a las segundas líneas. No me cabe ninguna duda de eso. Se la construye desde el Gobierno.

-¿Por eso publica su primer discurso?

Cuento el primer discurso que dio y que lo hizo en forma titubeante. Eva Perón era una mujer sin formación, que prácticamente leía y escribía con mucha dificultad. No tenía ningún tipo de talento político. Tenía un talento histriónico innegable que, con el aparato de comunicación del Gobierno, logró tocar fibras importantes de la Argentina.

-¿Cómo es esa leyenda de Jorge Antonio?

Un día en la década del noventa le preguntan a Jorge Antonio, que era un empresario y que fue el testaferro que ha sido más leal a Perón, porque lo ayudó económicamente hasta su muerte, cuál es la verdadera ideología del peronismo. Entonces Antonio dice: "Lo que hay que mirar es la ruta del dinero. Cuando hay dinero en el Estado, el peronismo es estatista, cuando no hay dinero en el Estado, es privatizador". Como diciendo, se ejerce la corrupción comprando o vendiendo, ese era el metamensaje de Jorge Antonio.

-¿Usted piensa que Néstor Kirchner leyó y analizó esa estrategia de comunicación del primer peronismo que analiza en estos dos libros?

Me dicen que en pleno conflicto con el campo, en 2008, él escucha a un viejo dirigente peronista que le va a contar sobre el trabajo que hizo Apold y ahí potenció una vocación que ya traía de Santa Cruz, la hegemónica, y el intento de imponer una voz única en los medios que ya tiene antecedentes en su provincia.

-¿Más allá de las enormes diferencias históricas, la concepción de construir desde el Estado un conglomerado mediático y a partir de allí un relato viene de ahí?

No hubo a lo largo de la historia una expresión tan parecida al peronismo original como el kirchnerismo. Las circunstancias históricas son absolutamente distintas, sin embargo la estructura de la gestión y el intento de construir un relato que reinterprete la historia y la vocación de acallar a los medios o de ignorar a los opositores es la misma. Lo que más me enoja de los peronistas no kirchneristas es la dificultad para aceptar esto que es tan obvio y evidente.