El hincha argentino es el peor del mundo y el fútbol... también

Los dirigentes, que suspendieron el fútbol local por la muerte de un jugador, quieren ahora retomar el clásico sábado o domingo. Al fin y al cabo, es sólo un muerto

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 AP 162
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Damos vergüenza.

Estábamos llamados a ser la noticia deportiva de América que replicaría en el mundo y lo somos, pero por el escándalo. El

definitivo de octavos de final de la

Copa Libertadores

se suspendió en el entretiempo porque un hincha (en este caso de Boca pero podría haber sido de cualquiera de nuestro territorio) decidió que los jugadores rivales merecían una agresión y les arrojó gas pimienta. La

Conmebol

,

el máximo organismo sudamericano, tardó 1 hora y 15 minutos para oficializar la suspensión y los planteles

se fueron de la cancha recién dos horas posteriores a lo ocurrido

.


Los de afuera nos miran con incredulidad. El día comenzó con una madrugada trágica luego de la muerte de Emanuel Ortega, un jugador de un club de la cuarta categoría de nuestro fútbol que falleció tras varios días de agonía tras haber golpeado su cabeza con un paredón que no debía estar tan cerca del campo de juego en el que disputaba un partido. La AFA decidió suspender la fecha. No habría fútbol el fin de semana porque un colega del mejor de River o Boca, del que le pega para arriba, del que transpira, del que hace jueguito.... de todos, había muerto.


La tragedia tuvo la mala pata de ocurrir en el día de la revancha del Boca-River por la Copa y entonces pasó a segundo plano. Se había hablado de "batalla", de "guerra", de "llorones" y tantos otros calificativos para hablar de un partido de fútbol que iba a definir un clasificado a cuartos de final y un eliminado, nada más que eso.


Llegó la hora del partido tras una espera larga, larguísima. En la cancha, sólo los hinchas locales, producto de la ausencia de visitantes porque en la Argentina no pueden coincidir ambas parcialidades como consecuencia del salvajismo que produce la convivencia. Para cuidarlos, 1200 policías y nada se pudo hacer. Antes del inicio del partido una bandera anunciaba que "si nos cagan otra vez de la Boca no se ba nadie". El "va" con be larga como ataque al paso de River por el Nacional B.


Y empezó el partido. Y Boca no llegaba para marcar el gol que obligara a los penales. Y mucho menos a los dos que necesitaba para pasar directo. Y se fue el primer tiempo con un 0-0. Y estaba todo preparado para comenzar el segundo. Y los jugadores de River estaban en la manga. Y el caos.


Un hincha que a pocos metros era visto por un agente de seguridad, maniobró para romper la manga hasta hacerse un hueco por el cual tiró un químico (gas pimienta), que irritó los ojos de los jugadores de River, que a algunos los quemó y que provocó la suspensión del partido. Cuando todo estaba dado para el caos, en la tribuna el hincha cantaba la ridiculez del "Vos sos de la B".


Sobre esto, un Rodolfo D'Onofrio que entró corriendo a la cancha cuando no lo tenía permitido. Un Rodolfo Arruabarrena que quiso pegarle al presidente de River (¿y si eran los jugadores que dirige el DT de Boca los afectados?), un equipo de Boca que quería jugar sí o sí y una dirigencia de la Conmebol que dio pena, lástima, vergüenza.


Estuvieron una hora y quince minutos para oficializar la suspensión, tiempo en el que buscaron seguir jugando pese al ataque sufrido por los jugadores. Una vez ocurrido esto, ni Boca ni River querían irse de la cancha para no ser el primero en irse. Para que la decisión no sea tildada de abandono. Mientras tanto, los hinchas cantaban "que viniste a la Boca y de la Boca no te vas". Pobrecitos.


La salida de los equipos tuvo dos etapas. En la primera no se pudo porque los más de mil policías no supieron manejar la situación. De la tribuna caían todo tipo de proyectiles y entonces dieron marcha atrás con la retirada. La segunda fue la vencida pero allí no quedaría todo. Habría tiempo para una escena peor. Boca y River se retiraron dos horas y 24 minutos después de la hora indicada para el inicio del complemento. Allí sin embargo, Agustín Orión se tomó un tiempo para dar la orden a sus compañeros de levantar sus brazos y saludar a los hinchas, esos que les habían arrojado proyectiles, esos que habían suspendido el partido. Bochornoso.


La preocupación no era por lo vergonzoso de lo que acababa de ocurrir sino por cuándo se retomaría el encuentro y aquello que no podía ni siquiera pensarse, ocurrió. Se especula con la posibilidad de que el partido se complete el sábado o el domingo próximo, en pleno duelo por la muerte de Emanuel Ortega...


Nadie se acordará mañana de Emanuel Ortega, muerto por la falta de prevención. Mañana todos hablaremos de esta suspensión y, sobre todo, de quién gana la batalla, de si Boca o River en cuartos, de si el eliminado sufrió lo suficiente para el máximo regocijo del otro. Somos el peor fútbol del mundo.