Por qué los yihadistas decapitan a sus víctimas en vez de dispararles

El sanguinario mecanismo de ejecución utilizado por el ISIS está conectado al fanatismo ortodoxo de sus terroristas. La peculiar interpretación del Corán

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 Reuters 163
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El asesinato de los periodistas estadounidenses Steven Sotloff y James Foley a manos de los terroristas del Estado Islámico ha disparado la polémica en torno al presunto carácter islámico de su brutal método de ejecución. Hay sólo un punto de consenso entre los dos bandos en disputa: los yihadistas utilizan el cuchillo, el hacha o la espada por razones rituales y no para ahorrar munición.

Los expertos musulmanes o eruditos que simpatizan con el islam subrayan que el Corán no se refiere expresamente a la pena de decapitación, según un artículo del diario ABC. Afirman que ese libro sagrado establece tan solo la regla del "ojo por ojo, diente por diente", lo que abre la posibilidad de utilizar la espada sólo contra quienes la hayan utilizado previamente.

Según la corriente de ulemas (teólogos musulmanes), citados por medios occidentales, Mahoma sólo permitió expresamente la mutilación de miembros de los ladrones. Incluso la lapidación de adúlteros no sería una norma establecida por el Corán, sino una práctica islámica fundamentada en un hadiz, una tradición musulmana.

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En el otro extremo del debate, no pocos expertos en el islam ratifican la coherencia del método de ejecución por decapitación, práctica asentada en el mundo musulmán desde el siglo VII. Utilizarla en el siglo XXI cuando el resto del mundo civilizado la abandonó hace mucho tiempo es una lectura sin duda radical y fundamentalista del islam, pero ortodoxa con la doctrina.

Al optar por el método de ejecución más espeluznante e incómodo para el verdugo, los yihadistas pretenden subrayar su deseo de ser fieles a lo que entienden que pide el Corán, para llegar al paraíso con más privilegios. Varios versículos del libro sagrado apuntan, indirectamente, a la práctica de la decapitación contra los incrédulos (5:33, 8:12, 47:4).

El hecho de que Arabia Saudita, el país guardián de los lugares sagrados del islam, utilice de modo habitual la ejecución por decapitación en sus plazas públicas es una prueba fehaciente del carácter ritual y presuntamente religioso de ese método. Las ejecuciones por espada se programan en Riad los viernes, tras la principal oración de la semana en la mezquita.