Cómo fue el reencuentro entre el Papa y el médico que le salvó la vida hace 34 años

Juan Carlos Parodi contó los pormenores de la reunión que mantuvo con Francisco en el Vaticano, luego de operarlo por complicaciones en la vesícula en 1980. "Me emocioné hasta las lágrimas delante de él", dijo el especialista, quien no veía al Santo Padre desde entonces

Guardar
Reuters
Reuters

Juan Carlos Parodi es un médico argentino, nacido en 1942, que estudió en la Universidad del Salvador, la Universidad de Illinois y la Cleveland Clinic Foundation (las últimas dos ubicadas en los Estados Unidos). En la actualidad es jefe de Cirugía Vascular de la Clínica Trinidad de San Isidro y señaló con orgullo que es el médico latinoamericano con más patentes registradas en Estados Unidos.

Con el desarrollo de la técnica endovascular para operar aneurismas de aorta abdominal, obtuvo reconocimiento a nivel mundial, ya que el sistema redujo en más de 50% la mortalidad como consecuencia de este tipo de dolencias.

El especialista recibió distintos galardones y menciones a nivel nacional e internacional, entre los que se encuentran el Konex y el premio a la Mejor Invención de la Universidad de Erasmo de Rotterdam, entre otros.

El doctor Parodi es, además, quien operó al papa Francisco hace 34 años, y a quien le salvó la vida, de acuerdo con las palabras del propio Pontífice.

Según contó el cirujano, en 1980, cuando Francisco aún estaba lejos de llegar al Vaticano, recibió un llamado de un colega, el doctor José Di Iorio, quien le dijo que tenía "un humilde sacerdote muy enfermo".

El médico le relató a Parodi (en ese entonces de 37 años) que tenía un sacerdote jesuita internado en la clínica San Camilo, en la Ciudad de Buenos Aires, con una infección abdominal grave. Una vez en el lugar, el doctor Parodi revisó a Bergoglio, quien sufría de una colesistitis gangrenosa de la vesícula biliar. El especialista decidió extirparle la vesícula.

"La gangrena de vesícula es una condición inusual, pero mortal si no se trata", explicó el experto en diálogo con el diario La Nación. El cirujano rechazó la insistencia de Francisco de pagarle por la intervención y no le cobró honorarios. El entonces sacerdote le envió un libro de San Ignacio de Loyola como agradecimiento.

Luego de la intervención, médico y paciente no volvieron a verse. En abril de este año, Parodi aprovechó que viajaba a Londres para asistir a un congreso y solicitó una reunión con el Papa, quien le concedió una audiencia privada.

Sobre el encuentro de 40 minutos, el médico relató que al llegar a la residencia Santa Marta había mucha seguridad y que le llamó la atención particularmente que todas las personas con las que hablaba tenían su foto y su información.

"Al ratito llegó el Santo Padre, con una sonrisa que no me voy a olvidar jamás en la vida, me dio la bienvenida y me impactó cuando me dijo que le había salvado la vida en 1980", narró sobre la reunión con su antiguo paciente.

"¡Bienvenido el cirujano que me salvó la vida!", fueron las primeras palabras del Papa, quien además le comentó al cirujano: "Usted sigue igual a aquel que una noche me visitó en el sanatorio donde estaba internado".

"Juan Carlos, nunca me voy a olvidar de su cara porque me salvó la vida", afirmó Francisco al médico y bromeó: "Me acuerdo siempre de usted en la ducha por la cicatriz que me dejó". El Pontífice además reflexionó sobre el tipo de labor que desempeñan uno y otro: "Uno se ocupa de curar el cuerpo y el otro, el alma".

El doctor Parodi no se ahorró recomendaciones para el Santo Padre: "Le dije que tenía que hacer gimnasia y me sacó volando. Que por lo menos hiciera media hora de marcha, y me dijo que no le gusta la cinta. Finalmente, aceptó cuando le propuse que lo haga por los pasillos", relató.

Asimismo, Parodi detalló: "El Papa sabía de mí a través de su médico y seguía todo lo que hacía por el mundo. Comentó que conocía lo que había desarrollado porque Di Iorio le contaba. Cuando me dijo: 'Me alegro mucho y lo felicito', me hizo sentir muy bien".

El cirujano que operó hace 34 años a Francisco sostuvo que siente "una enorme admiración" hacia el Pontífice, ya que "predica con el ejemplo" y en este sentido destacó que, cuando vivía en Buenos Aires viajaba en transporte público y no tenía empleada doméstica.

"Irradia serenidad, sabiduría y mucho amor. Fue una experiencia única. Me emocioné hasta las lágrimas delante de él y con sólo recordarlo me emociono", afirmó sobre el Papa tras el encuentro en Santa Marta.