, en La Plata, en una tarde en la que los ojos acusadores caerían sobre él debido a que mucho se había polemizado por los arbitrajes durante la semana.
, entrenadores, dirigentes y jugadores también se acusaron de manera cruzada.
había pedido que se tenga más cuidado al momento de dirigir, el vice de Boca
le contestó diciendo que devuelva las medallas ganadas en el club y
no se quedó atrás al pedirle que se haga cargo de sus propios errores en vez de acusar a otros.
Tampoco faltaron las opiniones de jugadores, pero los hechos eran evidentes y demostraban ciertos fallos que favorecieron, en definitiva, a Boca.
Por este panorama, y por tratarse -sobre todo- de un fin de semana en el que los "xeneizes" inclusive podían ser campeones ante Gimnasia si es que se daba una serie de resultados, fue que Collado era, en su condición de árbitro, uno de los más observados.
. Con tranquilidad, pudo resolver las alternativas que se dieron en un marco caliente por demás, con miles de hinchas que lo observaban en un estadio repleto.
Collado no abusó de autoridad ni tuvo los gestos ampulosos de Lunati. No sacó tarjetas a lo loco y estuvo acertado al mostrarle la roja a
por una grosera falta sin pelota a
.
A lo largo de los 90 minutos, Collado supo diferenciarse de la triste labor de algunos de sus colegas y despejó todas las dudas en la recta final del Apertura.