La violencia en el fútbol se hizo eco en el enfrentamiento que tuvo como protagonistas anoche a Palmeiras y Cerro Porteño en un choque por la primera ronda de la copa Libertadores, donde en tierras brasileñas los nefastos hechos no se produjeron en las tribunas, sino dentro del campo de juego.
Esta vez la vergüenza la dieron los propios jugadores, en una gresca que se armó entre ambos bandos y donde volaros cobardes patadas, piñas con y sin destino, golpes por la espalda, insultos a gritos y corridas hacia todos lados.
El primer tiempo terminó 0-0, tibio en resultados pero con los ánimos caldeados. Entonces se armó un torbellino cerca de la mitad de la cancha que no tardó, claro, en expandirse.
Ambos equipos se fueron a las manos y por momentos la batahola se trasformó en una verdadera una batalla campal cuando, tras los primeros 45 minutos, Baez y Washington discutieron acaloradamente. La policía llamó refuerzos para sofocar el áspero enfrentamiento.
El árbitro boliviano René Ortube expulsó a Douglas y a Baez a causa de la pelea y se reanudó el encuentro.
El marcador del encuentro resultó favorable para los paraguayos, que vencieron como visitante 2-1 al Palmeiras, pero que de todos modos no les alcanzó para pasar a la siguiente fase.