Incoherencia

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De una persona culta, como se supone que debe serlo un analista de relaciones internacionales, cabe esperar que cuente, entre otras virtudes adquiridas, con un índice de madurez sintáctica que lo capacite para producir textos coherentes.

Cuando en el proceso de redacción de un texto -una columna de opinión, por caso- no se tiene suficiente claridad sobre el tema a desarrollar, o se procura intencionadamente oscurecerlo, cuando el discurso expositivo se mezcla indiscriminadamente con el argumentativo sobreviene, inevitablemente, la ambigüedad que impide la efectiva decodificación del texto por sus destinatarios, por ejemplo, los lectores de una columna de opinión.

Cuando esto último es un fin no querido por el redactor, habrá que atribuir el resultado a una insuficiencia en el mentado índice de madurez sintáctica, que el tiempo podrá corregir, o no. Cuando hay signos evidentes de que el efecto fue buscado, con la aviesa intención de confundir a los destinatarios del mensaje acerca de la conducta de personas públicas, es un deber de éstas salir al cruce del infundio y poner en el lugar que corresponde al relato y al relator.

Dije, efectivamente, que ?podemos esperar cuatrocientos años con paciencia? que las Malvinas nos sean devueltas, como refirmación de tenacidad en la persecución de un ideal. El analista interpreta nuestra expresión como ?bravuconada? que asocia, veladamente, a episodios de ingenuidad, estupidez, soberbia e ?incomprensión de cómo es el mundo?, acaecidos en una época anterior a algo que imagina y llama ?proceso de desaparición de las fuerzas armadas?.
Podría hacer el esfuerzo de perdonar la diatriba.

Dije, también, que en ninguna forma aceptaría que mi ingreso en las islas, que por derecho nos pertenecen, debiera estar condicionado al visado de una potencia extranjera. En esta decisión inquebrantable nada tuvo ni tiene que ver mi condición -mera contingencia- de integrante del Gobierno. Hace veintiún años, me ofrecí a luchar junto a los conscriptos que, en la Pradera del Ganso y otros parajes malvinenses, entregaron todo por la Patria. Esta ofensa es intolerable y quiero declararlo ante el mundo entero.

El analista, pontífice autoerigido, recomienda, del Gobierno, seriedad y respetabilidad. Pero, volviendo sobre sus pasos en flagrante contradicción, aventura su propia bravuconada diciendo: ?No podemos esperar cuatrocientos años? (¿deberíamos invadir las islas mañana?), para agregar, sin solución de continuidad ?[no] nos conmueve un borroso matasellos en un pasaporte?. Un matasellos que, naturalmente, diría ?Port Stanley, Falkland Islands?.

?El dilema hamletiano -ha dicho Gabriel Galdón- podría traducirse en coherencia o in-coherencia.? El analista de relaciones internacionales se ha decidido por la incoherencia.