Por Flavia Tomaello
La única pileta olímpica de Venecia, la que oculta un ex monasterio de Cusco, en la solitaria Anakena de Isla de Pascua, la más alta de Lima, la secreta palaciega del Taj Mahal, en una privada villa de la Toscana, un hamam en Marruecos, entre las palmeras de Santiago. En lo más alto de un rascacielos, rodeada de mar, a puertas cerradas, inspirada en un hammam, con aires de spa… Son incontables las posibilidades que se tejen en torno a una piscina o una playa.
Bellos chapuzones hay muchos, pero visitar algunos un tanto secretos puede ser un interesante desafío para esta temporada.
El itinerario puede comenzar de este lado del océano, en el cielo de Lima, nadar entre la neblina de la vaguada costera de la capital de Perú es la invitación de la pileta del Miraflores Park. La mañana despierta temprano con un amanecer aletargado donde las luces aparecen apenitas en el horizonte. El espacio es reducido, silencioso, con vista al océano Pacífico cubierto por nubes a la altura de los ojos.
La sensación real es la de zambullirse entre ellas y que nada más existe. Cuando el sol comienza a hacer su tarea, poco a poco el papel de calcar del mundo desaparece y las vistas surgen allí, al alcance de los ojos desde el mismo borde de la piscina, como si alguien hubiera cambiado la escenografía. Ahí mismo se encuentra el bar, puerta de vidrio de por medio, con mesas disponibles para el café y la firma de un contrato.
En la ciudad del carnaval espera el Hotel Copacabana. Un estilo de vida cosmopolita se combina con el glamour del viejo mundo. Un bar icónico, un restaurante con estrellas Michelin y un spa botánico esperan a ser descubiertos dentro de sus paredes de estilo art decó. Algo de la belleza de Río de Janeiro se cuela puertas adentro. Nadar y negociar en una de las piscinas más grandes y atractivas de la ciudad es imperdible. Las perspectivas proponen éxitos del tamaño de la piscina.
En uno de los tradicionales sitios del Caribe florece el Maroma Resort & Spa. La Riviera Maya explota con sus ganas de mar y sol. Situado entre la jungla verde junto a una playa de arena blanca, es uno de los mejores hoteles de lujo de México. Aquí es posible comenzar el día con yoga y terminar con una sesión en una sauna de temazcal tradicional. Pasar días en rondas de negocios pautadas en los restaurantes junto a la piscina rodeada por jardines llenos de flores donde se posan los loros y las mariposas. Naturaleza para conectarse desde otro lugar al mundo corporativo.
Popular entre la escuela de artistas Plein Air, la antigua gloria de 1920 de Belmond El Encanto ha sido cuidadosamente restaurada para convertirse en uno de los centros turísticos más famosos de la costa oeste de Estados Unidos. El proceso de restauración ayudó a resaltar los estilos originales de artesanos hispano-coloniales y californianos, con adiciones modernas que incluyen una piscina al aire libre al nivel del suelo. Aquí, cada sentido se intensifica. Contemplar el Pacífico mientras se toma es el lugar perfecto para relajarse y aclimatarse al estilo de vida relajado de El Encanto.
Tan lejos, tan cerca
Maharana Jagat Singh II de Udaipu construyó su propio palacio de recreo en el lago Pichola en 1746 y lo llamó Jag Niwas. Hoy se trata del Taj Lake Palace de Udaipur. Este espectacular palacio se hizo mundialmente conocido cuando se filmó la película de James Bond Octopussy. En una isla en medio de un lago, su piscina invita a colarse en las páginas de un cuento de hadas. Con salida directa al mar, el que parece ser continuación de la pileta, zambullirse en sus aguas es hacerlo en el medio de la tradición hindú. Un sitio para aplicar las técnicas del mindfullness y asegurarse el estar presente en el aquí y el ahora de un recreo de las mil y una noches.
En una elegante torre, en el piso 53, un ojo releva el centro financiero y comercial de Shanghái. Una opulencia contemporánea introduce en un paraíso cosmopolita con estilo. El Ritz-Carlton Shanghai Pudong crea una piscina con recorrido semicircular que balconea a la ciudad. Parece desbordar en una catarata hacia los rascacielos de los alrededores. Es una experiencia para sentirse único y ensamblado con un universo a los pies, mientras la quietud oriental recurre a su sabiduría para crear armonía entre el soberano lujo y la conciencia espiritual.
Durante más de 140 años, los viajeros han seguido el río Chao Phraya para alojarse en el legendario Mandarin Oriental de Bangkok. Un lujoso hotel sitio que disfruta de una reputación de estilo, servicio y excelencia. Un remanso de paz a orillas del río, atemporal pero contemporáneo, clásico pero vanguardista, combinación única de lujo y confort que convierte en la mejor opción de la ciudad. Su pileta se sitúa en un espacio que data de 1876 y es un símbolo de la ciudad. Allí la serenidad se presenta sobre los bancos el propio río, en el recientemente nombrado único Forbes Five Star Spa en Tailandia. The Oriental Spa se encuentra en una casa centenaria de teca restaurada y ofrece una serie de salas privadas de tratamiento y suites especiales.
Diseñado de la mano del famoso Antonio Citterio, un impresionante complejo con vistas al mar Egeo en Bodrum, con dos playas privadas e instalaciones de ocio excelentes, invitan a recostarse, relajarse y saborear el momento. Con una ubicación idílica en Paradise Bay, ofrece zambullidas con una mezcla seductora de estilo, serenidad y comodidad de cinco estrellas.
A mediados del siglo XIX, se estableció una casa de descanso para gente de mar extranjera a orillas del río Maenam, ahora conocido como Chao Phraya. Se convertiría en el primer hotel de lujo en el reino de Siam.
John le Carré escribió allí alguna de sus obras, Joseph Conrad lo visitaba con frecuencia. Vaslav Nijinsky bailaba en el salón,.Graham Greene tiene una suite en su honor. El Príncipe de Gales, la reina de Suecia, Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor y Marlon Brando son algunas de las personas que han llamado a Mandarin Oriental Bangkok su "hogar lejos de casa".
Cómo no sumergirse en la calma de una piscina legendaria rodeada de cabañas para sensuales relax entre chapoteos que llevan consigo la sabiduría armónica acumulada desde 1876.
Con las montañas nevadas del Atlas en el fondo, las murallas medievales para protección y exuberantes jardines, la Momounia está impregnada de cultura, tradiciones y aromas. La mirada primero, irresistiblemente atraída por el juego de la luz entre el interior y el exterior. La mano acaricia las líneas azules, verdes y naranjas, entrelazadas en arabescos, que acarician tejidos con textura y terciopelo, sienten el calor de la madera. La presencia discreta y tintineante de agua de las fuentes sagrada símbolo de la vida. El aroma a jazmín de azahar a través del cedro poderoso se instala como si el tiempo se detuviera para congelarse en absoluta serenidad. La calma solitaria de la piscina de Marrakesh es una joya arquitectónica con ventanas, arcadas, pequeñas alcobas escondidas que se alternan con la magnificencia del lugar. De otro mundo.
Al uso nostro
Fiesole, fundada en el siglo IX-VIII AC se encuentra a pasos de Florencia, en una montaña desde la que se tiene una panorámica de la ciudad. Muros etruscos, termas, un teatro e iglesia romanos… En el siglo XIV, Boccaccio, escribió allí El Decamerón. En medio de un jardín de arte y bosque, Villa San Michele se acuesta en terrazas sobre una ladera contemplativa hacia el río Arno. Situada en las colinas de la Toscana, es una obra de arte en sí misma, con frescos, esculturas antiguas y una fachada atribuida a Miguel Ángel. Allí mismo, inmersa en un mar verde, se esconde la piscina a la que los árboles ofrecen sombra, los pájaros cantan en profusión y el suave aroma de la flor de limón llena el aire. Romántico queda chico como calificativo.
Con vista a San Marco, el Campanille y el Gran Canal, en uno de los sitios más románticos del planeta, un reducto poco conocido espera. El Belmond Hotel Cipriani, en la exclusiva isla de Giudecca, se creó pensando para convertirse en un refugio para los más celebres visitantes lejos del fragor de la Piazza. A poco tiempo de inaugurar, su inquieto creador, Giuseppe Cipriani, el mismo dueño del mítico Harry's Bar, se empecinó en instalar una piscina. Tres de sus inversoras, las hermanas Guinness: Boyd of Merton, Honor Svedar y Brigid Guinness, fueron convocadas para analizar la idea. Fueron terminantes: no habrá una piscina olímpica. El entredicho provenía de una diferencia de medidas entre los cálculos del hotelero (en metros) y ellas (en pies). Más allá de la anécdota, el entorno es irrepetible. Rodeada de un jardín misterioso, donde el rumor cadente del agua del canal golpea en sus costas y las vistas son de postal.
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