En venta por 335 millones de dólares: cómo es el “Palais Bulles”, la mansión de Pierre Cardin en Cannes

Al comprar esta casa icono en 1991, el diseñador eclipsó a Antti Lovag, el arquitecto que la diseño, y a Pierre Bernard, su primer dueño

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El Palais Bulles de Pierre Cardin, o también llamado “Bubble Palace" desde la vista aérea ( ©PhotoRemyFAY)
El Palais Bulles de Pierre Cardin, o también llamado “Bubble Palace" desde la vista aérea ( ©PhotoRemyFAY)

Que algo asombre en la Costa Azul es milagroso. Los autos tan modernos que son irreconocibles, la cantidad de oro y piedras preciosas por metro cuadrado de caminantes por la Riviera, los jardines más exóticos enclavados fuera de la costa, pendientes de la colina. Lenguas de todo el mundo se escuchan en los festivales que se dan en el Grand Palais (algunos muy medidos, aún en pandemia).

Cannes es la sorpresa y lo inverosímil. El lujo entendido como exageración armónica. Una ciudad que late 24 horas, que marca sus tiempos con ruedas suizas de las más sofisticadas.

En medio de ese cúmulo de rarezas, nos sumergimos en un mundo de burbujas, círculos y esferas de la más selecta sociedad sociedad. En una arquitectura que caricia las formas se encuentra Palais Bulles de Pierre Cardin, o “Bubble Palace”, es una versión tangible y monumental de lo global.

La mansión del fallecido modisto Pierre Cardin tiene 8.500 metros cuadrados (Foto: jphesse)
La mansión del fallecido modisto Pierre Cardin tiene 8.500 metros cuadrados (Foto: jphesse)

Diseñada por el vanguardista arquitecto húngaro Antti Lovag y construida entre 1975 y 1989, la propiedad de 8.500 metros cuadrados de Cardin expresa una síntesis perfecta de la vida en la Cote d´Azur. Una silueta curvilínea que se deshace en redondas blondas tendida en la costa mediterránea.

El exterior de las 28 habitaciones redondas es de hormigón de color ladrillo con tintes rosado, cuasi marroquí, lleno de huecos tentadores para fisgones. Sus tragaluces circulares se distribuyen con una escenografía lunar al alcance de la mano.

Tanto arrobamiento de salientes y ponientes dan vida a una forma única, llamativa, el esqueleto de la villa inspirada en una cueva está hecho de varillas y malla ligera. Es que el arquitecto húngaro veía a las líneas recta como “una agresión contra la naturaleza”. Para él Palais Bulles es un recordatorio de que la vida es cíclica, el mundo es redondo y las cosas buenas no siempre vienen en cuadrados. Allí, enclavada en Théoule-sur-Mer, consideraba que el ser humano se estaba encerrando en edificios llenos de ángulos, en cubos sin vida. De hecho, Lovag fue el creador de ese concepto de casas burbuja y siempre defendió una arquitectura orgánica, más a semejanza con las propias curvas de la madre naturaleza.

La mansión tiene 10 habitaciones en suite con camas redondas como si fuesen almohadones de botones (Foto: ©PhotoLouis-PhilippeBREYDEL07)
La mansión tiene 10 habitaciones en suite con camas redondas como si fuesen almohadones de botones (Foto: ©PhotoLouis-PhilippeBREYDEL07)

Se definió, con una sutil ironía, como un “habitólogo”, como un hacedor de bricolaje de cincel y ladrillo. En sus sueños, todo debía ser redondo, suave y blando, ayudando a que los cuerpos, las ideas y los sentimientos fluyeran libremente.

Brillos y Ladrillos

Palais Bulles está ubicado justo frente a la bahía de Cannes, y es una carcasa de hormigón sobre una estructura metálica autoportante. El interiorismo sí lo firma Pierre Cardin. Él fue el responsable de diseñar algunos muebles y de reunir un pequeño museo de iconos de los años 70. Las ventanas y puertas son grandes ojos de buey. Las cascadas se derraman en piscinas azules. El interior continúa el olvido por la arquitectura geométrica tradicional, equipando sus suites de 10 dormitorios con camas redondas como almohadones de botones rechonchos, estanterías curvas y arte siempre inspirado en esferas de artistas contemporáneos.

En la bahía de Cannes y en la cordillera Massif de l’Esterel, Palais Bulles se encuentra entre el mar y el cielo, una especie de balance entre los que pretende captar las ondas del Mediterráneo y las volutas de las nubes que escasean en una de las costas más brillantes de Francia. La propiedad privada puede estar en un punto de intersección de la magnificencia de los fenómenos naturales, pero sus curvas sin techo y corredores en forma de cueva, antes invisibles en la arquitectura de casas privadas, son más que nada cósmicos.

El exterior de las 28 habitaciones redondas es de hormigón de color ladrillo con tintes rosado (Foto: ©PhotoLouis-PhilippeBREYDEL12 )
El exterior de las 28 habitaciones redondas es de hormigón de color ladrillo con tintes rosado (Foto: ©PhotoLouis-PhilippeBREYDEL12 )

Las esferas, los círculos y las circunferencias se conjugan, entremezclan, superponen, conversan en un diálogo de órbita de las que penden las personas que transitan como en una Enterprise subyugante.

El antiguo empleador de Cardin, Christian Dior, mostró su colección Resort allí en 2016, en una pista de giros y curvas con modelos vislumbrados a través de los ojos de buey. MTV eligió el monumento para celebrar el 40 aniversario de James Bond, y las paredes inclinadas de terracota han servido de telón de fondo para más de una fiesta posterior al Festival de Cine de Cannes. Hasta que se venda se puede alquilar por día. ¿Cómo no iba a gustarle a Cardin el Palais Bulles, si él mismo se hizo conocido en los años 50 y 60 por sus diseños inspirados en la era espacial? “Es mi rincón del paraíso”, dijo Cardin hace años sobre su mansión.

“Aferrado al rocoso Estérel, este palacio con sus formas celulares, ha reflejado durante mucho tiempo las manifestaciones externas de la imagen de mis creaciones¨, definió Cardin.

De fondo, el Mar Mediterráneo (Foto: ©PhotoCloeHARENT7)
De fondo, el Mar Mediterráneo (Foto: ©PhotoCloeHARENT7)

Mágica, orgánica, viva... son sólo algunas de las palabras que se utilizan para describir su singularidad. Los tonos ocres untuosos y las formas redondas imitan la calidad orgánica de la naturaleza y lo femenino dentro de los interiores domésticos, devolviendo la dimensión humana y priorizando la experiencia física y mental como estilo arquitectónico. Aquí radica la clave para comprender la arquitectura de Lovag, mirando más allá de su aparente grandeza y hacia el núcleo de la experiencia radical que ofrece.

“Ya sea por razones económicas o por falta de soluciones técnicas, el ser humano se ha confinado a cubos llenos de callejones sin salida y ángulos que impiden nuestro movimiento y rompen nuestra armonía” explicó el arquitecto al periodista Alex Marashian en una de sus raras entrevistas. La suya es una arquitectura antagónica en su deseo de liberar el ojo y el cuerpo del dictado de la rectitud del modernismo. Sin pretensiones, Palais Bulles encanta con un aprecio por el mundo natural que es contagioso, único y en marcado contraste.

No he conocido nada más que la felicidad aquí, incluyendo veladas mágicas y fiestas inolvidables. He recibido a muchas celebridades”, declaró hace unos años Cardin al periódico francés Le Figaro. El Palais Bulles, al parecer, es un lugar donde lo inesperado siempre es una posibilidad. Como en Cannes.

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