Coti: "Siempre busqué no depender de un psicólogo, de una medicina, de una rutina"

El reconocido artista habló sobre su filosofía de vida, del analfabetismo emocional que rodea a la sociedad, y de sus comienzos en la música

Compartir
Compartir articulo

Ya lleva más de 20 años en la música y nueve discos solistas. Es productor, arreglador y multiinstrumentista. Y se ha destacado en su carrera no sólo por sus éxitos radiales, sino por los hits que compuso para otros artistas como Julieta Venegas, Natalia Oreiro, Diego Torres, Andrés Calamaro y Mercedes Sosa, entre tantos otros. Todo eso es Coti Sorokin.

"Empecé a escribir desde chiquito como una manera de desahogar, como una manera de comunicarme con el mundo, de usar de catarsis. Creo que cualquier expresión artística es un poco eso -le contó el artista rosarino a Teleshow-. Y creo en lo que dice (el periodista Ismael) Cala sobre el analfabetismo emocional: no entiendo cómo en los colegios, así como se da biología, geografía, matemáticas, no haya una materia que empiece en primer grado y termine en quinto año y se llame educación emocional".

"A nosotros nadie nos enseñó eso y muchas veces lo vamos aprendiendo a los golpes. También hay muchas víctimas de todo eso, mucha gente que ha sufrido mucho sin saber por qué o adónde la podían ayudar, sin saber a quién recurrir, sin tener acceso a un psicólogo o a un psiquiatra. Es algo que todavía no entiendo", sostiene Coti, quien el 4 de mayo se presentará en el Teatro Vorterix.

—¿Fuiste al psicólogo muchas veces o simplemente alcanzó con escribir canciones?

—Siempre intenté no necesitar. Eso siempre me lo plantee en la vida.

—¿No necesitar del otro?

—De nada. Obviamente que lo necesito pero siempre intenté no tener dependencia, ya sea de un psicólogo, de una medicina, sea de una rutina.

—¿Qué pasa en el amor?

—Eso te iba a decir. Hay algo que sí o sí necesito que es estar rodeado de mi familia, que amo y que es parte de mi ser, es parte mía, de mis raíces, de mis padres, mis hermanos, de mis sobrinos, y de mi propio ser, de mi propia sangre: mis hijos, mi mujer, mis amigos. Evidentemente intento que eso sea lo único que necesito, y a todo lo demás intento acostumbrarme a prescindir, o por lo menos no generarme una adicción.

—¿Es como una filosofía de vida?

—Sí porque no me gusta depender de actitudes o de hábitos. Ojo que hay buenos y malos. Pero sí intento no tener esa necesidad de que, para vivir, necesito comprarme tal cosa o tener cable o Internet. No necesitarlo. Poder vivir sin eso. El medio en el que vivimos intenta decirnos que eso es la felicidad: tener esto, tener aquello. Saber discernir y sentirme un poco libre y no estar un poco como borreguito para ser feliz.

—¿Creés que la sociedad actual vive un poco de eso?

—Sí. Absolutamente. Totalmente. Además hay como una instantaneidad en la vida, en las comunicaciones, que pareciera que nos trae felicidad esto de la hipercomunicación que a su vez es tan superficial, que rascas un poquito y ya te caes.

—El estímulo constante…

—El estímulo constante y la hipercomunicación: pareciera que eso se necesita para vivir y en realidad es algo relativo. Puede ser muy divertido, puede ser algo interesante, puede servir para trabajar, para comunicar lo que uno hace ahora. lo que estamos haciendo y es interesante. Ahora eso no es real. La comunicación real es otra cosa, la que uno tiene con sus verdaderos amigos, con sus verdaderos afectos, con su tierra, con sus raíces, con su sangre, con uno mismo. Esa es la comunicación real. No las redes. Las redes están buenísimas porque es divertido, conoces gente, conoces otro mundo pero de una manera muy superficial.

—¿Qué piensan tus padres cuando ven todo lo que lograste a lo largo de estos años?

—No lo sé, pero supongo que se emocionan. Evidentemente sienten orgullo, creo yo, estoy seguro. No me lo dicen tanto porque no tan demostrativos por ser de otra generación, además, son muy cuidadosos con mis otros hermanos.

—¿Cuántos son?

—Somos cuatro. Entiendo también que ellos tienen una cosa de paridad y de no generar también otras cosas, como eso de tener un preferido. Con ninguno de mis hermanos hicieron eso y entonces lo viven con naturalidad también. También mi hermano es músico, mis hermanas también han hecho un montón de logros. Con lo cual ellos están orgullosos. Y te digo más, están más orgullosos de mí y de mis hermanos porque nos dedicamos a nuestros hijos, a nuestra familia, por todo eso que hemos creado, más que por los logros profesionales.

Entrevista completa: