Desde pequeña, la magia del espectáculo y sus luces la cautivaron perdidamente. Los viajes de su infancia junto a su familia a Nueva York terminaron por convencerla y enamorarla de ese estilo de vida. Así, Manuela Perín confirmó que su lugar en el mundo era sobre un escenario. Con la pasión más viva que nunca, ahora atraviesa uno de los mejores años de su carrera: por primera vez se convirtió en una de las participantes del Cantando 2024 (América), brilló como parte del elenco de School of Rock en calle Corrientes y se prepara para lanzar su primer trabajo discográfico.
Lejos del mundo de las noticias y del periodismo que acostumbra vivir su madre, Carolina Perín, una de las periodistas más reconocidas en su rubro, la joven decidió dedicar su vida al ambiente artístico. Aun así, en una charla con Teleshow, confiesa que la comunicadora fue quien le enseñó la pasión por los shows, la música, el arte y hasta la apoyó para desarrollar su carrera. Desde su presentación en el Cantando, la artista pisó fuerte en el reality como compañera de Alfa de Gran Hermano. Es que Perín no es nueva en el formato de Cantando, ya que su primer contacto con el programa se dio en el 2020, cuando fue convocada como coach durante la pandemia. En ese momento se lució instruyendo a Ángela Leiva y a Brian Lanzelotta, quienes alcanzaron la final del certamen. Luego de esa experiencia, continuó trabajando como jurado en el programa Canta conmigo ahora (El Trece), lo que la mantuvo conectada con el formato de concurso musical. Sin embargo, este año decidió cambiar de rol y probar algo diferente: audicionar como partenaire.
- ¿Te sentís más cómoda en el Cantando o en el teatro?
- Para estar en el Cantando tenés que estar muy preparado, porque da mucho nervio el programa y te genera adrenalina. Los tiempos de preparación son distintos. Cuando uno hace una obra de teatro o presenta música mínimo tenés un mes de preparación. En cambio acá a veces tenés tres días para prepararte. Y después hay algo también de las críticas que puede llegar a tener el jurado. Uno tiene que estar preparado mentalmente. A mí me gusta pensar que el programa tiene su formato, algo belicoso. Pero sé que es un juego. Si Flavio (Mendoza) te da una devolución y genera conflicto, no es que Flavio te odia.
- ¿Cómo viviste la experiencia?
- A diferencia de otros años, el jurado está a full. Están criticando todo, las puestas, el coach, la pantalla, el partenaire, el famoso. Otros años iban un poco más al hueso con el famoso. Este año se está generando que también los partenaire tienen otro tipo de exposición, hay que saber aprovecharla.
- ¿Qué pensaste cuando Alfa te tocó de compañero?
- Con Alfa todo fue muy lindo. Es un compañero generoso. Es una persona que sabe mucho de música también. Cuando me asignaron a Alfa dije: ‘Wow, está buenísimo porque es un re personaje’.
- ¿Tu mamá te acompañó a uno de los programas?
- Me insistió para ir. Me decía: ‘Yo te acompaño’. Le digo: ‘Pero má, ¿estás segura?’. Así que me convenció. Y claro, después en el estudio la gente la veía y le decía con admiración: ‘Pero, ¿vos sos quién sos?’. Somos de mundos parecidos, pero claro, ella no es actriz. Pero te puedo decir que podría serlo tranquilamente porque es muy histriónica.. Mamá es todo, es buena conductora, periodista, investigadora. Yo la admiro un montón y siempre me apoyó.
- ¿Cuál era tu objetivo en el Cantando?
- Para mí el Cantando era un lindo trampolín para poder mostrarme en el programa y a su vez difundir mi música. Por más que me dedico mayoritariamente al teatro musical. La idea era potenciar lo que hacemos los artistas que estamos creciendo o no tenemos todavía esa popularidad que te da la televisión. Más en esta nueva etapa de cantautora en la que voy a sacar mi primer tema como solista. Una de las canciones es con (Agustín) Rada, un compañero hermoso con el que compartí School of Rock este año.
- ¿Cómo se dio esa relación con Agustín Rada?
- Él es una persona tan humilde y tan talentosa. Cuando empezábamos a ensayar School yo formaba parte del ensamble y era reemplazo de Sofi Pachano. Y naturalmente se fue dando un vínculo muy lindo. Él tiene mucho humor y yo también, entonces se armó una amistad muy rápido. De hecho él me decía ‘che, yo siento que te conozco de otra vida’. Y le mostré mis canciones y le digo, ‘mirá, en esta me dan ganas de que aportes algo’. Y la verdad es que aportó desde lo actoral, fue muy gracioso.
- ¿En qué te inspiraste? ¿Qué querés transmitir?
- Con Rada hicimos el primer single, se llama Super Planeta. Plantea la forma de los vínculos. Hoy existe este concepto de relaciones abiertas, una idea inclusiva. Siento que las relaciones más tradicionales quedaron sin voz. Así que me pregunto: “¿Qué le pasa a una chica cuando un chico la ghostea y no la para de ilusionar?”. Va a ser un EP de 5 temas con pop, rock nacional. Hay mucho de Cerati, de Los Beatles. La música de antes tiene otra calidad, la idea es volver a eso, a escuchar letras, historias y situaciones.
- ¿Quién te mostró el mundo del espectáculo por primera vez?
- Fue mamá, ella me llevó siempre al exterior para ver obras de teatro. Me acuerdo que tenía, cuatro o cinco años y me llevó a ver un musical en Nueva York. Y después ya desde chiquita empecé a cantar y tocaba instrumentos. Salía del colegio y me iba a la escuelita de teatro musical. Así terminé el colegio y me anoté en la escuela de Julio Bocca. Me acuerdo a los diez años de ir a ver una obra de Pepe Cibrián y decir: ‘Dios mío, este hombre, quiero trabajar con él’. Y después llevarme el programa de la obra al colegio, tenerlo con las carpetas. Creo que tuve suerte, siempre hay una cuota, pero me encargué de ir a las audiciones y estudiar.
- ¿Cómo reaccionó cuando te quisiste dedicar al arte?
- Me decía: “¿Estás segura? ¿Por qué no estudias algo en paralelo?” Y bueno, yo estudié, soy profesora de inglés. Es una herramienta que me suma, sobre todo para cantar y actuar. Pero después, cuando la cosa se empezó a dar, cuando hice Drácula, que fue mi primera obra, medio como que no le dejé opción. Le dije: “Bueno, ma, me voy de gira con Drácula. Chau”. Igual la entiendo, no es fácil, y sobre todo en teatro. Antes las temporadas duraban un año. Hoy los musicales duran dos o tres meses. Igual tengo “mi kiosco feliz”, que es la docencia. Y mi estudio de canto.