El último de los desdichadosEn nuestra mente esperan las llaves del reino y del infierno, y no importan los conocimientos académicos ni el nivel social y/o económico que tengamos. Lo único que cuenta es cuán dispuestos estamos a hacer de nosotros, algo mejorConstruyéndonos Los seres humanos nacemos sin poder manejarnos y desenvolvernos por nosotros mismos. Nuestro cerebro tiene muy poca información predeterminada y a su vez una enorme capacidad de aprendizaje. Realizamos el cableado a través de los años y a través de las experiencias que vamos teniendoEternos GladiadoresLa vida no transcurre como nosotros la diseñamos. La cantidad de obstáculos que se presentan en el camino hacen que muchos desistan de sus sueños y otros que sigan adelanteSeis minutos y medioLos pedidos de justicia y de igualdad de derechos que hoy se reclaman en todo el territorio norteamericano, no alcanzarán para erradicar la necesidad de poder en el ser humanoEl amor duraderoEl circuito del apego se va construyendo cuandocomenzamos a conocemos realmente con la otra persona, cuando comenzamos a confiar, asentirnos seguros, y a tener una sensación de unión con el otroEl amor románticoLas áreas del cerebro con las que nos enamoramos, no son las misma que con las que amamos ni con las que tenemos placer o sexoEl desafío de cambiar nuestras prioridadesLos vaivenes anímicos forman parte de la vida de cada uno de nosotros, pero tienen que ser leves y temporarios para que no nos causen problemasLas fases del estrésNo hay un método universal para administrar el estrés. Todos somos diferentes y necesitamos cosas distintas para relajarnos y sentirnos bien. Tenemos que poder identificar qué cosas necesitamos para bajar los niveles de tensión con la que vivimosCómo reparar nuestros erroresNo nos resulta fácil ser autocompasivos porque creemos que la autocompasión nos convertirá en personas más complacientes y permisivas ante nuestros errores y de esa forma, perderemos la ventaja competitiva frente a otras personasEl peso de los absolutosLas palabras todo y nada, siempre y nunca, inevitablemente generan fuertes emociones extremas que condicionan nuestras decisiones y entorpecen el razonamientoLa ruta de la felicidadEn una encuesta reciente que se le realizó a la generación del milenio, se les preguntó cuáles eran las metas más importantes en sus vidas y más del 80% dijo que una meta para ellos era hacerse ricos y otro 50% de esos mismos adultos jóvenes contestaron que otra meta importante era ser famososLa ruta del placerCuando estamos frente a algo que nos gusta, llámese una comida o una tienda de celulares se activa en nuestro cerebro una sustancia llamada dopamina, un poderoso neurotransmisor que desencadena una sensación de placer o euforiaEl desafío de hacer lo correctoLa manera en la que interpretamos las situaciones que vivimos, nos coloca en una posición que condiciona y determina la forma en la que actuamosLa felicidad es una cuestion de perspectivaLa pandemia que estamos atravesando nos enfrenta a una nueva oportunidad de poner las cosas importantes de nuestra vida por encima de lo pasajero, lo superfluo o lo trivialEl miedo y el coronavirusHoy el mundo está viviendo una nueva pandemia con el coronavirus que nos tiene a todos de una manera u otra, atemorizados. Y la pregunta que podemos hacernos es: ¿Está bien tener miedo?OPINIÓN: El medicamento para el bienestarDesde que nacemos hasta que llegamos a la vida adulta necesitamos del cuidado de los otros. No llegamos por nosotros mismos al lugar en donde nos encontramos, hemos sido acompañados y ayudados por los demás y volveremos a necesitar del cuidado de los otros cuando seamos ancianosOPINIÓN: Cuando las emociones necesitan un jineteNo se trata de imponer la razón, sino de utilizarla para cambiar nuestras emociones y las conductas que de ellas se derivan. Con frecuencia, la equivocación que cometemos es no oponer resistencia a lo que nos sucede y de esa manera recibimos el sentimiento de malestar sin ninguna trabaOPINIÓN: El ticket al paraíso y la gran estafaAlgunos especialistas sostienen que la puerta de entrada a las adicciones son la curiosidad, la debilidad o la presión social. A esas tres causas yo le agrego el malestar emocionalOPINIÓN: El espejo equivocadoComo seres gregarios que somos, tendemos a juntarnos y arrimarnos a aquellos que tienen algo en común con nosotros, algo que nos hace sentir que formamos parte del mismo equipo o que estamos en la misma sintonía¿Qué nos lleva a vivir en “modo alerta”?Cinco compañeros indeseablesHay conductas humanas y formas de manejarnos en la vida que presentan un mismo denominador común: “el mismo sentimiento de superioridad”: son la omnipotencia, la soberbia, el orgullo, la vanidad y el narcisismoNuestro clima emocionalLa única manera de mantener la ruta que nos lleve al objetivo que deseamos es tener el controlOPINIÓN: Sepa cuanto mideEn nuestra mente podemos crear cualquier escenario y construir un abanico de posibilidades que abarque desde el más estrepitoso de los éxitos hasta el más rotundo de los fracasosLa trampa del “casi” El sentir que hemos finalizado algo simplemente porque estamos llegando al final, no lo transforma en realidadOPINIÓN: Cuidado con la avalanchaLa adaptabilidad que tenemos en algunas situaciones puede resultar peligrosa para nuestra salud mentalOPINIÓN: El peligro del optimismoEl optimismo ilusorio tiene su base en el pensamiento positivo. Tú piensas bien y te saldrá bien, si tú quieres, puedesOPINIÓN: No apriete el acelerador si le funciona mal el frenoEl impacto de la tecnología en nuestras vidas modifica no solo el ambiente en el que nos desarrollamos, sino también la educación y cultura de nuestros hijos y por ende sus conductasOPINIÓN: Cómo hacer el balance de fin de añoDesear tener un buen año es necesario, pero no suficiente. Para lograr lo que queremos, hay que realizar acciones dirigidas a obtener los resultados que buscamosOPINIÓN: Buscando el bienestar La facultad de elegir cuáles son los pensamientos que vamos a retener o expulsar de nuestra mente está en nosotrosOPINIÓN: Procrastinación, la ilusión de ser amos del tiempoLa procrastinación es considerada uno de los peores enemigos de la productividad y la organización. Se la conoce como el “habito de posponer” o el “arte de postergar”