Selfies y fotos a la Casa Rosada, banderas argentinas puestas como capas, mucha ansiedad y las más diversas teorías sobre el funcionamiento de los aviones caza F-16: así se vivió la calurosa mañana de este sábado en Plaza Mayo, a la espera del histórico vuelo rasante de las seis aeronaves de combate, que también pasaron raudamente por el Obelisco y la Costanera, y aterrizaron en Río Cuarto, Córdoba, para su presentación oficial.
El sol pegaba de frente a las decenas de personas que se acercaron a la Plaza, entre el Cabildo y la Casa de Gobierno. Todos mirando al cielo, expectantes. Los que escapaban a los inclementes rayos solares se refugiaron a la sombra de las frondosas copas de árboles, calibrando sus teléfonos celulares hacia el cielo celeste, mientras otros se ubicaban cerca de la Pirámide de Mayo. Y no faltaron los intrépidos, como aquel hombre que divisó el espectáculo desde un techo de uno de los edificios linderos ante el asombro de los presentes. “Miralo a ese hijo de p..., que lugar pegó”, exclamó un hombre al verlo.
Uno de los jóvenes presentes fue Mateo, de 16 años, que llegó desde Olivos para presenciar el cruce de los aviones comprados a Dinamarca. “Muy pocas veces vamos a volver a ver algo así, esto nos permite crecer en lo militar, ya que las Fuerzas Armadas están muy dejadas”, dice este adolescente quien, el año próximo, empezará a estudiar en la Universidad de la Defensa Nacional. Y ratificó su apoyo al Gobierno: “Estoy muy orgulloso del ministro saliente (Luis Petri) y que el próximo sea un militar (teniente general Carlos Presti). Necesitamos gente con conocimiento del tema“.
Las fuerzas (aéreas) del cielo
La ansiedad se palpaba. Había cierto silencio, especulación y planificación para poder ver, más de una vez, el vuelo de los F-16 sobre el firmamento. Solo los parloteos, graznidos y trinos de las cotorras -que pasaban de árbol a árbol- junto a los ruidos de los motores y bocinazos de los colectivos, marcaron el sonido ambiente de la mañana. Y confundían a quienes aguardaban el paso de las aeronaves.
Un hombre con short de la Selección le explicaba el itinerario capitalino de los F-16 a su madre. Mientras, otros dos treintañeros teorizaban sobre el supuesto estruendo que podría realizar la histórica pasada rasante, incluyendo la Casa Rosada, el Aeropuerto Jorge Newbery y la avenida Nueve de Julio. Y hasta un perro bulldog francés, vestido con la 10 de Messi, no se perdió la ceremonia.
“A mí me sirve una Argentina fuerte. Con esto, los números te dan para tener una superioridad aérea", dice al pasar un hombre con gorra y portador de una remera de ET, El Extraterrestre, de los más efusivos de la jornada matinal, frente a la Pirámide de Mayo.
Para las 7:55 estaba previsto el ingreso de las aeronaves a la Ciudad de Buenos Aires, desde el noroeste, sobre el Río de la Plata, procedentes del Área Material Río Cuarto. Todas las pantallas apuntaban hacia la bóveda celeste sobre la Casa Rosada. La llegada, se demoraba.
Las campanas dieron las 8 de la mañana y el clima expectante reinaba en el lugar. Como si fuese una película de suspenso, los grupos diseminados en la plaza estaban quietos, estáticos, mirando hacia un firmamento ardiente, donde no había lentes que aguantasen.
Cinco minutos después se oyó un estruendo y, para sorpresa de todos, la formación en cuña de la escuadrilla pasó de norte a sur, a la altura del Cabildo, de espalda a los presentes. Ante la sorpresa, hubo incipientes aplausos por el comienzo del espectáculo aéreo.
Luego, llegó el momento esperado: las aeronaves arrastraban el atronador sonido de los F-16 Fighting Falcon, los ojos de todos apuntaron al cielo ante algo pocas veces visto por estas tierras: un desfile de seis aviones de combate sobre la Plaza de Mayo. Seis puntas de flecha de plata cruzaron el firmamento ante una emoción general cruzada con gritos y aplausos.
“Piel de gallina”, coincidieron varios de los entrevistados por Infobae, ante la primera sensación vivida. Y se escuchó el primer festejo claro: “Viva la patria, carajo”, exclamó uno mientras otros se abrazaban emocionados como si Argentina hubiese reconquistado la Copa del Mundo en 2026. Y luego sonó fuerte: “Argentina, Argentina”, en medio de un aplauso cerrado que duró varios segundos, con banderas nacionales flameando.
La parte futbolera de color se vio con algunas casacas de la Selección Nacional, una de Chacarita Juniors y hasta el paso de dos micros ploteados con los colores de Boca Juniors (y el grito “Daleeee Bocaaaaa”, incluido) que se cruzaban con la sobriedad y elegancia de un joven con saco celeste y medalla de San Martín, a la altura del corazón. Otros jóvenes llevaban remeras borravinas y la leyenda Las fuerzas del Cielo, y hasta hubo uno con atuendo de gladiador romano: el núcleo duro libertario. Tampoco faltaron quienes lucieron remeras referenciadas a la aeronáutica y parches militares.
Luego de un sorpresivo tercer paso de las aeronaves por Plaza de Mayo, también a la altura del Cabildo y luego de atravesar la avenida 9 de Julio, una columna de espectadores fue hacia el Ministerio de Defensa en donde los aviones darían un giro. Pero desde la perspectiva de la Plaza no se llegó a presenciar esa maniobra aérea.
Estelas del vuelo rasante
“La adquisición de los cazas F-16 representa un salto tecnológico bastante importante para la Fuerza Aérea, dado que la extensión territorial de nuestro país requiere mayores capacidades”, dijo Juan, de 33 años, a Infobae, luego del paso de los cazas.
El entrevistado aportó su mirada como espectador y aficionado a la aeronáutica. “La verdad que estuvo muy bueno, hermoso, fue música para mis oídos. Ya era hora de que se modernicen las Fuerzas Aéreas”. Y describió las maniobras y el efecto sonoro generado por los aviones: “El ruido te engaña, porque lo tapan los colectivos; vos pensás que vienen por un lado, y terminan viniendo por otro”, se sinceró.
Ante la consulta sobre su relación con el sector aeronáutico, contó que estudia ingeniería industrial y recordó cómo desde chico asistió a exhibiciones: “Cuando era más joven quería entrar a la Fuerza Aérea, pero por problemas médicos y falta de material no pude. A los dos años desprogramaron el Mirage y ya perdí la intención. La verdad que verlos volar, después de tanto tiempo, fue muy lindo”.
Sobre las capacidades de los F-16, remarcó su utilidad: “No es solo por hipótesis de conflicto, sino también por capacidades y seguridad. Pensá que un Pampa se mueve a 800 kilómetros, una avioneta con cosas raras tarda dos horas, en cambio, con el F-16 puede llegar en 10 minutos”. Y destacó sobre las cualidades de esta flota de aeronaves: “Pueden llegar hasta Mach 2, dos veces la velocidad del sonido”.
Otro testimonio fue el de una pareja que viajó desde San Juan para este evento, reflejando su pasión por la aeronáutica y el presidente Milei. “Hicimos esto por Javo, lo de hoy marcó una nueva época para la Argentina”, expresó el cardiocirujano Leónidas Vera Janavel, quien vive en la capital sanjuanina junto a su mujer, Carolina, técnica en cardiología.
“Antes la plaza se llenaba de manifestantes que estaban a favor de algo que se llamaba la pobreza, lo de ahora es una nueva etapa de la Argentina. Me pareció realmente emocionante, cuando pasaron por arriba de la plaza se me erizó la piel“. Y detalló: “Pasaron tres veces, la primera y la segunda fueron muy cortitas, la segunda se vio perfecto. Fue terrible. Se escuchaba primero el sonido, obviamente, y después los vimos”, finalizó este también guitarrista de una banda de power metal.
Fotos: Gustavo Gavotti