Kenya y Tamy, los elefantes del Ecoparque de Mendoza que esperan su trasladado al santuario de Brasil

La próxima en viajar, cuando el país vecino termine los papeles de ingreso, será Kenya, hembra africana de 42 años. El macho, que comenzó el entrenamiento que le permitirá acceder a controles médicos para obtener los permisos de exportación, será el último en dejar el país e irse al oasis en medio de Mato Grosso

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Kenya y Tamy, los elefantes africanos que esperan su tiempo para conocer la vida en libertad
Kenya y Tamy, los elefantes africanos que esperan su tiempo para conocer la vida en libertad

Cuando Tamy, el macho asiático de 53 años, salga de la fosa-jaula que habita desde 1984, en Mendoza, no quedarán más elefantes en cautiverio en Argentina. Detrás de él, se cerrarán para siempre las puertas de uno de los confinamientos más crueles que tuvieron los animales en los zoológicos del país.

En la lista de espera para partir, Kenya será la próxima en iniciar el recorrido que la lleve al oasis inserto en el Mato Grosso, el Santuario de Elefantes de Brasil, donde ya viven las elefantas asiáticas Mara, salida del Ecoparque porteño, y Guillermina, de Mendoza. Pocha, también salió del ex zoo cuyano y llegó hasta allí, pero murió a causa de los daños irreversibles que dejó en su salud el tiempo en cautiverio.

La espera por el traslado

Los tiempos de cada traslado aún no están definidos. Por el lado de Kenya, se espera desde hace más de un año que en Brasil acepten los trámites de exportación, que aunque fueron presentados en tiempo y forma por las autoridades provinciales, la demora del país vecino los dejó vencer y hubo que arrancar de cero; el otro tiempo a esperar es que la elefanta se adapte a la caja transportadora en la que viajará.

Por su parte, Tamy inició en agosto los primeros entrenamientos para que comenzar a tener confianza en las personas y así avanzar a la etapa de preparación de cara a los controles médicos que le permitirán lograr la serie de trámites exigidos para ingresar a Brasil.

“Desde el 2017 estamos trabajando para que los elefantes que han estado cautivos en el ex zoológico de Mendoza puedan tener una mejor calidad de vida, una opción y una alternativa para que su historia sea una nueva en un lugar natural, el Santuario de Elefantes de Brasil”, le cuenta a Infobae Leandro Fruitos, consejero de la Dirección Ecoparque Mendoza por parte de la Fundación Franz Weber.

Kenya tiene 42 años y vive en el exzoo de Mendoza desde 1985 (Gentileza de Fundación Franz Weber)
Kenya tiene 42 años y vive en el exzoo de Mendoza desde 1985 (Gentileza de Fundación Franz Weber)

Kenya

Esta elefanta nació en 1981, tiene 42 años y llegó a Mendoza en 1985, proveniente del Zoológico alemán “Tierpark Hagenbeck” por canje.

Ella ya está lista para irse. Ha cumplido satisfactoriamente todos los requisitos de su cuarentena sanitaria, se tramitaron oportunamente los Cites de exportación, en dos oportunidades se consiguieron, y se tramitaron los Cites de importación en Brasil y ahí está la traba porque Brasil todavía no firma y eso ha hecho que se vencieran los permisos, que volvamos a tramitar e iniciar”, explica Fruitos.

Lo importante es que en Mendoza están listos para que la elefanta se vaya. “Esta es una cuestión netamente administrativa. Ahora estamos trabajando con el santuario para que la caja llegue en los próximos días y para que Kenya pueda comenzar habituarse a ella. Mientras más tiempo comparta en la caja, mejor, porque debe interpretar que es un lugar seguro en el que estar, dormir, descansar y pasar días. Así que estamos esperanzados en que los trámites en Brasil se realicen pronto y concentrados en que llegue la caja así puede comenzar con el entrenamiento más fino para lograr que ingrese por sus propios medios”.

Nació en 1981, tiene 42 años y llegó a Mendoza en 1985, proveniente del Zoológico alemán “Tierpark Hagenbeck” por canje (Gentileza de Fundación Franz Weber)
Nació en 1981, tiene 42 años y llegó a Mendoza en 1985, proveniente del Zoológico alemán “Tierpark Hagenbeck” por canje (Gentileza de Fundación Franz Weber)

En el momento en que los trámites administrativos estén listos y Kenya ingrese y se quede en la caja un tiempo, se actuará con toda velocidad: llamarán al camión de traslado, a la grúa y se iniciará el operativo de sacarla del recinto de cemento y ubicarla en el camión, ajustarla y partir a su nueva casa.

“Estamos a la espera de que las autoridades nacionales y brasileras puedan emitir las autorizaciones correspondientes. En el caso argentino ya la han emitido en dos oportunidades, esta será la tercera. Creemos que no habrá ningún problema, pero también entendemos que justo estamos en una época de cambio político y con una incertidumbre muy grande”.

Al ser un animal muy dócil y que se toma el tiempo de aprender, consideran que de parte de la elefanta las cosas serán más fáciles. “Tenemos mucha expectativa en que su adaptación a la caja será súper rápido, inclusive mucho más rápido de lo que fue la de Pocha y Guillermina porque está solita y no tiene ningún tipo de condicionamiento. Además, es súper curiosa así que seguramente disfrutará mucho de esa adaptación”, opina.

Arriba, la fosa donde actualmente vive Tamy, en el Ecoparque de Mendoza. Abajo, el recinto que lo espera en el Santuario de Elefantes de Brasil (Gentileza de Fundación Franz Weber)
Arriba, la fosa donde actualmente vive Tamy, en el Ecoparque de Mendoza. Abajo, el recinto que lo espera en el Santuario de Elefantes de Brasil (Gentileza de Fundación Franz Weber)

Tamy

Este animal nació en 1970 y llegó a Mendoza en 1984, con 14 años. Fue donado por el Circo de los Hermanos Gasca, donde sufrió el peor de los tratos y una vida tormentosa, lo que hace que aún le cueste confiar en las personas. Actualmente tiene 53 años.

“Nos pone muy contentos que ya ha llegado el momento de Tamy, para cuidar de él, para que pueda tener una mejor relación con sus cuidadores, con el equipo de veterinarios del exzoológico de Mendoza como así también una asistencia técnica especializada internacional que vienen a fortalecer las tareas que se están haciendo en la Dirección Ecoparque Mendoza”, dice Fruitos.

En los últimos 39 años y pico de vida en Mendoza, esta es la primera vez que Tamy tiene contacto más cercano con las personas y es entrenado para que se le puedan practicar los estudios médicos indispensables que lo dejen salir de Argentina e ingresar a Brasil.

Tamy tiene 53 años y toda su vida fue cautivo para el entretenimiento humano: 14 años los pasó en un circo y los últimos 39 años en una fosa de cemento (Gentileza de Fundación Franz Weber)
Tamy tiene 53 años y toda su vida fue cautivo para el entretenimiento humano: 14 años los pasó en un circo y los últimos 39 años en una fosa de cemento (Gentileza de Fundación Franz Weber)

Todavía no estamos hablando de un traslado. Primero queremos obtener un análisis de sangre y lavaje de trompas para poder analizar exhaustivamente su condición de salud y tampoco hablamos de traslado porque sabemos que falta bastante. Él será el último en irse de la Argentina. Seguramente están faltando unos dos años”, anticipa.

Según explica, los permisos tienen vencimiento, por lo cual hay que gestionarlos o tramitarlos en el momento en que el animal efectivamente está listo para partir. “En su caso, lo más lo importante es considerar que es un animal de 53 años, que hace 40 vive en el exzoo y que esta es la primera vez en se le podrá practicar estudios médicos de manera exhaustiva. Tamy es geronte, tiene dolencias y es muy imperioso que lo podamos tratar adecuadamente. Para eso, estuvo Ingo Schmidinger, entrenador de elefantes, que estuvo trabajando con Tamy durante seis semanas, entre agosto y septiembre”, detalla.

En ese tiempo, se desarrolló la primera fase de entrenamiento que fue establecer un nuevo vínculo con Tamy para generar nuevas formas de relacionarse con él y que él también pudiera hacerlo con las personas.

Ingo Schmidinger, entrenador de elefantes, estuvo trabajando con Tamy durante seis semanas, entre agosto y septiembre. Lo ayudó a confiar en las personas (Gentileza de Fundación Franz Weber)
Ingo Schmidinger, entrenador de elefantes, estuvo trabajando con Tamy durante seis semanas, entre agosto y septiembre. Lo ayudó a confiar en las personas (Gentileza de Fundación Franz Weber)

“El vínculo que se ha tenido durante estos 40 años estuvo contaminado porque se basó en el miedo y en la desconfianza; entonces, al provenir de un circo, sus primeros 14 años padeció muchos maltratos, entonces le teme al humano y los cuidadores también le tienen miedo porque tiene el antecedente de haber matado a un cuidador en el circo. Entonces, el desafío de Ingo fue construir un nuevo vínculo y establecer la confianza desde las personas humanas hacia Tamy y desde Tamy a las personas. Este objetivo se logró. Lo que no se pudo, y por la falta tiempo, fue hacerle el análisis de sangre y el lavaje de trompa”, agrega.

Para eso restan un entrenamiento más que llevaría unas ocho semanas. “Darle continuidad es lo que estamos intentando”, asegura. Para esto es necesario que el Gobierno de Mendoza asigne la partida presupuestaria para que se pueda concretar esa segunda y última etapa.

A sabiendas del tiempo que falta para hacer real el sueño que ver a Tamy abandonando para siempre la fosa, todo lo que haya que agregar o corregir se podrá hacerse. “Si hay que hacer alguna corrección médica o de medicación, si así correspondiera, o lo que sea, se haría a partir de los resultados surgidos de ese análisis de sangre y del lavaje de trompa. Hasta el momento, por la exploración física que ya ha tenido, por los análisis coproparasitológico, todo marcha bien, no hay nada alarmante, pero siempre es tener un análisis exhaustivo, más considerando que nunca en su vida se ha hecho un análisis de sangre”.

Oasis: Rana comiendo pasto, con Mara (centro) y Bambi (izquierda) al fondo. (Santuario de Elefantes Brasil)
Oasis: Rana comiendo pasto, con Mara (centro) y Bambi (izquierda) al fondo. (Santuario de Elefantes Brasil)

El Santuario de Elefantes de Brasil

Ubicado en el corazón del Mato Grosso, se presenta como un espacio “guiado y definido por cada elefante” que ingresó a vivir el resto de su vida en las condiciones lo más cercanas a la que hubieran tenido de no ser confiscados para el propósito humano. Fue fundado por Scott Blais en 2013 y sus residentes fueron rescatadas del cautiverio en circos y zoológicos.

El santuario presenta un bioma apropiado para la especie, posee recintos completamente naturales disponiendo de matorrales y áreas abiertas cubiertas de vegetación, y cada recinto tiene dimensiones muy amplias (entre 40 y 400 hectáreas cada uno), donde se les proveen dietas excepcionales a los animales y tienen atención veterinaria de alta calidad durante toda su vida.

”Nuestras acciones están llenas de enseñanzas de los elefantes de nuestro pasado. Reconocen al individuo y la necesidad de respetarlos elefantes en su conjunto, mientras los rodea en un entorno natural amplio. Un santuario de elefantes es mucho más que un gran espacio: es complejo, dinámico y puede mejorar la vida de un elefante”, describe el lugar en su sitio web.

Mara junto a Bambi, sentada (Santuario de Elefantes Brasil)
Mara junto a Bambi, sentada (Santuario de Elefantes Brasil)

Además, agrega que “un verdadero santuario es un equilibrio constante entre satisfacer las necesidades inherentes de un elefante y tener en cuenta el inmenso impacto físico y psicológico que una vida en cautiverio estéril puede tener en un individuo dominado y subyugado”.

El santuario se divide en sectores: uno que es para elefantas asiáticas, otro que es para elefantas africanas y el tercero para los elefantes asiáticos. Cada sector está fraccionado en subsectores, que se utilizan para poder hacer las adaptaciones de manera segura con la o el integrante nuevo que llega.

Actualmente, allí conviven seis elefantas asiáticas, entre ellas Mara y Guillermina, excautivas de los zoológicos de la ciudad de Buenos Aires y Mendoza. Además, están Lady, Rana, Bambi y Maia. Pocha, que murió el 6 de octubre de 2022, fue rescatada el 12 de mayo de ese mismo año, junto con su hija Guillermina. Tenía aproximadamente 57 años.