Ángel Micael Vargas Fernández, el joven argentino de 20 años que se convirtió en héroe el último sábado al salvar la vida de un niño de cuatro años que cayó al vacío desde un balcón de un segundo piso en Italia, expresó su felicidad por su reacción ante el shock y el drama y advirtió que el pequeño no sufrió ninguna herida de consideración.
El hecho se produjo en la localidad de Casalmaiocco, provincia de Lodi, una ciudad de poco más de 3.000 habitantes. Era pleno día y Vargas se encontraba trabajando en el lavadero de una estación de servicio, cuando empezó a escuchar gritos de pedidos de ayuda.
"Escuchaba gritos, pero de gente adulta, no del chiquito. Y cuando giro para atrás, veo un nene colgado del balcón. La primera cosa que hice fue ir abajo de él y gritarle que no se soltara, que se mantuviera agarrado al balcón", relató el joven de 20 años en declaraciones al canal TN.
Por unos segundos, reinó el caos. Mientras los vecinos le pedían al nene que se sostuviera de la baranda, Vargas trataba de encontrar la manera de subir al segundo piso y rescatar al pequeño. Sin embargo, el joven argentino no se sentía cómodo, todavía no aparecía un médico para atender la situación ante un posible desenlace trágico.
"Esperé hasta que en un momento vino un señor, un cliente nuestro en el lugar donde trabajo. Ahí me sentí seguro y, si el nene se caía, seguro el señor estaba ahí para atenderlo", relató Vargas.
"Primero me subí a una camioneta y de ahí pasé al balcón del primer piso. Después traté de subirme al segundo piso, pero estaba muy alto", agregó el argentino, que después de su intento fracasado, volvió a la calle.
Así, después de unos minutos, el niño no pudo sostenerse más y se cayó al vacío. Fue entonces cuando Vargas se lanzó a intentar agarrarlo y, al menos, conseguir amortiguar el golpe contra el asfalto.
"Ahí, cuando se soltó, traté de agarrarlo y caímos los dos al suelo. Yo amortigüé su caída. Tuvimos raspones los dos, pero estábamos bien. Fue un susto grandísimo", afirmó.
El argentino aseguró que, poco después del impacto, vio manchas de sangre en su ropa y pensó que el pequeño había sufrido heridas graves.
"Vi sangre, me preocupé, y después me di cuenta de que era sangre mía porque me caí de cara", describió.
Tanto Vargas como el pequeño fueron trasladados al hospital local Vizzolo Predabissi de la ciudad de Milán para chequeos de rigor. Al joven argentino le dieron cuatro puntos de sutura en el mentón, dado que cayó con la cara contra el asfalto.
"El chico podía mover los brazos y las piernas lo más bien. Él sufrió algunos raspones, pero está fuera de peligro. Tuvimos un susto grandísimo", repasó Vargas.
Las autoridades italianas informaron horas después que el niño había quedado solo en la casa por unos minutos. Precisamente por esta razón, la fiscalía que tomó intervención comenzó a analizar la posibilidad de acusar a miembros de la familia por el abandono del menor.
Vargas Fernández vivió ya 12 de sus 20 años en Italia. A sus 8, se mudó con su familia desde la provincia de Córdoba hasta Lodi. El joven trabaja durante el día en un lavadero de una estación de servicio y por la noche estudia informática en un curso de enseñanza terciaria.
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