La falta de liderazgo preocupa puertas adentro del Poder Judicial

La cena anual de la Asociación de Magistrados exhibió una debilidad intrínseca que enciende señales de alarma

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La falta de liderazgo preocupa puertas adentro del Poder Judicial

La tradicional cena anual de la Asociación de Magistrados solía ser un ámbito en el que se congregaban los jueces y juezas más importantes del país, así como los representantes de los ministerios públicos.

Esta vez no fue así y se notó.

La Cámara de Casación Penal Federal, que es el Tribunal más importante del país después de la Corte, sólo tuvo un representante, que es el Juez Diego Barroetaveña, que es integrante de la Asociación. Los demás estuvieron ausentes.

La Cámara Federal de la Capital sólo tuvo un representante. Tampoco estuvieron representantes de las Cámaras Federales del interior del país. Los jueces que tienen causas importantes no fueron: ni Ariel Lijo, Marcelo Martinez de Giorgi, Maria Eugenia Capuchetti, Maria Servini, Daniel Rafecas, entre otros. El fuero Contencioso Administrativo Federal estuvo ausente. Estuvieron algunos representantes de Tribunales Orales y tampoco asistieron fiscales importantes, excepto el fiscal Carlos Rivolo, que también integra la Asociación. Había defensores, y muchos funcionarios de juzgados, empleados de la Corte y del Consejo de la Magistratura.

En gran medida pesa también la fractura que significó la creación de la Asociación de Jueces Federales (AJUFE) que es donde se reúnen quienes no estuvieron en esta cena.

Este vacío tiene algún significado y básicamente consiste en que hay un malestar creciente respecto de la cabeza del Poder Judicial: la pérdida salarial, el deterioro de las jubilaciones, la crisis de la Obra Social. También está la paralización total del Consejo de la Magistratura durante todo el año, donde no hay concursos, ni funciona la administración, ni tienen satisfacción los reclamos de funcionamiento. Hay jurisdicciones como Mendoza, que están en una crisis total porque están juzgando al cuestionado Juez Walter Bento y entienden que el Consejo lo protege con su inacción.

Pero también hay un gran malestar con la mala imagen del Poder Judicial en su totalidad, y nadie quiere aparecer asociado a un grupo que tiene un 80% de imagen negativa según el último sondeo de la prestigiosa Universidad de San Andrés.

Los discursos no reflejaron esta situación y prefirieron hablar de temas generales, lo cual agrava aún más la desconexión con la realidad.

En cuanto al discurso de Horacio Rosatti, llamaron la atención dos referencias. La primera diciendo que “nosotros no negociamos los fallos”, como si se pudieran negociar fallos, o hubiera alguien en la Corte que negociara casos y él lo estaría desmintiendo. Lo segundo es que dijo querer construir una Corte fuerte, como si no lo fuera ahora. Los escasos aplausos revelaron que en realidad todos esperaban algo referido a los problemas concretos.

En fin, pasó desapercibido porque no hay ninguna referencia a la realidad en un poder judicial que necesita una fuerte reflexión sobre sí mismo y su relación con la sociedad.

Kundera escribió la expresión “la insoportable levedad del ser”, que es lo que pareciera que hoy sufren las instituciones: demasiado livianas para problemas pesados; demasiados discursos que omiten hacerse cargo de los problemas reales.

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