Los pedidos de “Pitu” Salvatierra, referente de Ciudad Oculta, a los empresarios en el coloquio de IDEA

El dirigente territorial enumeró las dificultades que generó la cuarentena en los barrios populares y afirmó: “Retrocedimos 20 años”. Además, se mostró crítico con la eficacia de algunas de las medidas implementadas por el Gobierno, entre ellas el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)

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"Nosotros tuvimos una cooperativa textil que producía guardapolvos para el Ministerio de Desarrollo Social. La experiencia no fue buena, no generó progreso", señaló Pitu Salvatierra.

“Tenemos dos caminos por delante. O nos quedamos esperando que la clase media se ponga de pie, se estabilice y genere la changa. O nosotros somos los protagonistas". En una intervención fuera de lo habitual, el dirigente social Alejandro “Pitu” Salvatierra participó del tradicional coloquio de IDEA, donde marcó diferencias con la política social y convocó al sector privado a articularse con los sectores de la economía popular.

Durante el convite del foro anual, el referente territorial de Ciudad Oculta advirtió que los problemas vinculados a la pobreza se “agudizaron y amplificaron” por la crisis generada por el coronavirus, y destacó que “retrocedimos 20 años en esta pandemia".

“Este año estamos preocupados por garantizar que cada uno de nuestros vecinos tenga un plato de comida, cuando nos gustaría pensar en cosas a largo plazo", sostuvo el activista que integra el Instituto Villero de Formación.

En un panel que compartió con la directora del Grupo Logístico Andreani, Verónica Andreani, y el asesor presidencial e integrante de “Agenda Argentina” Nahuel Sosa, Pitu Salvatierra se mostró crítico con la eficacia de algunas de las medidas implementadas por el Gobierno, entre ellas el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), y reclamó “diversificar” los programas de cooperativas de la “economía popular”.

“Es infinita la cantidad de gente que usó el IFE de una manera productiva en los barrios populares. Los 10 mil pesos los usaron para ver cómo se producía mayor riqueza”, expresó el dirigente social. “El problema es que todos cayeron en lo mismo. Pasamos de 7 vendedores de sándwiches de milanesa en un barrio a 300 personas que vendían sándwiches. Eso no le sirvió a ninguna persona, ni al barrio, agregó.

Acerca de ese programa de asistencia, Salvatierra respaldó ese “enfoque emprendedurista” al plantear que el contexto es una oportunidad para la economía popular. Sin embargo, reclamó la “diversificación” de los programas para así poder articularlas “de una manera autosustentable, no solo desde la mano del Estado”.

Nosotros tuvimos una cooperativa textil que producía guardapolvos para el Ministerio de Desarrollo Social. La experiencia no fue buena, no generó progreso. En el último tiempo nuestras compañeras estaban 12 o 13 horas cosiendo, a veces en peores condiciones que las de un taller clandestino”, continuó Salvatierra.

“Si lo pudiéramos hacer eso de manera autosustentable, sería un camino rápido y eficaz para salir de la situación. Pero para eso necesitamos de las empresas y que los emprendimientos productivos se acerquen a la cadena de valor”, expresó.

En esa línea, Salvatierra reclamó un mayor asesoramiento del sector privado para “tender puentes entre los dos sectores” y elevar así los estándares de producción. “Necesitamos que los empresarios nos digan en qué tenemos que capacitar a nuestros chicos. Si nos asesoran las grandes empresas, tenemos una gran posibilidad en la economía popular”, planteó.

Un año perdido

Durante su discurso, Salvatierra jerarquizó que ante una situación “angustiante” como la pandemia “florezca la solidaridad” en los barrios, y que las carencias quedaron de manifiesto por el aumento de la demanda alimentaria en los comedores comunitarios. “Las mejores ollas populares las hacen los pibes de la esquina”, indicó.

“En Ciudad Oculta dábamos de comer a 400 personas y ahora lo hacemos a 780. Con una complejidad: estos nuevos comensales nunca habían necesitado de un comedor para subsistir, por lo que se acercaban de manera vergonzosa, angustiados y molestos, hacían la fila con vergüenza. Era una situación indeseable”, remarcó.

Además, Salvatierra remarcó la plataforma “Potrero digital”, un sistema para capacitar en oficios de computación, aunque lamentó que la pandemia haya ampliado la “brecha digital” en los barrios populares.

“Nosotros teníamos 80 inscriptos en las clases virtuales y quedamos en 12. La verdad es que sentimos que la brecha digital se sigue ampliando. Sin conectividad no hay educación ni empleo”, apuntó el dirigente social.

“Habíamos planificado un montón de cosas este año, procesos de urbanización y continuar con la secundaria para adultos. Los alumnos que pudieron seguir de manera virtual dicen que no pudieron aprender mucho. Creemos que es un año perdido”, concluyó el referente villero.

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