Familia, bicicleta, lectura y Fortnite: los ritos de los candidatos en la previa de la primera elección del año en Neuquén

No sólo el credo político separa en cada esquina del ring a los candidatos del kirchnerismo, Ramón Rioseco (57), y de Cambiemos, Pechi Quiroga (64), que mañana, cuando despunte la primera elección a gobernador del año, intentarán truncar las ansias de reelección de Omar Gutiérrez.

Todo apunta a que será una competencia reñida en ese afán por destronar al Movimiento Popular Neuquino (MPN) y timonear una provincia que navega sobre un mar de hidrocarburos y que ha sido conducida desde 1963, a excepción de los períodos de gobiernos de facto, por ese mismo signo político.

La Casa Rosada seguirá con celo extremo los resultados todavía inciertos de esa contienda, inquieta ante una eventual arremetida del kirchnerismo en el corazón de Vaca Muerta. Aunque los números plantean un escenario de altísima incertidumbre.

Mucho más serenos que en el macrismo, paradójicamente, se muestran Rioseco y Quiroga. Con personalidades claramente antagónicas, sólo los emparenta un mismo desafío electoral cuyo veloz escrutinio, por la adopción del sistema de Boleta Única Electrónica (BUE), podría consagrar al ganador antes de las 22. Aunque todo depende de la agilidad del nuevo sistema electrónico y del conteo con las boletas de papel en los distritos más pequeños y alejados.

Infobae invitó a Omar Gutiérrez a participar de esta nota, pero el gobernador se excusó por temas de agenda.

Iniciado el tiempo de descuento y tras 70 días de intensa campaña electoral, qué hacen por estas horas los candidatos, restringidos a emitir juicios políticos en medio de la veda electoral y cuáles serán sus rutinas mañana, fue la pregunta de Infobae a los candidatos.

"El día de la elección siempre es de profunda reflexión, introspección y balance", dice Quiroga. "Pero el lunes, más allá del resultado, será una jornada como cualquier otra y me reintegraré a la intendencia ya que estoy de licencia".

Como de costumbre, Quiroga se levantará mañana entre las 5 y las 6 y entre mates, música clásica y una hora de caminata en la cinta, se trasladará a las 9 a la Escuela ETEP N°14 para sufragar. Irá a votar acompañado por una de sus nietas.  Pero antes supervisará por telefóno que no falte ningún fiscal y que todas las mesas funcionen con normalidad. El intendente no usa Whatsapp; prefiere hablar con sus colaboradores. Sin otras paradas, esperará prácticamente toda la jornada—a excepción por los 20 minutos de siesta—  en la sede partidaria de Cambiemos.

Aparte, se montará un centro de cómputos "secreto" en una casa particular, cedida por adherentes en las afueras de la ciudad. Allí cinco colaboradores millennials volcarán los cómputos que vaya informando la justicia electoral y éstos transmitirán por red los resultados al recinto de Cambiemos.

Ramón Rioseco, en cambio, emitirá su voto a 120 km de la capital neuquina, en su Cutral-Có natal. Caminará las pocas cuadras que separan la casa donde vive desde que nació hasta la Escuela N° N° 14. Jura que no alterará en nada su rutina. Disciplinado en los cuidados de su salud, pedalerá una hora en su mountain bike por la ciudad y aprovechará la quietud dominical para dedicarle tiempo y duelos de Fornite a su hijo menor, León (11). "Parte del domingo quiero dedicarle tiempo de calidad a él, sin interrupciones. Tendremos nuestras batallas de Fornite y los bailecitos del juego cuando cada uno gana pero ahí seguro que voy a perder", dice y se describe como un hombre que goza con auténtica fruición de la soledad y el ensimismamiento reflexivo.

Recién a las 18 se trasladará con "Cachi", su colaborador multifunción, a la capital neuquina. Su búnker de campaña y centro de cómputos estará ubicado en el céntrico hotel Tower.

Hoy Rioseco viajó por el día a Buenos Aires para monitorear con la consultora QSocialNow las intenciones de voto entre los indecisos y por la noche regresará a Cutral-Có para estar entre los primeros que emitan su voto en la escuela N° 41.

En ninguno de los dos hay nervios palpables, ni cábalas, ni ansiedades. Ambos juran que, a pesar de los estrechos márgenes entre los tres principales candidatos, nada los alterará. Acostumbrados como están a competir por cargos electivos, y también por la gobernación de Neuquén, se jactan de haber ejercitado cierta gimnasia en la templanza electoral.

"En los momentos de mayor ansiedad es cuando más conservo la serenidad", dice Quiroga. Atesora más de 30 elecciones en su haber como candidato y también tras bambalinas. Su bautismo de fuego fue en 1973, en la interna presidencial de la UCR, entre la Línea Nacional de Balbín-Gamond y Renovación y Cambio, de Alfonsín-Conrado Storani.

A Rioseco, en cambio, lo parieron las puebladas en los 90 de su Cutral-Có natal. Colgó el guardapolvo como maestro de escuela y emergió primero como concejal y más tarde como intendente de ese bastión petrolero, entre la humareda de los piquetes contra el poder de Felipe Sapag.

"Soy un hombre muy solitario y tranquilo. Tengo temple de acero y nada me saca de mi eje", dice el candidato que, con la ayuda de Oscar Parrilli y bajo el mando de Cristina Kirchner, logró unir a su partido provincial con Unidad Ciudadana en un mismo frente electoral.

Las acentuadas diferencias que suponen sus idearios políticos se extienden al ámbito personal. Rioseco relee cada vez que puede a Nietzsche y a Machiavello. "Así habló Zaratustra" y "El Príncipe" son sus libros de cabecera.

Quiroga por su parte se enciende al evocar "la lucidez" de la obra del politólogo liberal italiano Giovanni Sartori, especialmente en dos libros, Homo videns y La tierra explota.  Pero también cultiva una predilección especial por la historia de la Patagonia. La biografía del Perito Francisco Pascasio Moreno, "un prócer que nos aseguró la Patagonia para los argentinos", dice, y los viajes de Darwin a Santa Cruz, minuciosamente reconstruidos por Gerardo Bartolomé, están entre sus favoritos.

Como no podía ser de otra forma, Quiroga es de River y Rioseco hincha xeneize, pero salvo por algunos programas políticos el radical no mira TV. El cutralquense, en cambio, se describe como "adicto a las noticias en TV".

Hay algunas similitudes, sin embargo, que comienzan en el casillero del estado civil. Están divorciados, tienen hijos de diferentes parejas y hoy disfrutan de vivir solos.

Quiroga tiene 7 hijos, de cuatro matrimonios, y se rinde ante sus 5 nietos. Rioseco se casó dos veces, es padre de dos hijos y la mayor lo hizo abuelo hace tres años.

El radical, nacido en San Martín de los Andes, es un eximio esquiador. Despuntó el vicio en su San Martín de los Andes natal y calzarse las tablas para él es como caminar. Se reconoce como un buen cocinero de salsas y estofados para acompañar las pastas, preferentemente ravioles.

El docente formado en Cutral-Có es abstemio y un obsesivo de la vida sana y el deporte diario. "Es la única manera de poder llegar bien a la vejez", cuenta.

Al margen de la retórica de campaña en la que ambos se dispararon con artillería fina cuentan que en lo personal no hay enemistad.

"En política se gana y se pierde y tras una elección uno jamás deja de lado la cortesía para con el adversario", aclara Quiroga.

"No soy de tener enojos si pierdo", dice Rioseco. "Neuquén es una provincia chica donde todos nos conocemos y venimos compitiendo hace tiempo y donde todo se acomoda después de una elección".

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