A casi dos meses del incendio que devastó más de 100 viviendas en Pamplona Alta, en San Juan de Miraflores, más de 300 personas continúan viviendo en condiciones extremas y sin la presencia efectiva del Estado. Un equipo de Panamericana Televisión regresó a la zona de Virgen del Buen Pastor para constatar que, pese a las promesas iniciales de las autoridades, la situación no ha mejorado.
Las lluvias recientes han agravado el deterioro de las viviendas improvisadas, construidas con costales, plásticos y restos de madera. Las familias han tenido que ingeniárselas para reforzar los techos y evitar filtraciones, mientras intentan protegerse del frío y la humedad que se intensifican durante las noches.
En el recorrido, se observó calles enlodadas, estructuras inestables y zonas completamente inundadas debido a la llovizna persistente. La población coincide en que la emergencia no terminó con la extinción del fuego, sino que continúa hasta hoy con la ausencia de servicios básicos. No cuentan con agua potable, desagüe ni electricidad, lo que los obliga a depender de vecinos solidarios o de métodos precarios para cubrir necesidades esenciales.
Testimonios de afectados
Neli Martínez, quien vive hace 12 años en el asentamiento y perdió su vivienda y su pequeña tienda durante el siniestro. Hoy duerme bajo un toldo sostenido con costales y plásticos, sin acceso a servicios básicos y con su hija estudiando en medio de la precariedad.
La vecina contó que, ante la falta de desagüe, debe usar un balde como baño y desechar sus desechos en bolsas, mientras que el agua la obtiene gracias a donaciones de residentes de zonas cercanas. La lluvia ha generado filtraciones constantes, provocando humedad y frío en el interior de las viviendas improvisadas. Martínez relató que su hija duerme completamente abrigada debido a las bajas temperaturas que se intensifican al amanecer. “El presidente (José Jerí) dijo que nos iba a apoyar, pero hasta ahora no viene nada”, lamentó frente a las cámaras de Buenos Días Perú.
Otro caso es el de Teófila, quien también perdió su tienda y su mercadería durante el incendio. Su vivienda temporal acumula agua sobre el techo de plástico debido a las lluvias, generando riesgo de colapso. La humedad ha derivado en enfermedades respiratorias entre los vecinos, incluidos niños y adultos mayores.
Falta de servicios básicos
La precariedad sanitaria es otra de las preocupaciones urgentes. Según informó el citado medio, ante la inexistencia de desagüe, muchos vecinos recurren a baldes o improvisados espacios para manejar sus necesidades fisiológicas, lo que genera condiciones insalubres y riesgo de enfermedades.
Asimismo, los damnificados deben cargar bidones de agua para beber y cocinar, ya sea desde viviendas vecinas o mediante compras eventuales. En otros casos, los pobladores deben acudir al mercado o a casas de familiares para poder comer, pues no cuentan con cocinas ni espacios seguros donde preparar alimentos.
Uno de los hombres afectados, quien sufrió quemaduras graves en las manos mientras intentaba salvar sus pertenencias, señaló que perdió su casa de dos pisos y su tienda, quedándose solo con un cuarto improvisado donde actualmente duerme y cocina. Denunció que solo han recibido apoyo de ciudadanos solidarios y empresas privadas, mas no de instituciones estatales.
Exigencias al Estado y cumplir promesas
Los damnificados recordaron que, en los primeros días tras la emergencia, el presidente de la República llegó hasta la zona y prometió apoyo inmediato. Sin embargo, hasta hoy esas promesas no se han concretado. “No nos dicen si nos van a reubicar, si nos vamos a quedar o qué va a pasar. Esa incertidumbre nos enferma”, señaló uno de los afectados ante Buenos Días Perú.
Los vecinos también denunciaron que han comenzado a recibir invitaciones para asistir a inauguraciones de obras en otros sectores de San Juan de Miraflores, lo cual consideran un intento de aprovechar políticamente su situación sin resolver su emergencia humanitaria.
Finalmente, los pobladores hicieron un llamado directo al presidente, a los ministerios correspondientes, al municipio distrital y a los congresistas para que se presenten en la zona y establezcan un plan claro y sostenible. Exigen agua, desagüe, energía, módulos seguros y una constancia de posesión que les permita reconstruir su comunidad sin temor a ser desalojados. Coincidieron en que la tragedia no terminó con el incendio: sigue viva por la falta de atención estatal.