El tamal es uno de los platos salados más tradicionales y queridos por los peruanos, especialmente durante el desayuno. Suelen acompañarse con una taza de café y pan francés, y forman parte de la identidad culinaria nacional. En Lima, Arequipa, Cusco, Piura y muchas otras regiones, el tamal tiene variantes locales, pero su esencia permanece: una masa de maíz sazonada y rellena con carne de pollo o chancho, envuelta en hoja de plátano o maíz y cocida al vapor.
Según el Ministerio de Salud (Minsa) y el Seguro Social de Salud (EsSalud), el tamal es uno de los alimentos más consumidos en la mañana, especialmente los fines de semana. Sin embargo, suele verse como un plato alto en calorías y grasas, lo que ha generado cierta mala reputación en términos de salud. No obstante, si se prepara de forma casera y se consume con moderación, el tamal peruano puede ofrecer varios beneficios nutricionales.
Beneficios nutricionales del tamal
Consumido en porciones adecuadas y con ingredientes equilibrados, el tamal puede formar parte de una dieta saludable. Estos son algunos de sus principales beneficios:
- Fuente de energía: la masa de maíz, base del tamal, es rica en carbohidratos complejos, que proporcionan energía sostenida, ideal para empezar el día. A diferencia del azúcar refinada, el maíz permite una liberación progresiva de glucosa en el organismo.
- Aporte de proteínas: el relleno de carne de cerdo o pollo proporciona proteínas de buena calidad, esenciales para la reparación y construcción de tejidos, así como para el fortalecimiento del sistema inmunológico.
- Rico en fibra: el maíz contiene fibra, que favorece una buena digestión y ayuda a prevenir el estreñimiento. También genera una mayor sensación de saciedad, lo cual puede contribuir al control del apetito.
- Vitaminas y minerales: dependiendo de los ingredientes, el tamal puede contener hierro (presente en la carne), fósforo, potasio y vitaminas del complejo B. Si se le añade huevo, aceituna o maní, el valor nutricional aumenta significativamente.
- Bajo en conservantes si es casero: a diferencia de muchos alimentos procesados, un tamal preparado en casa no contiene conservantes, colorantes ni aditivos artificiales, lo que lo convierte en una opción más natural.
- Satisface y nutre: debido a su combinación de carbohidratos, proteínas y grasas, es un plato muy saciante. Una porción bien balanceada puede mantenerte lleno durante varias horas, evitando los antojos de media mañana.
Receta casera y ligera de tamal de pollo
Preparar tamales en casa no solo permite mantener el sabor tradicional, sino también controlar mejor las cantidades de grasa y sal. Esta es una versión más ligera:
Ingredientes (para 6 porciones):
- ½ kg de maíz molido o harina de maíz precocida
- 300 g de pechuga de pollo sancochada y desmenuzada
- 1 cebolla picada en cuadritos
- 1 cda de ají amarillo molido
- 1 cda de ají panca molido
- 1 diente de ajo picado
- 1 cda de aceite vegetal (opcional: de oliva)
- Aceitunas negras (opcional)
- Huevos sancochados en rodajas (opcional)
- Hojas de plátano para envolver
- Sal, pimienta y comino al gusto
Preparación:
- Sofríe la cebolla, ajo, ají amarillo y panca en una cucharada de aceite hasta que todo esté bien cocido.
- Agrega el pollo desmenuzado, sal y pimienta al gusto y cocina por unos minutos. Reserva.
- Mezcla el maíz molido con un poco de agua tibia y sazona ligeramente.
- Arma los tamales colocando una porción de masa sobre la hoja de plátano, agrega el relleno, una aceituna y un trocito de huevo.
- Envuelve bien y cocina al vapor durante 1 hora.
Esta versión reduce la cantidad de grasa al usar pollo en lugar de cerdo y al limitar el uso de aceite.
¿Cuántos tamales debes comer a la semana?
Los especialistas en nutrición del Minsa y EsSalud coinciden en que el consumo de alimentos tradicionales puede mantenerse dentro de una dieta saludable, siempre que se controle la frecuencia y la porción. En el caso del tamal, se recomienda consumirlo entre una y dos veces por semana, preferiblemente en su versión casera y con acompañamientos ligeros, como una infusión o una ensalada fresca.
Evitar acompañarlo con pan o bebidas azucaradas también ayuda a mantener un balance adecuado de calorías. En personas con hipertensión, colesterol alto o sobrepeso, lo ideal es optar por versiones con menos sal, sin grasa visible y en porciones pequeñas.