Un pasado marcado por la guerra y un presente lleno de recuerdos desgarradores: “Es necesario sanar las heridas de la infancia en la adultez”

Verónica Ramírez irrumpe en la literatura con “Casi todo desaparece”, una novela que aborda el tema de la migración y otros tópicos literarios. La periodista no pudo entrevistar a su abuela para crear a su personaje principal, pero conoció a una croata que le contó una conmovedora historia.

Guardar

Nuevo

Después de más de 20 años dedicados al periodismo, Ramírez Muro estampa su sello en el mundo de la literatura. (Composición Infobae: Verónica Ramírez/Alfaguara)
Después de más de 20 años dedicados al periodismo, Ramírez Muro estampa su sello en el mundo de la literatura. (Composición Infobae: Verónica Ramírez/Alfaguara)

“Siempre he querido resaltar las biografías de las personas anónimas”, expresó mi interlocutora, quien se unió a una videoconferencia de Google Meet en un día en el que los ánimos aún no estaban caldeados. La tarde del 1 de diciembre, mientras la atención de un sector de la población peruana se enfocaba en la coyuntura política, tuve una conversación con Verónica Ramírez sobre “Casi todo desaparece”, su primera novela. El libro, que apareció en las librerías bajo el sello de Alfaguara, ha atraído la atención de la comunidad literaria gracias a sus aspectos tanto de fondo como de forma.

Después de más de 20 años dedicados al periodismo en diversos medios de comunicación de Latinoamérica, Ramírez Muro estampa su sello en el mundo de la literatura, un terreno que exploró durante muchas décadas como lectora de ficciones. Ahora, con “Casi todo desaparece”, está al otro lado de la vereda, un lugar que le permitió inmortalizar a Vera, una mujer europea que, tras huir de la guerra junto con su familia, llegó al Perú para empezar una nueva vida.

Las personas que se alejaron de su patria probablemente tengan una conexión con Vera; sin embargo, la migración no es el único tema que aborda en su novela. La infancia es otro tópico literario que se desarrolla en la historia, contada en dos tiempos: el pasado y el presente del personaje principal.

En diversos pasajes de la novela, la mujer de 60 años rememora su infancia, la cual estuvo marcada por el juego y la violencia; esta última generada por la Segunda Guerra Mundial. En medio de la soledad, Vera recuerda con nostalgia los momentos difíciles que enfrentó cuando era niña y busca sanar las heridas que todavía siguen abiertas.

―¿Cómo fue su acercamiento a la literatura?

―No pertenezco a una familia vinculada a las letras, pero en la universidad mis amigos leían mucho y tenían ambiciones de convertirse en escritores. Ellos lo consiguieron y me ha gustado leerlos. Siempre he estado muy vinculada a la literatura, pero como lectora de historias que me han conmovido. Lograr ello en los lectores me pareció un reto; por eso, tuve ganas de contar una historia a través de la literatura. Quería un poco emular a los escritores que admiro.

―Respecto a la historia que mencionó, se sabe que su novela “Casi todo desaparece” aborda temas como la migración y la infancia. ¿Hubo alguna razón particular para elegir estos tópicos?

―En realidad, se trata de varias cosas a la vez. Una señora me contó que tuvo que alejarse de una guerra y reconstruyó su vida en un lugar completamente ajeno. La historia que me relató abordaba la migración, tema que resonó en mí, ya que mi abuela paterna vivió un proceso parecido. Cuando murió mi familiar, yo era muy chica; por eso, no tengo recuerdos de ella. Sin embargo, siempre me gustó preguntar o investigar acerca de su vida. A partir de ahí, construí mis propias inquietudes sobre cómo sería la vida cuando te ves obligado a alejarte de todo lo que conoces por motivos de fuerza mayor. Cuando comienzo a tejer esta historia, surgen algunas variantes que, evidentemente, están vinculadas a mi vida.

Yo me anclo y me inspiro mucho en la realidad. El personaje central, Vera, fue creado teniendo en cuenta mis experiencias y las de las mujeres que he conocido a lo largo de la vida. Creo que todas las vidas merecen ser destacadas por algo. Mientras la vida puede ser muy amable para algunas personas, para otras es bastante complicada. Siempre he querido resaltar las biografías de las personas anónimas.

―Entiendo que en su juventud viajó a España y permaneció en ese país durante un largo periodo. ¿De alguna manera, esta experiencia influyó en la trama?

―Son contextos distintos. No hui debido a una situación adversa, aunque podría haber sido una situación emocional. No puedo ponerme en el lugar de alguien que huye de una guerra. Esa no fue mi experiencia. Quizás sí me sentí ajena y traté de construir una vida en el extranjero, pero no me siento emparentada con aquellas personas que tienen la necesidad de huir por situaciones tan dolorosas y tristes como una guerra o un desastre natural.

Después de más de 20 años ejerciendo el periodismo, Ramírez Muro estampa su sello en el mundo de la literatura. (Isis Mur)
Después de más de 20 años ejerciendo el periodismo, Ramírez Muro estampa su sello en el mundo de la literatura. (Isis Mur)

―Ante un contexto adverso, no necesariamente una guerra, que puede ser una crisis política, económica o social, ¿considera que la migración es la única opción viable para resolver la situación?

―Dependerá de cada caso. A veces no queda más remedio que huir cuando te encuentras en medio de una guerra. En el caso de una crisis económica, creo que ocurre lo mismo, pero hay muchas personas que se quedan luchando o que no tienen la oportunidad de salir del país. En el caso de Vera, la guerra desmantela todo a su alrededor y destruye todo lo que ella conocía.

―Ahora que mencionó la guerra, ¿de qué manera el conflicto bélico pudo haber afectado a los niños Vera, Alex y Misha? Quizás se perdió la inocencia de los menores.

―Vera, Alex y Misha intentan reproducir lo que está ocurriendo a su alrededor ―los niños tienen una manera de interpretar la realidad a través de los juegos― y luego logran escenificar una guerra a su manera, formando un ejército similar al de los adultos para defenderse, pero lo hacen como un juego. Sin embargo, mientras juegan, absorben una realidad bastante hostil.

Es muy triste cómo las guerras destruyen las infancias. Ojalá todas las vidas fueran felices, pero desafortunadamente, en la existencia humana, siempre habrá adversidades terribles; una de ellas puede ser una guerra, que evidentemente afecta la inocencia, el juego y la sensación de bienestar.

―En relación con las experiencias que uno pueda tener en la infancia, ¿considera que estas vivencias determinan nuestras vidas? ¿Hasta qué punto el pasado puede impedir que una persona tenga una vida plena?

―Sí, creo que la infancia te marca y muchas veces te determina. Las experiencias de la infancia moldean el futuro de las personas; en mi caso, ha sido así. En esta etapa, tienes tan pocas herramientas para reflexionar o procesar lo que estás viviendo. A veces, es necesario sanar las heridas de la infancia en la adultez. Eso es precisamente lo que le sucede al personaje, Vera, cuando revisa el pasado e intenta reconciliarse con esa infancia partida, adolorida y adversa que le tocó vivir.

La creación literaria de Verónica Ramírez fue publicada bajo el sello de Alfaguara. (Alfaguara)
La creación literaria de Verónica Ramírez fue publicada bajo el sello de Alfaguara. (Alfaguara)

―En cierto pasaje de la novela se trata el tema de la maternidad. Ante esto, me gustaría preguntarle si considera que ser madre es un factor determinante en la realización y satisfacción personal de una mujer.

―Hoy en día, no creo que la maternidad tenga que ser algo que deba ocurrir en la vida de todas las mujeres. Hay muchas mujeres que eligen no ser madres, mientras que otras encuentran inmensa felicidad formando familias. No creo que ser madre sea un requisito indispensable para el desarrollo personal; yo tampoco soy madre.

―¿Cuáles podrían haber sido los pensamientos de Vera acerca de la maternidad?

―Vera notaba que formar una familia era un proceso inevitable y sentía la presión de la sociedad de aquel entonces; sin embargo, ella no estaba tan segura de querer ser madre. No creo que Vera se arrepienta de no haber sido madre, tampoco creo que sienta una profunda tristeza por no haberlo sido.

―¿El realismo de la guerra mencionada en la novela también se representa en ciertos pasajes del libro?

―En el terreno de la ficción, puedes condimentar la historia con eventos ocurridos en un tiempo determinado, situaciones imaginadas y sucesos que sigan estrictamente la estructura narrativa de lo que quieres contar. No pretendo copiar la realidad; de ser así, tendría que haberme sumergido, por ejemplo, en los eventos clave de la Segunda Guerra Mundial. No quería narrar un contexto de guerra, sino más bien incorporar lo íntimo dentro de lo histórico.

―El título de la novela es sugerente y podría invitar al lector a reflexionar sobre las cosas que desaparecen en la vida, pero también a cuestionarse acerca de lo que perdura. A su juicio, ¿qué es lo que no desaparece?

―Hay cosas que no desaparecen. Lo vivido nadie te lo quita, las sensaciones que experimentaste no van a desaparecer y, sobre todo, los afectos permanecen.

―¿Qué le gustaría que genere su novela en los lectores?

―Me gustaría que la novela genere cierta empatía en los lectores. Nosotros diariamente nos encontramos con personas de distintas procedencias, pero no conocemos su mundo interno. A veces uno no sabe si tu interlocutor está atravesando problemas. Entonces me gustaría que el libro despierte un poco de empatía en el otro, que es algo que falta mucho en nuestros días. Hay que procurar ser un poco más comprensivos y ponerse en el lugar de la otra persona.

―¿Cuál es el valor que tiene esta novela en su vida?

―Para mí esta novela es muy importante. Hace unos momentos dije que no soy madre, pero este libro es como si fuera mi hijo. Es algo que he hecho con mucho amor. Me ha llevado mucho tiempo tratar de comprender cómo llevar a cabo la historia y para mí es una enorme satisfacción haberla terminado. Ojalá pueda dedicar más tiempo a la literatura.

Guardar

Nuevo