El debate entre Rodolfo Walsh y Firmenich por las víctimas de la dictadura

La Carta del escritor a la Junta Militar nunca fue publicada por Montoneros, por un desacuerdo con su contenido. Los fríos cálculos del jefe de la organización sobre las “bajas” en sus filas

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El escritor y periodista Rodolfo Walsh
El escritor y periodista Rodolfo Walsh

Los militantes de los 70 y sus continuadores o herederos tienen una tendencia natural a considerar que la dictadura los tuvo como las principales victimas. Quien cuestiona esta idea -ya en 1977- es nada menos que Rodolfo Walsh, en su famosa “Carta a la Junta Militar”. Allí dice que los mayores sufrimientos son los del pueblo trabajador por las políticas económicas aplicadas por los militares; tesis que es cuestionada por la Conducción de Montoneros.

Un gobierno constitucional débil

Todavía hay poco escrito y analizado sobre el gobierno de Isabel Perón. Para algunos ese periodo es equiparable a la dictadura que la sacó del poder. Para los peronistas en general es una figura incómoda, todavía no procesada, por la mala prensa que se hizo de ella.

El 1° de Julio de 1974, cuando fallece el General Perón, el gobierno venía sufriendo embates de los sectores concentrados de la economía y de los grupos radicalizados, en especial de la guerrilla del ERP. Ya en ese momento, la situación se le hacía difícil de ordenar al mismo Perón, que meses antes había sido electo por el 62% de los votos. Sin dudas, su esposa y vicepresidenta, Isabel Perón, no era la persona más preparada para afrontar el desafío de un gobierno amenazado y jaqueado por derecha e izquierda.

La presidente Isabel Perón en 1975
La presidente Isabel Perón en 1975

Isabel prácticamente no había vivido en Argentina, y su núcleo de personas de confianza eran quienes habían vivido esos años en España, entre ellos José López Rega, quien es una suerte de nombre maldito para el peronismo y sin dudas carga con muchos de los graves errores de esa etapa de gobierno. Pero no todos fueron errores durante el gobierno de Isabel. En los 21 meses en los que le tocó gobernar, tomó muchas medidas que hoy tranquilamente pueden formar parte del programa de los sectores de izquierda. Por ejemplo la nacionalización de las bocas de expendio de combustibles, medida que convirtió las estaciones de Shell y Esso en YPF, la tomó Isabel en agosto de 1974. Hace tres años, en diciembre del 2020, el diputado nacional del Frente de Izquierda (FIT) Juan Carlos Giordano, presentó el proyecto de nacionalizar las bocas de expendio, sin mencionar (obvio) el antecedente de esa medida tomada por Isabel y derogada por la dictadura.

También en su gobierno se sancionó la Ley de Contrato de Trabajo que rige actualmente, que es cuestionada por los sectores liberales, y defendida por la CGT, el progresismo y la izquierda. En julio del 74 estatizó los canales de TV 9, 11 y 13, y Panamericana de Televisión, medida bastante más dura de la Ley de Medios del kirchnerismo, hoy paralizada por la justicia. Sancionó la Ley del Sistema Nacional Integrado de Salud. Declaró la nulidad de los contratos con el Estado, de la ITT y Siemens. Anulo el negociado de la Italo.

(Getty Images)
(Getty Images)

Y fundamentalmente estaban vigentes todas las instituciones democráticas, poder legislativo, poder judicial. Y había convocado elecciones adelantadas a presidente para octubre de 1976. Pero a la conspiración militar, se le sumaban los mesiánicos del “cuanto peor mejor”.

El ex diputado 73-76 Juan Gabriel Labaké describió así la situación en su libro: “Dentro de nuestro gobierno, se sentían ya con mucha fuerza las presiones militares y la acción de la Triple A ( que nadie dudaba entre nosotros que respondía directamente a los militares, después de la salida de Lopez Rega). Ya mandaban en la práctica los militares y los guerrilleros, solo ellos tenían “los fierros”. Nosotros nos quedamos con el poder formal, los timbres para pedir café y las alfombras rojas. En ese contexto la dirigencia peronista oscilaba entre “bordaberrizar” a Isabel como habían hecho en Uruguay dejando al presidente apoyado por los militares y sin parlamento o resistir la presión militar pero con guante de seda dada nuestra debilidad.”

(Fuente)
(Fuente)

La posición de ERP y Montoneros ante el golpe

Para el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) y la organización Montoneros, el golpe del 24 de marzo, no fue una mala noticia. Aunque no lo proclamaban, estaban esperando el golpe, en la creencia de que el pueblo se iba a sumar masivamente al enfrentamiento contra los militares. Era su visión binaria de la política, de un lado los militares, del otro el pueblo conducido a la guerra civil por las vanguardias revolucionarias. Como ya sabemos, nada de eso sucedió. La guerrilla quedó más aislada políticamente y fue destruida por el terrorismo de Estado.

En abril de 1977, Mario Eduardo Firmenich le dio su visión a Gabriel García Márquez, quien lo entrevistó a bordo de un vuelo internacional: “A fin de octubre de 1975, cuando todavía estaba en el gobierno Isabel Perón, ya sabíamos que se daría el golpe dentro del año. No hicimos nada para impedirlo porque, en definitiva, también el golpe formaba parte de la lucha interna en el movimiento peronista. Hicimos en cambio nuestros cálculos de guerra, y nos preparamos a soportar, en el primer año, un número de bajas humanas, no inferior a 1.500 unidades. Nuestra previsión era ésta: si logramos no pasar este nivel de pérdidas, podíamos tener la seguridad de que tarde o temprano venceríamos. Y, sucedió que nuestras pérdidas han sido inferiores a lo previsto. En cambio, en el mismo período, la dictadura se ha desinflado, no tiene más vía de salida, mientras que nosotros gozamos de gran prestigio entre las masas y somos en la Argentina la opción política más segura para el futuro inmediato.”

Mario Santucho y Mario Firmenich, jefes del ERP y de Montoneros
Mario Santucho y Mario Firmenich, jefes del ERP y de Montoneros

El diagnóstico de la situación de Firmenich era absolutamente errado. La guerrilla ya no tenía ningún consenso social, y al 1º de abril de 1977, según los datos que hoy conocemos, existían 5200 desaparecidos, la mayoría militantes vinculados al ERP y Montoneros. Unos días antes moría Rodolfo Walsh luego de despachar su Carta a la Junta Militar.

En la revista Evita Montonera, la nota sobre el golpe arranca diciendo: “Cayeron los payasos del circo” . “En la madrugada del 24 de marzo cayeron Isabel y sus payasos (…) Mucho se equivocan si creen que han destruido al peronismo. Todo lo contrario. Lo que se terminó fue su resaca. Ahora el auténtico peronismo va a dar un salto cualitativo. Este peronismo que ahora, además de saber por qué y contra quién lucha, sabe como luchar y con la conducción de Montoneros, se convertirá en el pilar del frente de Liberación Nacional.”

El editorial del órgano de prensa de Montoneros sobre el golpe de Estado
El editorial del órgano de prensa de Montoneros sobre el golpe de Estado

En la misma dirección, Mario Roberto Santucho, líder el Ejercito Revolucionario del Pueblo ERP publicó en la revista El Combatiente el 31 de marzo de 1976 una extensa proclama que llevó por titulo: “¡Argentinos a las armas!” . “El paso dado por los militares es como sabemos una irracional aventura condenada de antemano al fracaso.(…) las fuerzas revolucionarias crecerán más que nunca y la economía seguirá en permanente crisis y desequilibrio.(...) se inicia por tanto la etapa de la guerra civil generalizada en nuestro proceso revolucionario.(…) “La usurpación del gobierno por los militares, coloca a todo nuestro pueblo frente a un desafío histórico, a las puertas de una época histórica y gloriosa por la que ya marcha erguida y determinada su vanguardia guerrillera.”

Recordemos que cuando Santucho escribía esto, el ERP prácticamente no operaba, sus jefes más importantes habían sido secuestrados y asesinados y sus cuadros habían recibido un golpe mortal en el intento de copamiento de Monte Chingolo. Tres meses después cuando se aprontaban a salir del país Mario Roberto Santucho y Benito Urteaga, fueron detectados y murieron en un enfrentamiento con una patrulla militar.

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La política económica de Martínez de Hoz

El mismo 24 de marzo de 1976 se suspendió el derecho de huelga y se prohibió la actividad política y sindical. Se eliminaron varios artículos de la Ley de Contrato de Trabajo y se modificaron otros, se eliminó la actualización periódica del Salario Mínimo, Vital y Móvil, y se generaron las condiciones para favorecer la tercerización.

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Con la reforma financiera que cambió el patrón de acumulación de la economía nacional a favor de los sectores financieros especulativos, se autorizó la apertura de 1179 sucursales financieras y se cerraron 19.000 establecimientos industriales. La deuda externa, pasó de casi 8.000 millones de dólares a 40.000 millones a fin de la dictadura. La clase trabajadora pasó de apropiarse el 45% del Producto Bruto Interno en 1975 a solamente el 28% en 1977. La población en hogares pobres pasó del 3,2% en 1974 al 28 % del total en 1982.

(Fuente)
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La Carta abierta a la Junta Militar

Rodolfo Walsh en su Carta abierta a la Junta Militar describe los horrores del terrorismo de estado: “Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror”. Luego pasa a señalar las consecuencias del plan económico y dice: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas.”

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Horacio Verbitsky, quien militaba junto a Walsh, relató en Pagina 12, el 25-03-92: “Rodolfo había trocado el fusil de la guerra, por la máquina de escribir de la que brotaban sus cartas polémicas, inspiradas en las invectivas latinas. La conducción de Montoneros aceptó que firmara la Carta pero objetó el párrafo según el cual no era la represión, sino la miseria del pueblo, planificada por la política económica, la peor violación a los derechos humanos. Rodolfo desacató esa censura, inspirada en una exaltación romántica de la sangre. Cuando discutía políticas, señalaba la diferencia entre una vanguardia y una patrulla perdida. En la intimidad, arrojó con furia contra la pared un ejemplar de la revista Evita Montonera, donde autodenominados comandantes predicaban las retóricas consignas bélicas del jet set revolucionario internacional. Le parecían una burla a la gente que a duras penas conseguía sobrevivir. El 24 de marzo pasó en limpio y firmó la Carta, con su texto original (…) El 25 de marzo caminaba por San Juan, de Entre Ríos hacia el Oeste, cuando el mayor del Ejército Juan Carlos Coronel abrió fuego, nadie sabía de la Carta, cuyas primeras copias fueron arrojadas al buzón minutos antes.”

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Quince días después, lejos del país, a 10 mil metros de altura, Firmenich le decía a García Márquez que, en sus cálculos de guerra, habían previsto un número superior a mil quinientas “unidades de bajas”. Entre esas bajas eufemísticamente llamadas “unidades”, estaba Rodolfo Walsh. La Carta de Walsh, nunca fue publicada en el revista oficial de Montoneros el Evita Montonera. Era obvio que si Firmenich andaba diciendo por el mundo que tuvieron menos de mil quinientas bajas, no podía reproducir las cifras de Walsh de: “quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos…” . Y menos estaba de acuerdo con priorizar como victimas de la dictadura a " millones de seres humanos por la miseria planificada” .

Para Firmenich las víctimas -cuyo número había que ocultar para no desmoralizar a su tropa– debían ser mártires de su organización porque eso le sumaba capital político, y no los seis millones de pobres que estaba generando la política económica de la dictadura militar.

Lamentablemente el relato de Firmenich y la cúpula de Montoneros fue el que quedó fijado en el tiempo. Y el mensaje de no pensar en el pueblo como principal victima de las derrotas del campo popular, también.

[Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón]

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