Ni salud, ni economía, corrupción: la prepotencia de los ignorantes

Desconocer las leyes naturales que determina cada ciencia, e inclinarse por acciones discrecionales, solo conduce al atraso y a la pérdida de oportunidades para la sociedad en su conjunto

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Los "precios cuidados" reniegan del poder de las leyes del mercado, de oferta y demanda (Twitter: Movimiento Evita)
Los "precios cuidados" reniegan del poder de las leyes del mercado, de oferta y demanda (Twitter: Movimiento Evita)

Los conocimientos avanzaron a la humanidad, aunque durante en los primeros cientos de miles de años de la historia, los aumentos del saber y de las habilidades productivas sólo conseguían aumentar la población, permaneciendo el consumo apenas cubriendo el nivel de subsistencia. Cada variación productiva aparejaba altas o bajas demográficas, observó Thomas Malthus.

Recién, a partir del siglo XVII, con la difusión de los derechos de propiedad privada, se iniciaron las ganancias de la productividad individual. El ritmo se aceleró tanto que, en los últimos 50 años, la población mundial se triplicó y el ingreso por persona se cuadruplicó. Las capacidades productivas son ahora, en el promedio general 12 veces superiores a 1970, con amplias brechas entre países según reconozcan la propiedad privada.

Es un mal general englobar conceptos diferentes. Las leyes de los políticos son para que el Estado dirija los actos individuales; y las leyes de los científicos, responden a la naturaleza y relaciones humanas, que no están sujetas a la decisión de los políticos. Por ejemplo, la Ley de Gravedad, de la termodinámica, de la oferta y demanda, entre otras.

Con la difusión de los derechos de propiedad privada, se iniciaron las ganancias de la productividad individual

Las ciencias sociales descubren relaciones complejas, comprobables en el tiempo, que son independientes de los deseos de los políticos. En la actualidad, la economía mundial abarca a 8.000 millones de individuos independientes, con habilidades, miradas, entornos institucionales, diferentes, que se van expandiendo según su especialización y lazos comerciales. Las leyes económicas se verifican en tiempos a veces considerables, incidiendo las variaciones de los derechos de propiedad.

El libro “Por un País más Justo y Floreciente” descubre que la corrupción de normas diversas, aplicadas según simpatías personales, actividades, relatos, tiempos, es contraria a la competencia: el proceso colaborativo que expande las capacidades productivas de la sociedad para satisfacer necesidades individuales de sus miembros.

Ilustran las Sagradas Escrituras en la Torre de Babel. La confusión de hablar de golpe idiomas diferentes (aplicar normas distintas al mismo hecho) impidió entenderse para construir la torre que llegaría al cielo.

La Corrupción empobrece la competencia. La asombrosa declinación económica de la Argentina es la consecuencia de agravar la corrupción. Al tiempo que se proclama: “es para conseguir competitividad”, según la fábula del “atraso cambiario”, se impulsaron apropiaciones violatorias de propiedades y libertades.

Las sociedades son tan competitivas como los ingresos de la gente. EEUU es la nación más competitiva de América: su gente es la que gana mayores ingresos y a donde multitudes aspiran inmigrar.

Gobernantes seducidos por fantasías copian al Quijote. Luchan contra los molinos de viento, cuando imponen normas contrarias a las Leyes del Conocimiento. Por más que los políticos principales decidieran abolir la Ley de Gravedad, no podrían ni por un minuto. El mayor dictador no puede cambiar las Leyes Científicas, pues no responden a los deseos personales. Apenas pueden desconocer Leyes Económicas por un tiempo, hasta que la gente reaccione. Como en la Unión Soviética y la República Popular China, con resultados tan calamitosos y cientos de millones de muertos. Tras la desaparición de Mao Zedong, los dirigentes chinos rectificaron rumbos y desregularon las actividades.

Mientras los políticos argentinos impusieron cargas arbitrarias crecientes a las actividades productivas, los chinos las liberaron. La consecuencia: el poder adquisitivo promedio de los argentinos cayó a un tercio del de 1980, el de los chinos se multiplicó 11 veces.

Los países se rezagan y avanzan al ritmo que reconozcan las Leyes Económicas. El cuadro expone el ingreso promedio, en 2020, y la proporción del poder adquisitivo de los países de América Latina del que tenían en 1980. Las sociedades avanzan y los ingresos mejoran en tanto reconocen a la propiedad privada competitiva.

Por eso, se llama avanzados a las naciones que ganan más que antes. Son las que más progresaron en fortalecer la propiedad privada. Corromper entorpece ese proceso. Venezuela y la Argentina son los países cuyos ingresos perdieron más poder adquisitivo en los últimos 40 años, estimados al tipo de cambio oficial.

Populismo y liberalismo

Varios gobiernos debilitan derechos individuales. Se apropian y distribuyen lo ajeno para ganar poder, aunque empobrezca al país. El juego es denostar a los adversarios; los populistas inventan la figura del neoliberalismo. No se atreven a atacar al liberalismo, el impulsor de las libertades personales.

El juego es denostar a los adversarios; los populistas inventan la figura del neoliberalismo. No se atreven a atacar al liberalismo, el impulsor de las libertades personales
El juego es denostar a los adversarios; los populistas inventan la figura del neoliberalismo. No se atreven a atacar al liberalismo, el impulsor de las libertades personales

El liberalismo valorizó los derechos individuales. No hay progreso sostenible sin libertades, sin derechos individuales, como pretenden, descartando las Leyes Científicas.

La declinación de la Argentina viene de desconocer Leyes Económicas. Las personas se asocian tanto como estén regidas por normas iguales, justas, y que las leyes políticas satisfagan las Leyes Económicas. El lema de la Revolución Francesa: “una misma ley y medida para todas las personas, para todos los tiempos”. Cumplir ese lema es el corazón de la competencia, lleva a los mayores ingresos y propiedades individuales.

Mientras resaltan los “esfuerzos para contener los precios” y “la mesa de los argentinos”, insuflan emisión monetaria y ponen piedras a la producción

Ilustra Quijote: “la locura de luchar contra los molinos de viento”. Las Leyes Científicas prevalecen sobre los relatos ideológicos. Sin embargo, intentando ganar poder, algunos políticos aplican reglas diferentes, discriminan a las personas según su simpatía y circunstancia.

La Argentina impone cargas arbitrarias a las actividades competitivas y alienta a las menos productivas, una receta que empobrece. Justifican los contratiempos inventando teorías extravagantes; útiles en tanto la población sea encantada por los cuentos, los “esfuerzos para contener los precios” y “la mesa de los argentinos”, mientras insuflan emisión monetaria y ponen piedras a la producción. Mientras dure el encanto, sirve a los políticos.

En tiempos de covid-19 las vacunas valen para salvar vidas y deben aplicarse a esa finalidad prioritaria. Corrupción es desviarse con protocolos que varían según convenga a dirigentes (EFE)
En tiempos de covid-19 las vacunas valen para salvar vidas y deben aplicarse a esa finalidad prioritaria. Corrupción es desviarse con protocolos que varían según convenga a dirigentes (EFE)

El libro citado explica las naciones ganan ingresos, competencia, adoptando reglas iguales para todas las personas y tiempos. Normas justas, durables y ciertas.

Crisis en la vacunación

En tiempos de covid-19 las vacunas valen para salvar vidas y deben aplicarse a esa finalidad prioritaria. Corrupción es desviarse con protocolos que varían según convenga a dirigentes. Ahora deciden vacunar a los docentes, privilegiando a un sector a costa de las muertes y sufrimientos de los que sucumben al virus. No reconocen responsabilidad de los 51.500 muertos y los decesos diarios que las vacunas podrían salvar.

El proceso de vacunación está corrompido por ausencias de competencia. De los funcionarios, planes e implementación. Designaron militantes de La Cámpora y sectores políticos, desplazando a personal especializado.

Igual ocurre en la economía, con la inflación y pérdida de ingresos mayor de la región. El Gobierno sigue los pasos del Quijote, inventa enemigos cuando enfrenta realidades.

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