El fantasma del golpe blando

En el Gobierno entienden que desde el establishment hay sectores abocados a esmerilar la gestión de Alberto Fernández

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El presidente Alberto Fernández
El presidente Alberto Fernández

Algunos lo minimizan. Otros lo agigantan. Pero nadie lo niega. Todos los sectores de la coalición gobernante están convencidos de que el establishment o los “dueños” de la Argentina están trabajando para que el Gobierno fracase rotundamente y así conseguir un recambio anticipado del poder. El fantasma del golpe blando se adueñó de los despachos oficiales. La paranoia —o no tanto— está a la orden del día.

“Ellos creen que para modernizar al país se necesitan hacer cambios que el peronismo nunca va permitir que se hagan. Se ilusionaron con Alberto pensando que cuando asumiera iba a meter presa a Cristina y cuando se dieron cuenta de que eso no iba a pasar empezaron a esmerilar la gestión con toda la furia”, analiza uno de los hombres del Presidente que sin un cargo ejecutivo sigue siendo de los que le aportan mayor capacidad analítica.

Y no es el único. Mientras el dólar blue se disparaba en las pizarras clandestinas hasta arañar los 170 pesos llevando la brecha con el dólar oficial a más del 100%, en el Senado de la Nación consideraban al fallo de la Corte dando lugar al per saltum de los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli como parte de esta acción conjunta de las “fuerzas del mal”.

Foto de archivo ilustrativa de un billete de 100 dólares y billetes de 100 pesos argentinos. 
Sep 3, 2019. REUTERS/Agustin Marcarian
Foto de archivo ilustrativa de un billete de 100 dólares y billetes de 100 pesos argentinos. Sep 3, 2019. REUTERS/Agustin Marcarian

A la lista de señales desestabilizadoras se suman la falta de liquidación de las exportaciones, la propia movida devaluadora, y sigue la lista.

Claro que esas mismas situaciones se explican del otro lado como “falta de confianza” en el Gobierno, falta de plan económico etc, etc, etc.

Ahora bien, ver a la corporación empresaria como el enemigo en un momento en que el país necesita salir de una recesión apabullante y de índices de pobreza históricos no parecería ser la postura más inteligente. Pero también es cierto que, como dijimos en esta columna hace tres semanas, los puentes aparecían claramente dinamitados desde ambos lados.

Solo el tiempo dirá si las reuniones que generó el Presidente con parte del empresariado en la última semana tendrán un resultado con bandera blanca o no. Por lo pronto parecen más encuentros sociales que de definición concreta. Pero al menos es un intento que se vio en la misma línea que con el tema Venezuela.

Mas allá del ida y vuelta y de los encontronazos internos y públicos del Frente para la Victoria, por el alineamiento argentino en las organizaciones internacionales con los deseos de Estados Unidos, lo cierto es que Alberto Fernández parecería estar queriendo retomar el rol de pacificador de tempestades y articulador de un espacio amplio que fue justamente la característica que lo llevó primero a ser el candidato y después a ganar las elecciones de 2019.

“Hay que aguantar hasta que firmemos el acuerdo con el Fondo, hasta ese momento navegaremos en aguas turbulentas”, dice con parsimonia sabatina uno de los integrantes de la mesa del poder. El mismo que intuye que esa buena noticia podría darse antes de fin de año. Fecha que no se animan a confirmar los negociadores con el Fondo. Sergio Chodos llegará mañana a Washington y por ahora todos muestran la mejor buena voluntad, pero el final es incierto.

Martín Guzmán y Alberto Fernández (Juan Mabromata/Pool via REUTERS)
Martín Guzmán y Alberto Fernández (Juan Mabromata/Pool via REUTERS)

Ahora, ¿alcanzará pactar con el FMI para apaciguar las aguas y que den un respiro o pondrán nuevamente otra meta/prueba/excusa futura? “Nos dijeron que había que arreglar la deuda y lo hicimos ,después vino la deuda local, pidieron un horizonte de previsibilidad y les dimos el presupuesto, ahora quieren el cierre con el FMI y después seguirán con el Club de París, pero ese no es el problema esas son las excusas”, dicen en el alrededor de Martin Guzmán.

El núcleo de la discusión tiene una explicación marxista. La pelea central es por la distribución del ingreso. No de los actuales que son más que escasos, sino por los ingresos futuros.

El próximo año por rebote más que por mérito de gestión, la economía argentina va a crecer. Habrá llegado entonces el momento de saber quién se queda con esas proyectadas mayores ganancias.

La discusión se da por sectores dentro del propio establishment y también dentro del Gobierno. Pero para eso están esperando el resultado electoral.

Si el Gobierno pierde las elecciones de medio término será el momento de mayor debilidad de la coalición y ahí si deberán resistir desde la política. “Que no se equivoquen, que Alberto no es De la Rúa”, insisten en la misma lógica paranoide de los malos alineados en un proyecto de golpe blando.

Pero el Gobierno proyecta ganar. Y ahí están quienes dicen que para ganar hay que dar señales más contundentes para los votantes propios, como la ley del impuesto a la riqueza de Máximo Kirchner y Carlos Heller y quienes creen que hay que ser más cautos hasta entonces y ahí sí con la ratificación del rumbo de las urnas ir por todo.

¿Qué es todo? Algo parecido a un intento por aplanar la pirámide de ingresos. Que la distancia entre el que más y el que menos gana sea menos nauseabunda y violenta que lo que es hoy.

Claro que para todo esto falta una eternidad.

Y hoy no solo no se sabe a cuanto abrirá el dólar el lunes sino cuantos de los ministros sobrevivirán a esta tormenta perfecta.

Bonus Track

¿Ampliación del Ingreso Universal por Hijo o mas planes sociales? Está claro que con el nivel de pauperización de la sociedad argentina al que se llegó, la ayuda a los sectores mas carenciados deberá estar garantizada por varios años más. La discusión entonces se da por el instrumento. Y ahí los sectores mas albertistas del poder como el Movimiento Evita parecerían correr por izquierda a La Cámpora.

Máximo Kirchner (Gustavo Gavotti)
Máximo Kirchner (Gustavo Gavotti)

Mientras los primeros pujan por más planes sociales con la actual metodología en donde las organizaciones son virtuales intermediarias con los beneficiarios, el Instituto Patria preferiría ir a un esquema mas parecido a la Asignación Universal por Hijo (AUH) donde es el Estado el que baja directamente a la gente.

Mientras planifican algo parecido a un ingreso universal que podría tener origen en algún proyecto legislativo, el Gobierno avanza con más planes sociales. Ahora con formato de emprendimientos laborales que implicará no solamente una cantidad determinada de dinero en planes sino también compra de herramientas para que las cooperativas se organicen. Unos diez mil millones de pesos por fuera de la auditoría estatal.

En esta pelea de titanes ideológicos, Pérsico y Grabois parecen estar ganando la partida. El plan de Máximo para evitar la intermediación deberá esperar…