“Estamos muertos”: la historieta digital detrás de la serie de zombies coreana que es furor en Netflix

El último éxito de la plataforma de streaming está basado en un “webtoon”. Qué es y dónde puede leerse.

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Tras el éxito de "El juego del calamar", "Estamos muertos" se suma al enorme éxito de las series coreanas.
Tras el éxito de "El juego del calamar", "Estamos muertos" se suma al enorme éxito de las series coreanas.

Desde su estreno en febrero de este año, Estamos muertos (All of us are dead), la serie coreana de zombies de Netflix, se ha mantenido como uno de los contenidos más comentados de la plataforma. Después del éxito absoluto de El juego del calamar, que se convirtió en lo más visto del servicio de streaming, Estamos muertos se suma al furor por las producciones audiovisuales de Corea del Sur.

La serie, que acaba de confirmar su segunda temporada, cuenta la historia de un grupo de estudiantes de la escuela secundaria Hyosan, en la que un extraño virus convierte a las personas en violentos zombies. Como sucede con Heartstopper, otra de las series de Netflix que más revuelo generó en los últimos meses, Estamos muertos está basada en un webtoon, un formato coreano de historieta digital en el que cada episodio se publica en una sola y larga imagen vertical, pensada para ser vista principalmente en dispositivos móviles.

Estamos muertos se basa en Ahora en nuestra escuela (Now at our school), el webtoon de Joo Dong-geun que, entre 2009 y 2011, se extendió por 130 capítulos. Naver, la plataforma coreana de webtoons en la que se publicó, compartió un comunicado en el que se decía que, desde el estreno de la serie de Netflix, la cantidad de visitas semanales de Ahora en nuestra escuela aumentó 80 veces. Quienes quieran acceder al webtoon original, podrán hacerlo aquí, donde pueden leerse hasta cinco capítulos por día de manera gratuita o, con una suscripción, tener acceso a la lista completa.

La serie está basada en el webtoon "Ahora en nuestra escuela", de Joo Dong-geun, que publicó 130 capítulos entre 2009 y 2011
La serie está basada en el webtoon "Ahora en nuestra escuela", de Joo Dong-geun, que publicó 130 capítulos entre 2009 y 2011

Aunque la historia del original y su adaptación a la pantalla chica son muy similares en cuanto a su arco argumental, ambas tienen diferencias fundamentales que harán que quienes entraron en este universo por la serie de Netflix quieran profundizar su pasión por los estudiantes y los zombies de Hyosan con los 130 capítulos del webtoon.

La primera y principal diferencia entre Estamos muertos y Ahora en nuestra escuela, la historieta digital en la que está basada, es el origen del letal virus que convierte a las personas en zombies hambrientos por carne humana. Mientras que en el webtoon el Sr. Lee, maestro de Ciencias y uno de los personajes principales, explica vagamente que su hijo lo contrajo durante un viaje familiar al mar del Este, en la serie es el mismo docente quien crea el virus. ¿Pero por qué alguien haría algo así sin un motivo aparente?

Uno de los problemas principales que trata Estamos muertos es el bullying. Cansado del acoso escolar que sufre su hijo, el Sr. Lee intentará ayudarlo inyectándole el virus “Jonas” que, al aumentar el nivel de testosterona en sangre e impulsar la agresividad, debería darle la fuerza necesaria para defenderse de sus atacantes. Pero lo que el maestro no esperaba es que su hijo, en plena pelea con sus matones, se convirtiera en un monstruo violento y voraz sin capacidad de razonar.

Namra, presidenta de la clase, encarna una de las principales diferencias entre "Estamos muertos" y "Ahora en nuestra escuela": en el webtoon es inmune al virus, mientras que en la serie se transforma en una media-zombie,
Namra, presidenta de la clase, encarna una de las principales diferencias entre "Estamos muertos" y "Ahora en nuestra escuela": en el webtoon es inmune al virus, mientras que en la serie se transforma en una media-zombie,

Más allá de su origen, que difiere entre el webtoon y la serie, el virus no tardará en esparcirse por Hyosan y, rápidamente, por el resto de la ciudad, por lo que los estudiantes se encontrarán atrapados en los límites de su escuela secundaria sin agua, comida ni un próximo plan de rescate. Sin adultos que los supervisen, el alumnado tendrá que ingeniárselas para sobrevivir los ataques de zombies y otros estudiantes por igual.

Algo que hermana al webtoon con su adaptación a la pantalla chica es la figura del adulto inútil que no solo no puede resolver los problemas de los jóvenes, sino que tampoco muestra signos de preocuparse por algo más que él mismo. Hay, de todos modos, alguna que otra excepción, como la Sra. Park o el padre de On-jo, que harán lo posible para salvar a los estudiantes de Hyosan. Pero, más allá de ellos, la mayoría de los adultos de la historia mostrarán rasgos egoístas, cuyo mayor ejemplo es el director de la escuela, que en vez de ponerse la situación al hombro, decide esconderse cobardemente en su despacho hasta que llegue el rescate. La ayuda, sin embargo, nunca llegará.

Así, una de las moralejas principales, tanto en Estamos muertos como Ahora en nuestra escuela, es la certeza de que en la vida solo se puede contar con uno mismo. Los estudiantes deberán aprender esta lección a la fuerza mientras esperan en vano que padres, bomberos, policías o militares vengan a rescatarlos mientras la comida y el agua empiezan a escasear. Puestos a prueba, los jóvenes demostrarán tener un sentido más atinado de la responsabilidad y el cuidado del prójimo que sus padres, profesores y directivos.

Mientras que la historieta terminó en 2011 tras 130 capítulos, la serie acaba de anunciar su segunda temporada
Mientras que la historieta terminó en 2011 tras 130 capítulos, la serie acaba de anunciar su segunda temporada

Otra de las diferencias cruciales entre el webtoon y la serie es que, en esta última, se introduce algo que en la historieta no existía: los medio-zombies. Mientras que en Ahora en nuestra escuela se presentan casos de gente inmune al virus, en Estamos muertos la inmunidad se queda a medio camino. Casos como la presidenta de la clase Namra, o el abusivo antagonista Gwi-nam, encarnan en la serie un punto medio entre zombie y humano, que provocará tensión entre el alumnado y pondrá en evidencia que hay algo todavía más peligroso que esos caníbales monstruos inconscientes.

Algo que también separa a Estamos muertos de Ahora en nuestra escuela es el contenido romántico que, como en toda serie para adolescentes, no podía faltar. Si bien el webtoon no profundiza sobre ninguna relación amorosa entre alumnos (¡qué difícil enamorarse en medio del apocalipsis zombie!), la serie repone esta ausencia con varias parejas que harán suspirar al público más joven, incluso una entre un alumno y una media-zombie.

Aunque el final de la serie y del webtoon no son iguales, ambos dejan abierta la posibilidad del regreso de los estudiantes de Hyosan
Aunque el final de la serie y del webtoon no son iguales, ambos dejan abierta la posibilidad del regreso de los estudiantes de Hyosan

Hacia el final, después de tanta espera por un rescate, los sobrevivientes de Hyosan se llevarán una no muy grata sorpresa al enterarse de que el Gobierno autorizó la destrucción de la ciudad, por lo que deberán huir de la escuela para estar lo más lejos posible del punto de impacto de los misiles. Después de la explosión, que dejará la ciudad en ruinas, un detalle más separará a la historieta digital de su adaptación de Netflix.

En Estamos muertos, un pequeño grupo de estudiantes volverá a reunirse en las ruinas de Hyosan y encontrará a la presidenta de la clase, Namra, a quien daban por muerta, en busca de otros medio-zombies como ella. Mientras tanto, en Ahora en nuestra escuela, también con una ciudad arrasada y un pequeño grupo de sobrevivientes, la historia terminará con un pescador que, en la costa de Japón, es mordido por una extraña criatura similar a una sanguijuela, que retoma el origen marino -y no humano- del virus propuesto al comienzo del webtoon. En ambos casos, de todos modos, la historia de los estudiantes de Hyosan parece no querer limitarse al poder de ningún punto final.

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