Conseguir un esmalte duradero y libre de astillas puede ser posible si se siguen los consejos de los especialistas.
Un esmalte puede mantener un estado impecable hasta dos semanas si se emplean productos específicos y se siguen técnicas apropiadas.
Incluso con rutinas sencillas, es posible evitar el descascaramiento prematuro tanto en casa como en el salón de belleza.
Trucos para que el esmalte de uñas dure más
El primer aspecto clave consiste en la técnica de aplicación y en la selección del producto. Asimismo, es importante aplicar capas finas de esmalte, ya que las más gruesas requieren mayor tiempo para secar y se despegan con facilidad.
Se recomienda utilizar fórmulas antiastillado o en gel para la manicura o la pedicura, ya que permiten conservar el color hasta por 14 días, logrando resultados similares a los de un salón profesional en el hogar.
Respecto al método de secado, otro pilar fundamental para mantener el acabado, se sugieren evitar el aire caliente de secadores, pues dificulta el endurecimiento del esmalte. Es preferible utilizar aire frío o de un ventilador, lo que garantiza un terminado más resistente y duradero.
Mantenimiento del esmalte de uñas para su duración
Para preservar el efecto de un esmalte duradero, el mantenimiento es determinante, entre las principales recomendaciones se encuentran:
- Volver a aplicar una capa superior cada dos o tres días, lo que ayuda a reducir la aparición de astillas y mantiene la manicura impecable por más tiempo.
- En caso de que el esmalte invada la cutícula o la piel alrededor de la uña, retirar el exceso enseguida con un bastoncillo y quitaesmalte, lo que impide futuros desprendimientos.
- Si se detectan signos de desgaste en los bordes, limar suavemente la zona y añadir una capa protectora adicional permiten recuperar el acabado sin necesidad de repetir todo el proceso.
El tamaño de las uñas también influye en la duración del esmalte
La forma y longitud de las uñas influyen también en la conservación del esmalte. De acuerdo con el sitio de L’Oréal Paris, optar por uñas cortas favorece la resistencia y reduce el riesgo de astillado.
Para quienes prefieren estilos más llamativos, los colores intensos o los diseños originales compensan la longitud limitada sin sacrificar durabilidad.
Sin embargo, el cuidado posterior a la aplicación resulta igualmente decisivo. Se recomienda hidratar las uñas y cutículas de forma periódica mediante aceites o cremas.
Dicha práctica resulta especialmente eficaz para quienes tienen tendencia a la resequedad por el lavado frecuente de manos. Además, el uso de guantes durante las labores domésticas ayuda a prolongar la duración del esmalte, ya que limita la exposición a productos agresivos y al agua.
La consolidación de estos hábitos transforma la rutina del cuidado de las uñas y permite disfrutar de un acabado profesional durante más días con el mínimo esfuerzo.