Por qué limpiar baños de la realeza era una profesión tan codiciada en el pasado

El cargo no solo atendía las necesidades del monarca, sino que ofrecía acceso directo al poder y los secretos del reino Tudor

Guardar
El "novio del taburete" fue una posición de gran proximidad al rey en la corte inglesa Tudor
El "novio del taburete" fue una posición de gran proximidad al rey en la corte inglesa Tudor

En la historia de la humanidad, existieron trabajos que parecen, a primera vista, ser los más despreciables e indeseados. Sin embargo, algunos de estos roles cargaron con una importancia que va mucho más allá de sus funciones primarias. Uno de estos trabajos fue el del “novio del taburete”, una posición en la corte inglesa que se originó en la era Tudor y que se destacó por sus particulares responsabilidades que implicaban cuidar las necesidades más íntimas de los monarcas.

Mirando de cerca esta posición, uno podría preguntarse qué podría motivar a alguien a desear un empleo que hoy día sería considerado extremadamente desagradable. Pero, lo cierto es que esta posición se ubicaba en uno de los centros de poder más notables del reino. El acceso directo e íntimo al rey no solo brindaba una cercanía física, sino también una proximidad estratégica a las decisiones y los secretos del monarca, convirtiendo al titular del cargo en una figura influyente y muy poderosa.

La creación de este cargo bajo el reinado de Enrique VII y su evolución con Enrique VIII muestra la naturaleza del servicio personal en la corte y la intricada red de poder, lealtades y política que definía la vida palaciega en la Inglaterra Tudor. Los novios del taburete, además de lidiar con las funciones higiénicas del rey, supervisaban su salud, horarios y hasta participaban en decisiones fiscales que afectaban a todo el reino.

Enrique VII fue el creador del cargo que refleja lealtad y política (REUTERS/Rebecca Naden)
Enrique VII fue el creador del cargo que refleja lealtad y política (REUTERS/Rebecca Naden)

El interés de este trabajo entre los nobles se hacía evidente en su propia asignación, debido a que no cualquier persona del reino podía siquiera aspirar a tal puesto. Los elegidos generalmente provenían de familias nobles o de la gentry, indicando que la nominación al cargo no solo dependía de la disposición para realizar el trabajo, sino también de la confianza y el estatus social que estos individuos ya poseían en la corte.

En qué consistía el trabajo de “novio del taburete”

El trabajo de “novio del taburete” en la corte inglesa durante la era Tudor tenía como principal responsabilidad atender las necesidades íntimas del monarca, incluyendo asistirlo durante sus visitas al baño. Esta tarea aparentemente desagradable involucraba estar en estrecho contacto con el rey, limpiarlo, y estar a cargo del “taburete”, un predecesor del inodoro moderno.

El taburete consistía en "una caja o armario a la altura del asiento con un agujero en la parte superior. Dentro de este agujero había un cuenco, generalmente de peltre o loza, que capturaba la orina y las heces" (Hampton Court collection)
El taburete consistía en "una caja o armario a la altura del asiento con un agujero en la parte superior. Dentro de este agujero había un cuenco, generalmente de peltre o loza, que capturaba la orina y las heces" (Hampton Court collection)

Además de estas tareas higiénicas, el novio del taburete tenía roles administrativos. Era responsable de supervisar la Cámara Privada del rey, controlar los gastos del Privy Purse (el monedero privado del rey), y asegurar la protección de los objetos valiosos de la misma. Este acceso constante y cercano al rey otorgaba al novio una influencia considerable y la posibilidad de participar en la configuración de políticas fiscales y otros asuntos de estado. El cargo también incluía monitorear la salud del monarca y organizar su jornada alrededor de sus horarios intestinales.

El final del cargo

El trabajo de novio del taburete fue desestimado por varias razones a lo largo del tiempo. Primeramente, con la muerte de Isabel I y el fin de la Casa de los Tudor, la dinastía de los Estuardo introdujo cambios en la corte. James I restableció el cargo, pero su función comenzó a cambiar gradualmente.

Durante el reinado de Carlos II, el título del puesto fue modificado a “novio de la estola”, reflejando una evolución en las responsabilidades del cargo. Este cambio implicaba un alejamiento de las tareas relacionadas con las necesidades higiénicas del monarca, enfocándose más en asuntos de vestimenta y ceremoniales. Este ajuste respondió a una mezcla de factores, incluida la modernización de la corte y un probable repudio de la naturaleza humillante del cargo original.

James Hamilton, segundo duque de Abercorn, fue el último novio de la estola en la historia británica (James Hamilton, 2nd Duke of Abercorn, circa 1913)
James Hamilton, segundo duque de Abercorn, fue el último novio de la estola en la historia británica (James Hamilton, 2nd Duke of Abercorn, circa 1913)

El cargo persistió hasta principios del siglo XX, pero con funciones cada vez más alejadas de las tareas originales. Finalmente, Eduardo VII eliminó definitivamente el puesto en 1901, oficializando así el fin de esta antigua y peculiar posición en la corte real inglesa. La decisión de abolir el cargo también puede haber respondido a cambios sociales y políticos que hicieron obsoleto y anacrónico mantener una posición de estas características en una monarquía constitucional moderna.

Guardar