Bob Chow no se puede spoilear

“Todos contra todos y cada uno contra sí mismo” (Ed. La Bestia Equilátera) es la nueva novela de uno de los autores más originales de la literatura argentina actual.

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Escritor, músico, artista polifacético, Bob Chow tomó como seudónimo el nombre de una pistola china.

Y un día, así como si nada, viene el editor y, tirándote el libro te dice: "¿Te animás?" Y vos, sumiso ante la autoridad por el hecho de ser autoridad y sin mirar el objeto arrojado ya que tus ojos apuntan a los del superior, decís: "Sí". La respuesta es automática, consecuencia de creer en el verticalismo o de pensar en las consecuencias de decir no.

El editor se da vuelta y se va y en el escritorio queda Todos contra todos y cada uno contra sí mismo, libro ganador del premio literario de La Bestia Equilátera.

Con ese título tus cejas se levantan: "¿Qué es esto?" El autor se llama Bob Chow, pero la curiosidad te lleva a descubrir que es argentino y que usa como seudónimo el nombre de un arma china. Das vuelta el libro y en la contratapa te encontrás con que la novela pertenece a un nuevo género: hablan de "psicodelia literaria".

Espanto. ¿Por qué dije que sí?

“Todos contra todos y cada uno contra sí mismo” obtuvo el premio La Bestia Equilátera de novela

El viaje como una huida hacia adelante

Por suerte, al abrir el libro cambió todo. Bob Chow (también autor de El momento de debilidad, El águila ha llegado, La máquina de rezar) te atrapa, te lleva, te trae, se divierte, te divierte. Es absolutamente adictivo.

En Todos contra todos y cada uno contra sí mismo nos transporta, con detalles asombrosos, a la selva boliviana y al desierto de Namibia mientras se entrecruzan las historias de un ingeniero argentino llamado Orlog y de una bióloga alemana, Cordelia Krause. Podría ser una historia de amor trillada, pero no lo es.

Durante el viaje, toma forma una historia donde conviven de manera natural un virus informático, la industria farmacéutica, el Minecraft, las cuevas Incas y los dioses de la gran civilización andina, un alemán que paga por sexo a niños carentes. Con algunas referencias literarias y al ritmo de los Beatles, Bob Chow nos brinda lo necesario en el momento justo, pero no se detiene. Su estilo es avanzar siempre. Y uno se deja llevar por sus sorprendentes giros y puntuales descripciones.

Todos contra todos y cada uno contra sí mismo funciona tanto para personas curiosas y aventureras como para sedentarios amantes de la tecnología. Está lleno de guiños para los fanáticos de la música y regala situaciones de thriller.

Si fuera una película, no te la espoilearía, te diría: "Tenés que verla". A Bob Chow hay que leerlo.

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