Cabello prolijamente acicalado, maquillaje riguroso, uñas recién salidas de la manicura, pantalón de vestir oscuro con blusa estampada que aporta a su look el toque colorido que rematan sus sandalias anaranjadas. No parece hija de un rockero, "pero sí de una modelo francesa", se apura a aclarar simpática Scarlet Lilith Eleida Page (48), única descendiente de James Patrick (75), el legendario guitarrista y fundador de Led Zeppelin, y Charlotte Martin (70), ex novia de Eric Clapton.
"Heredé la personalidad y los ojos de mi padre y la estética y femineidad de mi madre. No tengo dudas de ello", apuntala abriéndole el juego a una tentadora ensalada Regia, en el Loreto Garden Bar de Colegiales, secundada por Tom Brown (40), su marido desde hace una década, papá de Martha Alice (11) y Griffin (8) y, además, jardinero.
–Al mencionar "la personalidad" de Jimmy, ¿de qué clase de personalidad habla?
–De la de un hombre tranquilo. Cuando salía de gira, me dejaba grabados casetes con cuentos de hadas, para que yo me durmiera feliz por las noches. Una pena, esas cintas ya no las conservo… Él siempre fue así.
–¿Entonces sus experiencias, cuando decidió acompañarlo, no obedecían al rictus sexo, drogas y rock and roll?
–Noooooo (risas). Si tienes padres atípicos, caes de un lado o del otro. En casa podían aparecer para cenar grandes músicos o personajes de otro ambiente, como, no sé, los actores Christopher Reeve y Harrison Ford –¡Superman e Indiana Jones en mi hogar!–, pero si era tarde, a mí me mandaban a dormir. Y en tal sentido, en un ambiente así de peculiar, creo que caí del lado cuerdo.
–Tampoco se dedicó a la música.
–Estudié piano de los siete a los 14 años. Accedí al nivel 5. Era buena; sucede que no me apasionaba. Por ejemplo, nunca fui fan del rock. Después de estudiar Bellas Artes en la Universidad de Westminster, investigando distintas disciplinas recalé en Fotografía. Pronto comprendí que mi verdadera pasión estaba en el arte y en las fotos. Ambas coexisten. La fotografía no es sólo un clic, es arte, y a la vez un medio poderoso: a través de un encuadre podés decirlo todo.
Entre las 48 imágenes de Resonators está la de James Patrick Page, su padre.
–¿Cómo continuó su existencia tras cambiar teclado por obturador?
–Me entrené con Ross Halfin, un especialista. Trabajar a su lado me permitió sumar bastantes millas, que usaría para viajar. Arranqué por América, con The Smashing Pumpkins, The Beastie Boys y los otros actos de la gira de Lollapalooza '94; realicé un shoot para el álbum A Northern Soul, de The Verve, y no me detuve más.
–Su historial de personalidades retratadas incluye a cuantos rockeros del planeta del último cuarto de siglo se nos ocurran. Sin embargo, pocos días atrás se subió a un avión y vino a la Argentina para acercar su muestra (Resonators) y sumar a varios de los nuestros…
–Viví una experiencia inolvidable. Tomar todas las imágenes de ellos el mismo día me resultó increíble. Fluyó de manera maravillosa. Artistas notables que ingresaron puntuales, salvo Charly (carcajada). Es famoso en todos lados, no sólo aquí. Yo ya lo había escuchado. Pese a que no necesito poner música para las tomas posadas (al editarlas sí suelo tararear –inspirada por Spotify– distintos temas de los artistas retratados), admito que cuando García entró y enchufó la guitarra, su música me envolvió en forma intensa.
–¿Qué ritmo, solista o banda actual la atrapan, y qué canción de siempre?
–En este momento, Tame Impala, el grupo de rock psicodélico y espacial originario de Perth, Australia, formado por Kevin Parker en el '07. En cuanto a los temas, depende del ánimo. Siempre se me hizo difícil optar por uno, de cualquier artista, incluso mi papá. Por un motivo similar jamás me haría un tatuaje.
–¿Su asignatura pendiente?
–Sería muy excitante fotografiar face to face a Lady Gaga. Y emocionante tenerla a Greta Thunberg, la chica suiza de 16 años que, sufriendo síndrome de Asperger (una forma de autismo), ha conseguido que miles de estudiantes del planeta se manifiesten contra la destrucción ambiental y el cambio climático. Acaba de ser nominada al Nobel de la Paz.
–Para cerrar como comenzamos, refiriéndonos a su padre… ¿El abuelo quiere que los nietos sean músicos, fotógrafos o jardineros?
–Ni idea. Se lo preguntaré cuando lo vea la próxima semana. Igual, me anticipo a su respuesta, porque es un excelente nono y porque ya me la acercó a mí…
–¿Cuál fue y será esa respuesta?
–"Me gustaría que sigan a su corazón".
Por Leo Ibáñez.
Fotos: Matías Campaya y Scarlet Page.
Agradecemos a Lola Barredo y a Aleksandra Telezynska.
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