“Felicidades a Somalilandia por su primer reconocimiento internacional. Que sea uno de muchos. Somalilandia tiene derecho a la autodeterminación y siempre encontrará apoyo a su causa en Cataluña”, celebraba Carles Puigdemont, presidente de Junts per Catalunya, a través de una publicación en su perfil de X.
El gobierno israelí formalizaba ayer su reconocimiento de la autoproclamada República de Somalilandia como Estado independiente y soberano. Benjamin Netanyahu decía después que buscaría una cooperación inmediata en agricultura, salud, tecnología y economía; y firmó una declaración conjunta de reconocimiento mutuo junto a Gideon Saar (su ministro de Asuntos Exteriores) y el presidente de Somalilandia, Abdirahman Mohamed Abdullahi.
Somalilandia, del tamaño de Uruguay (175.000 kilómetros cuadrados), se encuentra en el extremo noreste del Cuerno de África, a orillas del Golfo de Adén y separado de Yemen por el mismo. Es probable, según valoraba David Majovsky (director del proyecto sobre Política de Oriente Próximo en el Proceso de Paz de Oriente Medio del Washington Institute) que el reconocimiento israelí de la región tenga que ver con su campaña militar contra los Hutíes en Yemen. Además, su posición es clave por encontrarse en la entrada del estrecho de Bab el Mandeb, parte de una de las rutas comerciales más transitadas del mundo y que conecta el océano Índico con el mar rojo y el canal de Suez.
Los actores regionales condenan el paso israelí, pero Puigdemont lo celebra
Independientemente de las intenciones de los actores involucrados en este desarrollo de la geopolítica regional, el reconocimiento de Somalilandia ha despertado preocupación entre sus vecinos. El Gobierno de Somalia lo rechazaba enérgicamente y se refería a ello como “paso ilegal” y “ataque deliberado” a su soberanía.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Egipto, Turquía, Somalia e Yibuti mantuvieron conversaciones telefónicas para discutir lo que describen como desarrollos peligrosos en el Cuerno de África, condenando el reconocimiento, reafirmando su apoyo a la unidad y la integridad territorial de Somalia, y advirtiendo que, a su parecer, el reconocimiento de regiones separatistas amenaza la paz y la seguridad internacional.
Hamás emitía un comunicado en su página web en el que expresaba su rechazo absoluto al hecho y aseguraban que se trata de un primer paso en “los planes de la ocupación de desplazar por la fuerza a nuestro pueblo, incluido el uso de Somalilandia como destino para el pueblo de Gaza”.
La Unión Africana, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y la Liga Árabe hacían lo propio, rechazando el reconocimiento y trasladando advertencias en la misma línea que Somalia, Egipto, Yibuti y Turquía. Y Puigdemont, desde Bélgica, lo celebraba.
“Me alegro mucho del reconocimiento de Somalilandia por parte de Israel, que abre la puerta a otros reconocimientos internacionales”, reza su mensaje. Continúa mencionando una reunión que mantuvo hace tres años con “la enviada especial del gobierno de Somalilandia y ex ministra de Exteriores Edna Adan, activista reconocida internacionalmente por su lucha en contra de la mutilación genital femenina”.
El presidente de Junts recuerda también una sesión organizada en marzo de 2023 “en el Parlamento Europeo sobre África del siglo XXI, el derecho a la autodeterminación y el federalismo en el que la propia Edna Adan explicó el proceso de su país a la independencia”.
Breve historia de Somalilandia
Somalilandia fue un protectorado británico hasta junio de 1960. Al poco de conseguir su independencia, se fusionó con la - también recién liberada - Somalia italiana y la firma de una ley en su Parlamento oficializó entonces la creación de la República de Somalia. Un año después, se redactó su constitución y, a pesar del rechazo de buena parte de los somalilandeses, el texto salió adelante y se convirtió en carta magna.
En 1967, Abdirashid Ali Shermarke fue elegido presidente de la republica de Somalia, designando a Mohamed Haji Ibrahim, un hombre somalilandés, como su primer ministro. Dos años duró Abdirashid en la presidencia antes de morir a manos de su guardaespaldas en un golpe de estado orquestado por el general Mohamed Siad Barre, quien se hizo con el poder entonces. Así nació la República Democrática de Somalia.
El gobierno de Barre aumentó el descontento entre los somalilandeses - y en el resto del país -, y esto acabó desembocando en una revolución. Un informe de la ONU responsabiliza al régimen de Barre de cometer un genocidio contra el pueblo isaaq en el norte de Somalia entre 1987 y 1989. En 1991, tras años de conflicto, Barre fue derrocado y estalló una guerra civil que, eventualmente, supuso que Somalilandia acabase declarando unilateralmente su independencia.
Desde entonces, Somalilandia ha funcionado de facto como un país independiente, con instituciones propias y cierta estabilidad, aunque sin reconocimiento internacional. En enero de 2024, un acuerdo con Etiopía para dar acceso al mar a través de Berbera tensó las relaciones con Somalia, que considera a Somalilandia parte de su territorio.
Esta semana, Israel fue el primer país en reconocer formalmente a Somalilandia, pero su independencia no cuenta con el respaldo de la ONU, ni la Liga Árabe, ni el Consejo de Cooperación en el Golfo ni de la Unión Africana y, realmente, el único respaldo parece ser Puigdemont, porque ni siquiera Donald Trump, “el mejor amigo que Israel ha tenido jamás en la Casa Blanca”, secunda la decisión: “No”, dijo al ser preguntado por esta cuestión por el New York Post. “¿Alguien sabe realmente qué es Somalilandia?“.