Las dificultades para recordar una palabra concreta, esa vivencia tan común de sentirla “en la punta de la lengua”, han sido objeto de numerosos estudios en el ámbito de la neurociencia. Este fenómeno, conocido internacionalmente como TOT (por sus siglas en inglés tip-of-the-tongue), se produce cuando el significado está disponible en la mente pero resulta imposible acceder al término exacto. Aunque puede resultar desconcertante y generar frustración, los investigadores explican que se trata de un proceso cotidiano y no de un síntoma patológico.
El TOT se ubica en un espacio peculiar entre la memoria y el lenguaje. Cuando aparece, no se pierde la información por completo: la persona puede recordar detalles como el número de sílabas, la inicial de la palabra o la posición del acento. Este fenómeno, definido en el ámbito científico como “recuerdo genérico”, muestra que el acceso parcial a una palabra indica que el recuerdo sigue activo aunque no esté disponible para su enunciación.
El papel de la memoria y el lenguaje en el olvido momentaneo
Diversos estudios atribuyen el origen de este estado a un fallo temporal en la recuperación de los componentes sonoros de la palabra. El acceso al significado activa un nodo léxico en el cerebro, que debería poner en marcha todos los aspectos fonológicos necesarios para enunciar el término. Sin embargo, durante los episodios de TOT esta activación es incompleta y la palabra no llega a hacerse audible. La ciencia ha constatado que factores como el envejecimiento y el bilingüismo pueden alterar la eficiencia de estas conexiones y aumentar la frecuencia con que se experimentan estos episodios, obligando a un mayor esfuerzo cognitivo para restablecer el acceso.
Dentro de los modelos actuales de memoria y lenguaje, se distingue entre un sistema encargado de almacenar los significados (sistema semántico) y otro que procesa los sonidos (sistema fonológico). Cuando la conexión entre ambos fracasa, el sistema semántico puede proporcionar pistas parciales, pero la activación fonológica permanece obstaculizada, lo que se visualiza, en términos científicos, como una conexión interrumpida.
La neuroimagen aporta datos sobre cómo, al intentar resolver un episodio de TOT, se activan áreas específicas del cerebro, especialmente la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal del hemisferio derecho. Los expertos apuntan a que estas regiones intervienen facilitando estrategias alternativas, como visualizar imágenes o portadas relacionadas con el término buscado, y desempeñan un papel esencial en el control cognitivo que orienta ese esfuerzo de recuperación. Muchas de las capacidades cerebrales se redirigen temporalmente para afrontar este reto.
Reconocer la recompensa tras el esfuerzo mental
Los estudios también sugieren que la sensación de malestar propia de estos episodios está relacionada con la expectativa de placer y satisfacción que produce finalmente dar con la palabra olvidada. El deseo de alcanzar el conocimiento perdido, mezclando curiosidad y anticipación, se asocia a reacciones fisiológicas observables como el aumento de la dilatación de la pupila, una reacción típica ante situaciones que generan activación autonómica previa a una resolución exitosa.
Después de esa fase de bloqueo cognitivo, finalmente se produce lo que los investigadores describen como un “insight”: los nodos cerebrales correspondientes se conectan correctamente y el recuerdo, en ocasiones guardado en la parte anterior del lóbulo temporal izquierdo, reaparece súbitamente. Recuperar la palabra buscada suele ir acompañado de una sensación de alivio y recompensa interna. La neurociencia recuerda así que el cerebro es capaz de reconstruir información aparentemente perdida y que, por impredecible que resulte, este fenómeno es inherente al funcionamiento normal del lenguaje y la memoria.