El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha prometido vender caros los votos de su partido a cambio de facilitar un Gobierno del PP en Extremadura. El PP de María Guardiola logró este domingo su mejor resultado en la región, con una abismal ventaja de 11 diputados frente a la segunda fuerza, los socialistas del ya dimitido Miguel Ángel Gallardo. Pero al margen de lo que refleja la photo finish de cara al nuevo ciclo electoral que llega en 2026, que es el viraje a la derecha de España, la realidad es que, en Extremadura, el PP volverá a depender de Vox.
Ahora, a diferencia que en 2023, a los populares tan solo les valdría con la abstención de sus socios tradicionales al sumar más escaños que el conjunto de los partidos de izquierda. No obstante, Guardiola es consciente de que no haber conseguido la mayoría absoluta supone lidiar con un Vox reforzado, concretamente, en más del doble: los de Abascal han pasado de cinco escaños a once con respecto a los anteriores comicios.
Y “más del doble de Vox” -lo que sea que signifique eso- es el precio que marca el líder de Vox en el día de la resaca electoral. Abascal ha querido bajar el sufé a los populares porque su triunfo, a su juicio, “no es felicitable”, al haber perdido votos y convocado unas elecciones “para no depender de Vox”. “Francamente, yo no quería ser impertinente y felicitar a alguien que ha perdido votos”, ha señalado, insistiendo en que el resultado deja una realidad clara: “los votos de Vox deben contar” y “no van a ser ni invisibilizados ni traicionados”.
El líder de Vox no descarta que su partido exija la entrada en el Gobierno. “No estamos cerrados a ninguna posibilidad”, han avisado. Cabe recordar que hasta la fecha, a pesar de la gresca entre los partidos de la derecha, Vox ha acabado facilitando gobiernos al PP, aunque progresivamente elevando sus exigencias.
La disyuntiva de Vox
La dimisión de Miguel Ángel Gallardo como secretario general del PSOE de Extremadura ha añadido un elemento más de incertidumbre al escenario de gobernabilidad que se abre en la comunidad tras las elecciones, al dejar a la principal fuerza de la oposición en plena transición interna. El ya exlíder socialista presentó su renuncia tras asumir el peor resultado histórico del partido en la región, lo que ha obligado a la dirección regional y federal a activar una gestora que asumirá las riendas de la federación hasta la celebración de un congreso extraordinario, aún sin fecha, en el que se elegirá un nuevo liderazgo y se redefinirá la estrategia del PSOE desde la oposición, debilitando su capacidad de influencia en un momento clave para la investidura.
Abascal tendrá que enfrentarse a una disyuntiva, ya que su vuelta a los ejecutivos autonómicos supondría romper con una estrategia que hasta ahora les ha hecho crecer exponencialmente en los sondeos (y que se ha hecho realidad en Extremadura), como fue la decisión de abandonar todos los gobiernos autonómicos con el PP desde 2023, pero seguir condicionando sus políticas desde fuera.
Como alternativa, Vox podría repetir la misma fórmula que en la Comunidad Valenciana: imponer su agenda política estando fuera del Gobierno. En esta comunidad, la extrema derecha condicionó su apoyo a Juanfran Pérez Llorca a cambio de imponer mano dura en inmigración y llevar a cabo políticas contra el Pacto Verde Europeo, que los populares aprobaron en Bruselas.
Pero Abascal ya ha avisado que las conversaciones en Extremadura formarán parte de “una nueva fase” porque aquí Vox ha conseguido duplicar sus resultados. Y estas palabras ahogan la fiesta del PP porque invitan a pensar que las exigencias a Guardiola podrían ser aún mayores.
Y a la presidenta extremeña le dolerá el doble que al presidente Valenciano porque, a diferencia de la sintonía que ha mostrado Pérez Llorca con Vox a lo largo de la legislatura, la dirigente popular ha querido posicionarse como el ala del PP más crítica con Vox. Fue ella quien tachó a Abascal de “machista” en esta campaña y quien llegó a afirmar en 2023 que “no pactaría” con un partido que niega la violencia machista. Abascal, por su parte, sugirió que Guardiola debería “pasar por el aro” si el PP buscaba revalidar su Gobierno.
En todo caso, la dirección nacional del PP ha querido rebajar la tensión con Bambú porque son conscientes de que los necesitarán para el resto de comicios, donde escenificarán sus diferencias, pero acabarán llegando a acuerdos. Y en este sentido, el líder del PP ha pedido a Vox que “no se equivoque de adversario nunca más” y le ha recordado que “la gente quiere al PP" en Extremadura. “Hemos sido el único partido que se ha presentado con un proyecto y programa. Nuestro propósito era seguir transformando Extremadura, y el propósito de Vox y PSOE era frenar al PP”, ha criticado Feijóo.
En todo caso, Abascal quiere dejar claro que él ya ha revelado sus cartas y ha apuntado que el PP tiene mayoría para pactar con el PSOE, con Podemos o con VOX. “La pelota está en el tejado de Guardiola”, ha concluido.