Sufrir una decepción altera el comportamiento de nuestro cerebro, revela un estudio

Las situaciones inesperadas modifican los mecanismos neuronales, pero el cerebro se adapta a los nuevos escenarios

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Revisión de unos rayos-X del
Revisión de unos rayos-X del cerebro (Shutterstock)

Una traición, una mentira o un comportamiento que no esperábamos de alguien a quien queremos puede desconfigurar nuestro cerebro. Una investigación liderada por neurocientíficos del Okinawa Institute of Science and Technology (OIST) ha descubierto que las decepciones alteran determinados mecanismos neuronales, pero que el cerebro sabe adaptarse a estas situaciones.

Para llegar a estas conclusiones, que ya han sido publicados en la prestigiosa revista Nature Communications, los investigadores realizaron un estudio sobre ratones para observar cómo actuaban sus neuronas ante situaciones inesperadas y negativas, como podría ser perder una recompensa. Esto podría arrojar luz sobre el funcionamiento de trastornos como la adicción, el trastorno obsesivo-compulsivo o la enfermedad de Parkinson.

La investigación ha utilizado técnicas avanzadas de imagen para observar en tiempo real la liberación de neurotransmisores en el cerebro de los ratones. “Los mecanismos cerebrales que permiten cambiar de comportamiento han sido difíciles de desentrañar, ya que adaptarse a un escenario concreto implica una actividad interconectada en múltiples áreas cerebrales”, explica el responsable de la Unidad de Investigación en Neurobiología del OIST y coautor del estudio, Jeffery Wickens.

Adaptarse a los contratiempos

La investigación ha puesto el foco en la implicación de las interneuronas colinérgicas, que son células que liberan el neurotransmisor acetilcolina, en la flexibilidad conductual. Para analizar este fenómeno, los científicos entrenaron a ratones en un laberinto virtual, enseñándoles el recorrido correcto para obtener una recompensa. Posteriormente, modificaron la ruta, de modo que los animales experimentaron una pérdida inesperada de la recompensa, una “decepción”.

Mediante microscopía de dos fotones, los investigadores han podido observar cómo este cambio provocaba un aumento significativo de la liberación de acetilcolina en determinadas regiones cerebrales. Según ha detallado el doctor Gideon Sarpong, primer firmante del estudio, “a nivel neuronal, hemos detectado un incremento notable de la acetilcolina en áreas concretas del cerebro. Y, en cuanto al comportamiento, hemos observado que más ratones mostraban lo que se denomina conducta lose-shift, es decir, cambiaban sus elecciones en el laberinto tras no recibir la recompensa”.

El análisis de los resultados ha revelado que cuanto mayor era el aumento de acetilcolina, más probable resultaba que los ratones modificasen sus decisiones futuras. “Nuestros datos han demostrado la importancia de la acetilcolina para romper hábitos y permitir la toma de nuevas decisiones”, ha subrayado el doctor Sarpong en declaraciones recogidas por Medical Xpress.

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Un nuevo camino en el tratamiento del Parkinson

Más allá del interés fundamental para la neurociencia del comportamiento, los investigadores esperan que estos resultados puedan tener aplicaciones en el ámbito médico y sanitario. “Los niveles de acetilcolina suelen alterarse en los tratamientos de trastornos neuropsiquiátricos como la enfermedad de Parkinson o la esquizofrenia, por lo que comprender la función de este neurotransmisor es esencial para abordar muchas de estas patologías”, ha afirmado el profesor Wickens.

Además, ha añadido que “en condiciones como la adicción o el trastorno obsesivo-compulsivo, observamos dificultades para romper hábitos y modificar la conducta, así que entender los mecanismos de la flexibilidad conductual podría ayudarnos en el futuro a desarrollar mejores tratamientos”.