Franco Berrino, experto en nutrición, opina que es necesario participar de una revolución que desmitifique los constructos sociales sobre salud que nos perjudican. Llevar una vida saludable, no tiene que ver con dietas estrictas o con la esclavitud constante de no poder tomar algunos alimentos. Esto, según el experto, es muy nocivo para la salud, tanto física como psicológica. En consecuencia, lo más importante de todo, y lo que debería prevalecer en nuestra cotidianeidad, son hábitos saludables que nos permitan tener una buena relación con nuestro cuerpo y con la comida. “Necesitamos una revolución”, declara el doctor Berrino. En este sentido, propone algunas reglas y consejos para poder realizar este cambio.
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Por otro lado, pone de manifiesto la cuestión de la obesidad y cómo es un problema de salud pública ante el que es importante tomar conciencia. Según los últimos datos del Informe del Barómetro Italiano sobre Obesidad, 6 millones de personas en Italia son obesas, aproximadamente el 12 % de la población adulta. En consecuencia, a través de estos consejos pretende cartografiar el camino hacia una vida donde prevalezca una relación amable con nuestros cuerpos y la alimentación.
Consejos de nutrición del doctor Berrino
En primer lugar, masticar bien. Investigaciones comprobaron que quienes mastican más veces cada bocado producen menos grelina (la hormona que abre el apetito) y más hormonas que lo reducen, como la colecistoquinina y el GLP-1. El resultado: menos hambre y mejor control de la glucosa.
En segundo lugar, cenar temprano y liviano. Comer de día y no de noche marca la diferencia. Un estudio en mujeres con sobrepeso mostró que, con las mismas calorías, quienes desayunaban fuerte y cenaban apenas 200 calorías bajaban más de peso que aquellas que hacían lo contrario. Pasar al menos 14 horas entre la cena y el desayuno también ayuda. Dormir poco o trabajar de noche, en cambio, eleva el riesgo de engordar.
A continuación, elegir alimentos estratégicamente. Las verduras, los cereales integrales, las legumbres, las frutas en moderación y los frutos secos son aliados. Además de saciar, favorecen a la microbiota intestinal, clave para regular el metabolismo. El yogur, el kéfir y los vegetales fermentados también aportan beneficios.
Además, también es importante poner ciertos límites en aquello que contenga más grasa. Esto no significa que nos lo prohibamos, sino que seamos más conscientes de aquello que ingerimos. Los peores alimentos son las patatas fritas, las bebidas azucaradas, la comida ultraprocesada, las carnes rojas y procesadas, las harinas refinadas y los dulces industriales. La evidencia indica que no son los carbohidratos integrales los que engordan, sino los azúcares, las harinas blancas y el exceso de proteínas animales.
Otros hábitos saludables
El ejercicio regular sigue siendo un pilar fundamental para controlar el peso y mejorar la salud metabólica. Actividades como caminar, correr, nadar o entrenamientos de fuerza no solo queman calorías, sino que optimizan la función hormonal y la microbiota intestinal.
Por otro lado, la salud mental juega un papel crucial: el estrés crónico, la ansiedad o la falta de bienestar emocional pueden disparar el apetito y favorecer el consumo de alimentos ultraprocesados. Practicar técnicas de relajación, meditación o simplemente mantener hábitos de autocuidado ayuda a mantener el peso y mejorar la calidad de vida. Ante todo, es importante entender que entablar una buena relación con nuestros cuerpos no es un camino lineal. Existirán mejores y peores momentos. Entablar una buena relación con la comida y con los cambios físicos y emocionales de nuestros cuerpos es un proceso al que debemos dedicarnos con paciencia y empatía.