Una forma fácil y despreocupada de comer algo rápido sin necesidad de entrar apenas en la cocina. Es una buena definición de lo que es un alimento en conserva, esos botes y latas que se convierten en el ‘fondo de armario’ perfecto en la despensa de muchas casas. Desde garbanzos o guisantes hasta atún, mejillones o sardinas, pasando por verduras como los espárragos, las alcachofas o el maíz, son productos socorridos que pueden hacer maravillas para solucionarnos una cena rápida cualquier día de la semana.
Además, las conservas son grandes aliadas para una alimentación saludable y variada. Pero, para añadirlas a nuestra dieta de forma adecuada, es vital saber elegir conservas de alta calidad, sin azúcares o sales añadidas, envasadas al natural o con buenos aceites de oliva o girasol. Para enseñarnos a lograrlo, desde Mi Conserva, empresa navarra especializada en conservas artesanales 100% naturales, dan las claves para encontrar aquellas conservas de legumbres, verduras, pescados o mariscos que nos pueden ayudar a mantener una dieta sana con todos los nutrientes necesarios.
¿Cómo saber si una conserva es de calidad?
Debemos tener en cuenta algunos aspectos para saber si un alimento en conserva es o no de calidad. En este sentido, es muy importante identificar las conservas que cumplen todos los requisitos, conocer los datos que nos muestran los etiquetados de cada producto e interpretar la etiqueta nutricional para dar prioridad a las normativas. “Nunca te fíes de un alimento cuyo envase no presenta el sello de la Unión Europea, su fecha de fabricación, caducidad y origen”, comenta Sandra Vaquera Ruiz, nutricionista de Mi Conserva.
Conservas artesanales versus industriales
Las artesanales se definen por su sabor, calidad y una cuidada presentación. Pero sobre todo y para distinguirlas, reúnen las siguientes condiciones:
- Ingredientes: suelen utilizar productos naturales, sin aditivos ni conservantes artificiales.
- Origen y trazabilidad: en general destacan el origen de los ingredientes, en muchas ocasiones de producción local y de temporada.
- Apariencia: suele mantener una textura más natural, sin homogeneizar en exceso su aspecto ni su sabor.
Echa un ojo a la etiqueta nutricional
Una correcta etiqueta nutricional debe mostrar siempre una serie de datos importantes:
- Valor energético sobre 100 g. del producto (kilocalorías)
- Cantidad de grasas y grasas saturadas en algunos casos
- Cantidad de proteínas
- Hidratos de carbono
- Azúcares y sal
- En algunos casos también puede incluir la cantidad de fibra.
- El peso neto del producto, modo de conservación y elaboración, ingredientes del producto y por supuesto los datos de la empresa emisora.
Sandra Vaquera Ruiz indica que: “Si las conservas mantienen en un alto porcentaje las propiedades de los alimentos son una buena opción para introducirlas en la dieta de forma habitual. Consumidas junto con frutas, lácteos y otros productos perecederos, forman la combinación perfecta”.
Vigila la fecha de caducidad
En general, las conservas incluyen fecha de consumo preferente en lugar de caducidad. Una conserva al natural puede aguantar alrededor de 4 años sin perder ninguna de sus propiedades, si está en aceite, puede llegar a los 6 años. Es posible que pasada esa fecha no estén en malas condiciones, pero puede que haya perdido parte de su sabor, color…
Si quieres evitar sorpresas, coloca siempre los alimentos recién comprados en la parte de atrás de la despensa y delante los más antiguos; así los consumirás primero y no se perderán en el fondo del armario.
Un envase en perfectas condiciones
Rechaza las latas que estén abolladas, oxidadas o hinchadas. Son señales inequívocas de que el producto no está en sus mejores condiciones. Si optas por envases de cristal, vigila que el líquido interior no tenga espuma o burbujas. Y si al abrirlo, la tapa no suena, puede que haya perdido el vacío interior.
La mejor forma de almacenarlas
Guárdalas en lugares frescos y secos y sin humedad. Tampoco las expongas al sol ni a temperaturas extremas, tanto de calor como de frío. Una vez abierta, si el recipiente es de cristal, puedes guardar el sobrante sin problema en el envase; si es de lata, mejor cámbialo a un tarro de cristal.
Para elegir las mejores…
Las que están envasadas en aceite de oliva o de girasol alto oleico son la mejor opción. También deben tener un bajo contenido en sal y por supuesto en azúcar. Si además no contienen conservantes ni colorantes, nos aseguramos un producto sano y equilibrado.