Las lluvias de marzo alivian la sequía, pero no resuelven el déficit hídrico: “La solución pasa por reducir el regadío”

Las precipitaciones de Semana Santa regaron casi toda España, lo que ha hecho subir la reserva de agua hasta el 63,1% de su capacidad, 5,3 puntos respecto a la semana pasada. Sin embargo, aún no se ha salido de la sequía de larga duración en muchas cuencas

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Embalse de Aznalcóllar, Sevilla. (Joaquín Corchero / Europa Press)
Embalse de Aznalcóllar, Sevilla. (Joaquín Corchero / Europa Press)

Aunque la intensa lluvia que cayó en buena parte de España durante la Semana Santa impidió la celebración de numerosas procesiones y provocó cancelaciones en el sector hotelero, también fue recibida como un auténtico milagro en las zonas más afectadas por la sequía. Las últimas precipitaciones han ayudado a que la reserva de agua suba hasta el 63,1% de su capacidad, es decir 5,3 puntos respecto a la semana pasada, con un total de 35.375 hectómetros cúbicos, dato que alcanza ya la media de la década (35.526). Sin embargo, sigue sin ser cantidad suficiente como para paliar la sequía prolongada que atraviesa España.

“Las últimas lluvias suponen un alivio general, pero no logran resolver el déficit que se viene acumulando desde el pasado 1 de octubre”, explica a Infobae España Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que aclara que el problema no viene tanto por la falta de precipitaciones, sino por la creciente demanda de agua por parte de la agricultura frente a los recursos disponibles.

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Las demandas “se están expandiendo cada vez más, sobre todo por parte del regadío, que utiliza el 80% de todo el agua disponible y hay un crecimiento permanente de nuevos perímetros, tanto de forma legal con decenas de miles de hectáreas nuevas en distintas cuencas, especialmente en el Ebro, como de miles de hectáreas de regadíos ilegales, lo cual sería insostenible incluso aunque no hubiera sequía. Es inviable”, sostiene Martínez. Revertir esa situación, añade la experta, pasa por reducir la demanda de agua, especialmente la del regadío, “un esfuerzo que tiene que recaer en las grandes empresas agroalimentarias, multinacionales y fondos de inversión, además de propietarios de extensas fincas”. “La única solución es reducir el regadío intensivo en manos de grandes propietarios”, insiste.

Hacer un buen uso del agua acumulada

Adaptarse y hacer un uso más eficiente de los recursos hídricos disponibles es clave para reducir el estrés hídrico, ya que a consecuencia del cambio climático “los episodios de sequía son cada vez más recurrentes e impredecibles”, señala por su parte Miguel Ángel Rosales, investigador del CSIC en la estación experimental del Zaidín. También hay que tener en cuenta que los episodios de lluvias no se producen de manera generalizada en todos los territorios, por lo que “ahora lo importante es hacer un buen uso del agua recientemente acumulada en los embalses y seguir manteniendo las medidas necesarias o incluso implementando otras nuevas para reducir el gasto de agua, tanto en el consumo humano como en la agricultura o en otros sectores”, añade Rosales.

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Por comunidades, Navarra está al 95% de su capacidad de agua embalsada y destacan también los altos niveles del recurso en toda la mitad occidental, salvo Cantabria, que está al 43,1% de su capacidad. En la comunidad de Madrid las reservas están al 87,9%, en Galicia al 87,1%; en Castilla y León, al 86,2%, mientras que en el lado opuesto se sitúan Murcia, 27%; Andalucía, 39,7%, y la Comunidad Valenciana, 41,2%.

En marzo llovió un 15% más de lo normal

De forma general, durante la Semana Santa las precipitaciones superaron los 100 litros por metro cuadrado en amplias zonas del sur peninsular, puntos del centro, Galicia y Pirineos, lo que supone más del triple de lo normal para esos días en casi todo el país, según ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La excepción a estas precipitaciones generalizadas fueron el extremo oriental peninsular, Cantábrico y sur de Canarias.

Según la información de Aemet, marzo se podrá catalogar como un mes “muy húmedo”, pues se han acumulado 120 litros por metro cuadrado y las lluvias han estado en torno al doble de lo normal en el conjunto del país. Además, en estos primeros seis meses del año hidrológico -empieza en octubre-, se han acumulado 467 litos por metro cuadrado, cuando lo normal son 405, por tanto ha llovido un 15% más de lo normal, aunque con grandes diferencias geográficas: en buena parte del oeste y centro peninsular las lluvias se han situado en torno al 150% de lo normal, mientras que en amplias zonas del Levante y puntos de los archipiélagos han quedado por debajo del 50% de lo habitual.

Nazarenos de la Hermandad del Cautivo de San Pablo salen de la Iglesia tras suspenderse por la lluvia su estación de penitencia. (Rocío Ruz / Europa Press)
Nazarenos de la Hermandad del Cautivo de San Pablo salen de la Iglesia tras suspenderse por la lluvia su estación de penitencia. (Rocío Ruz / Europa Press)

Si se consideran las precipitaciones de los últimos 12 meses, añade Aemet, se puede constatar que las cuencas del oeste peninsular han logrado salir de la sequía meteorológica, sin embargo, continúan en esa situación las cuencas del sur de Andalucía, las del Segura, la del Júcar, Pirineo oriental, que engloba buena parte de Cataluña, y la del Ebro. Más a largo plazo, si se analizan las precipitaciones de los últimos tres años, “todavía no hay que bajar la guardia, porque las cuencas del Duero, Guadiana, Guadalquivir, sur de Andalucía, Ebro y buena parte de Cataluña continúan en situación de sequía de larga duración”.

Cataluña y Andalucía necesitan recursos adicionales

Así también lo ha recordado este miércoles la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que aunque ha considerado una “excelente” noticia las abundantes lluvias de los últimos días, ha llamado a la prudencia, dado que algunas cuencas hidrográficas siguen con caudales por debajo de la media de los últimos 25 años. “Todavía tenemos algunas zonas de España que tienen índices un tanto preocupantes”, como las cuencas mediterráneas de Andalucía o, en particular las interiores de Cataluña, que “siguen estando en un nivel bajo para la época del año en la que estamos”, ha explicado la ministra en un desayuno informativo organizado por Europa Press.

En el caso de Cataluña, ha indicado que desde el Gobierno central se sigue trabajando con las autoridades regionales en la hipótesis inicial “para estar preparados por si hiciera falta disponer de agua” por problemas de escasez. “En Cataluña es imprescindible acometer una política hidráulica enormemente seria y compleja con recursos adicionales y una inversión mantenida en el tiempo” aunque también en Andalucía, ha concluido la ministra.