Messi, el sueño de la Copa América y la clase de Geografía

Una lectura de “Messi, el genio incompleto”, de Ariel Senosiaín (Ed. El Ateneo), puede dar la pauta para pensar cómo el fútbol se convierte en un recurso educativo

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Lionel Messi en el partido entre Argentina y Colombia. (REUTERS/Luisa González)
Lionel Messi en el partido entre Argentina y Colombia. (REUTERS/Luisa González)

Corría el año 1982 y se acercaba el Mundial de España. Con mis flamantes 7 años esperaba la cita futbolística con mucha ansiedad. Élida, mi madre y docente, me mandaba todas las tardes al almacén a comprar lo que hiciera falta. Un día, Don López, el almacenero, me dio con el vuelto un tríptico con el fixture de la Copa del Mundo. Volví a casa repleto de emoción y cuando se lo mostré a mamá me dijo: “Con eso me podes ayudar. Agarrá un mapa político mundial y pintame los países que participan. Seguro mis alumnos se prenden en la tarea también”.

Cuando regresó al día siguiente de la escuela me contó que los deberes a su grado habían sido un éxito total. Desde ese momento, con cada Mundial y con cada Copa América formábamos el mismo equipo con mi mamá. Juntos aprendimos que Kuwait representaba al fútbol asiático. Y que Camerún, además de tener al famoso hincha de Caloi, había sido colonia francesa en África. También qué significaba el gol average (hoy denominada diferencia de gol) y por qué esa suma-resta te podía dejar afuera de una segunda ronda.

Pasaron los campeonatos y las cambiaron selecciones. A la Unión Soviética la dejamos de pintar en el mapa y empezamos a colorear a la Federación Rusa y a Ucrania. La Yugoslavia que casi nos elimina por penales en Italia 90 nunca más participaría. Sí lo harían Croacia y Bosnia. Los últimos mundiales nos permitieron pintar a Islandia en el planisferio y saber de su geografía irregular y sus tradiciones vikingas. Mi mamá explicaría a su grado también que República Checa y Eslovaquia eran una sola nación antes de la caída del Muro de Berlín.

En tiempos de pandemia, presencialidad, bimodalidad, zooms, classrooms y meets, se juegan en simultáneo dos competiciones del máximo nivel de selecciones nacionales. En el Viejo Continente la Eurocopa. En nuestra Sudamérica, la Copa América Brasil 2021. Una oportunidad para que el fútbol y la educación se den la mano de nuevo.

Vayamos ahora a lo futbolístico, pero veamos cómo a cada paso hay un enlace con la clase de Geografía: cómo cada paso que dio Messi encaja a la perfección para ser abordado desde un contenido educativo.

"Messi, el genio incompleto", de Ariel Senosiain (Ed. El Ateneo)
"Messi, el genio incompleto", de Ariel Senosiain (Ed. El Ateneo)

Para los argentinos las ilusiones se renuevan. Los hinchas nos sentaremos frente la TV siguiendo cada partido de la Selección con la misma ilusión y también con el mismo miedo al desencanto que venimos sufriendo desde hace casi tres décadas. Pero la frustración es mayor desde que sabemos que nos tocó jugar con el ancho de espadas, otra vez.

Las cigüeñas del fútbol depositaron en estas tierras a Maradona primero y a Messi después. En Fiorito y en Rosario. Diego miró al mundo desde arriba durante los 80 ungido Rey en el estadio Azteca de México. Lio ocupa su trono como mejor jugador del mundo desde el Camp Nou con la camiseta blaugrana del Barcelona. Y aquí llega la pregunta inevitable, la que duele porque aún no le encontramos respuesta. ¿Por qué Messi ganó todo con los catalanes y nada con la Argentina?

Messi, el genio incompleto, debe ser uno de los mejores libros sobre el crack que se han publicado. Su autor, Ariel Senosiain, reconocido periodista de TyC Sports entre otros medios, no tiene la pretensión de escribir una biografía. Lo que le interesa (y lo logra sobradamente) es indagar en ese interrogante que nos acosa a los futboleros en general y a los messistas en particular: ¿por qué no podemos verlo levantar una copa con la camiseta argentina?

El trabajo de Editorial El Ateneo fue publicado en 2020 y mantiene vigencia a días de verlo a Messi disputar un nuevo torneo para el seleccionado dirigido por Lionel Scaloni. Teniendo en cuenta la edad de Messi y que la gran cita futbolera mundial se dará el año que viene en Qatar, esta Copa América Brasil 2021 podría considerarse como El Penúltimo Baile de Lio. El paso del tiempo y las exigencias físicas de la máxima competencia no le darán muchas chances más al genio rosarino.

Leonel Messi en acción frente al Girona (REUTERS/Sergio Perez)
Leonel Messi en acción frente al Girona (REUTERS/Sergio Perez)

El trabajo riguroso de Senosiain en la procura de las fuentes cercanas a Messi es sorprendente e impecable. Logra reunir en el libro testimonios tan poco frecuentes que hacen de esta investigación un trabajo único en la literatura deportiva. Desde Jorge Messi, padre de la criatura; hasta el expresidente de la FIFA, Joseph Blatter. Desde Hugo Tocalli, el técnico que lo hizo debutar en las selecciones juveniles, hasta el recordado Alejandro Sabella. 68 entrevistas en total que recorren la trayectoria del crack en sus partidos con la selección Nacional. Historias contadas por sus entrenadores, compañeros de equipo, periodistas, relatores e integrantes de los distintos cuerpos técnicos.

Todo arranca con los dos partidos que “inventó” la AFA cuando llegaron a oídos de Tocalli y Julio Grondona las historias de un argentino que la rompía en la Masía del Fútbol Club Barcelona. Era tal el desconocimiento sobre Messi que cuando el empleado de la sede de la calle Viamonte llamó al padre del crack preguntó si era el papá de Leonardo. El episodio, rico en testimonios, ya demuestra que Messi siempre quiso jugar para la selección albiceleste, a pesar de las ofertas para que lo haga en la nacional española. Sus compañeros de ese improvisado equipo que goleó a Paraguay en el estadio Diego Armando Maradona de la Paternal, lo recuerdan como un pibe callado pero con unos dotes que ya lo hacían diferente.

Después las historias tocan el Mundial Sub 20 de Holanda (con los Juegos Olímpicos son sus únicas consagraciones) hasta llegar al ansiado debut oficial ante Hungría en Budapest. La estadística fría marca que Lionel Messi debutó con 18 años, usando el número 18 en su espalda, y reemplazó a Lisandro López a los 18 minutos del segundo tiempo. Y que un minuto después fue expulsado por el árbitro alemán Markus Merk por una agresión al húngaro Vanczák. Senosiain va a los protagonistas y entrevista al referí (dentista de profesión) y al ignoto rival después de tantos años. Exquisitas narraciones alrededor de uno de los hechos más curiosos de la carrera del crack. Se suman también las declaraciones de sus compañeros en aquel vestuario. Desde Juan Pablo Sorín, hasta el Kily González, cuentan cómo trataron de levantarle el ánimo a un lacrimoso e inconsolable Messi.

(AP Photo/Victor R. Caivano)
(AP Photo/Victor R. Caivano)

Los partidos se van sucediendo y llegan momentos que harán revivir al lector polémicas de época en torno al ídolo. Una de las primeras es la exclusión de Lio en los cuartos de final del Mundial Alemania 2006 ante el equipo local. ¿Por qué Pekerman no lo hizo jugar? Aquí el periodista juega con la ucronía: ¿qué hubiera pasado si?. El capítulo recorre todas las historias que atravesaron esa decisión del entrenador. Desde la lesión del Pato Abbondanzieri en ese partido, que obligó a gastar un cambio en el arquero; hasta cómo jugó la altura de los futbolistas alemanes para que Pekerman optara por el ingreso del “Jardinero” Julio Cruz. Seguramente la primera Gran frustración de Messi en la selección. Durante estas líneas se sucederán imágenes de esa tarde futbolística, como la de Lionel derrumbado en el banco de suplentes sin los botines puestos.

El libro avanza y pasan por sus páginas la Copa América de Venezuela 2007 y la terrible final perdida con un Brasil clase B. En un equipo argentino dirigido por el Coco Basile y con figuras pesadas como Juan Román Riquelme, Juan Sebastián “la brujita” Verón y Hernán Crespo.

En líneas posteriores llega el Mundial de Sudáfrica dirigido por Diego Maradona, otra gran frustración, la primera con Messi como titular indiscutido del once blanquiceleste. Una selección donde ya empiezan a cambiar los nombres. La camada de Agüero, Higuaín y el Fideo Di María. Aquí, mas allá de la conocida eliminación otra vez en mano de los alemanes, los protagonistas de aquella Selección comparan personalidades entre aquel 10 y éste Diez. Entre Maradona y Messi, entre Diego y Lío.

La riqueza de los testimonios de los actores de esa selección atraviesa las distintas maneras que se puede ejercer un liderazgo. En un caso, expresado por múltiples factores gestuales y corporales; y en otro, desde la tranquilidad y la toma de decisiones en la cancha. Una de las mejores anécdotas las cuenta Martín Palermo, enorme goleador con Boca y jugador de aquel Mundial, en ocasión de la primera vez que Messi fue capitán de la selección en el tercer partido de la zona de grupos frente a Grecia. Como es costumbre de los capitanes, la arenga previa al partido está a cargo del que porta la cinta en el brazo. Messi, aún con la timidez de su juventud, inventó unas pocas y trabadas palabras ante los ojos de sus compañeros. Palermo recuerda que terminó la frase con el ya conocido latiguillo messístico: “vamos, la c... de su madre”.

Messi y la camiseta de Maradona como homenaje. Foto NA: FCBarcelona_ESzzzz
Messi y la camiseta de Maradona como homenaje. Foto NA: FCBarcelona_ESzzzz

Después llegará la eliminación en cuartos de final de la Copa América 2011 disputada en nuestro país. Un equipo dirigido por el Checho Batista que incluía a otro peso pesado de la época: Carlitos Tévez. Una relación que el autor construye a través de los reportajes. Un talento que nunca se integró al grupo que habían consolidado Messi-Agüero-Di María-Higuaín-Mascherano-Romero. Una de las razones quizá para que Pachorra Sabella no lo convocara al Apache para el Mundial de Brasil 2014.

En este proceso, el que dirigió el extécnico de Estudiantes de La Plata, Messi alcanzó su mejor nivel. Así opinan en el libro referentes de la Selección como Lucas Biglia, Nicolás Burdisso o Pablo Zabaleta. Para esa época también se vislumbra el nacimiento de un mito ante cada nueva caída nacional. Ese de que la selección era manejada por Messi y su club de amigos. Esa leyenda que da cuenta que cada jugador convocado tenía que tener el pulgar levantado del jugador del Barcelona. Ese Mundial dejará la imagen símbolo de Messi y la Selección. Curiosamente fue tomada por la cámara de un chino presente en el Maracaná. Bao Tailiang inmortalizó a Lio con la camiseta azul suplente argentina subiendo al palco de premiación y mirando a centímetros de distancia a la Copa del Mundo de la FIFA. El encargado de entregar ese trofeo a los alemanes campeones no fue otro que Joseph Blatter. El expresidente testimonia que pudo escuchar a Messi mientras recibía el premio al mejor jugador del Mundial. Lio murmuraba triste: “el mejor pero no el campeón”.

La herida de los argentinos se profundizará con las dos finales perdidas con Chile en las copas América de Chile 2015 y de Estados Unidos 2016. Las dos por definición por penales y una de ellas, con tiro desviado de Messi incluido. Una mochila que se hará mas pesada con la eliminación en octavos de final en Rusia 2018 y el tercer puesto en la Copa América Brasil 2019. Quedará en la memoria el penal que le atajó el arquero de Islandia en el primer partido de la Copa del Mundo rusa.

Demasiadas tristezas para un pibe que soñó ser campeón con los colores que ama. El libro de Ariel Senosiain renueva la fuerza a días de otra competición. Mañana es mejor, cantó Luis Alberto Spinetta. Y con una selección cuyo máximo crack sigue siendo Messi hay que agarrarse de esa frase.

En la contratapa el reconocido periodista Ezequiel Fernández Moores califica el trabajo como “claramente uno de los mejores libros sobre Messi”. Por si fuera poco, el prólogo fue hecho por Martín Caparrós, otro enamorado de la pelota. “Quizás ahora, cuando su carrera se va volviendo caminata, podemos empezar a mirar el cuadro en su conjunto: dejar de ver cada gambeta, cada pelota al ángulo, y empezar a entender la historia de un chico que hizo historia”, sentencia Caparrós.

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