El eterno Tito Bessone: cumplió 61 años, corre desde hace 40 y fue campeón de todo

Por Darío Coronel

Guardar

Nuevo

Con el auto de Turismo Nacional (2018). Es un Toyota Corolla. (Gentileza Darío Gallardo)
Con el auto de Turismo Nacional (2018). Es un Toyota Corolla. (Gentileza Darío Gallardo)

Es el último exponente en actividad de una época de oro del automovilismo argentino. A sus 61 años recién cumplidos, Ernesto Bessone (3/04/1958), vive lo que podría ser la temporada que cierre su exitosa campaña deportiva. "Aún no lo decidí", afirma Tito, que fue campeón en todas las categorías que corrió a nivel nacional: Club Argentino de Pilotos (1983, 1984 y 1988), Supercart (1995), TC 2000 (1996), TC (2003), Turismo Nacional Clase 3 (2003) y Top Race (2004). Además, hasta ahora suma 78 victorias en total.

Comenzó corriendo como aficionado y fue de la mano de su padre, el recordado Ernesto Celestino Bessone, quien con 62 años fue el campeón más longevo a nivel nacional cuando se consagró en la Clase 2 del Turismo Nacional (TN) en 1985. En tanto que su hijo en sus inicios compitió contra Luis Rubén Di Palma y Juan María Traverso y en el final de su campaña se codea con pilotos a los que les duplica la edad.

-¿Cómo hacés para estar vigente a los 60?
-Es porque hice deporte toda la vida y me entrené siempre. También hay una parte de genética como mi papá que corrió hasta muy alta edad y luego siguió haciendo actividad física. Igual todo viene de la base que la cabeza y el cuerpo te lo permitan. Sigo sintiendo la misma pasión que hace 40 años cuando empecé a correr. Me siento arriba del auto muy bien y no siento que esté dando ventaja. Entreno de lunes a sábado entre dos y dos horas y media. El día que no lo hago, me siento mal. También practico tenis. Es una manera de vivir. Cada vez que me levanto para ir a entrenar o correr lo hago con ganas.

El veterano corredor porteño es uno de los referentes de aquel cuarteto del TC 2000 que fue muy popular en los años ochenta y principios de los noventa, cuya lealtad con cuatro marcas generó un fuerte sentido de pertenencia con el público. Todos sabían quién era y con qué corría el Flaco (Traverso / Renault), Yoyo (Maldonado / Volkswagen), Cocho (López / Fiat) y el propio Tito (con Ford). También ostenta haber ganado en el TC el día de su debut, el 22 de diciembre de 1985, en Buenos Aires.

Bessone tiene la particularidad de que es querido por todos los tuercas. En sus 40 años de carrera supo ganarse el respeto de sus colegas y el cariño de los fierreros, más allá de las marcas. A fines de 2016 cumplió 800 carreras y hasta ahora suma un total de 831. Hoy tiene su equipo en la Clase 3 del TN (corrió allí hasta fines de 2018) donde es director deportivo y como piloto se tomó una pausa por motivos económicos en la TC Pick Up, la flamante categoría de camionetas de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC), en la que ganó el año pasado y espera volver cuanto antes.

En 2011 se mudó a Alta Gracia, Córdoba, donde encontró mucha paz, pero no olvida a su querido barrio de Mataderos. Tiene cinco hijos varones producto de dos matrimonios: Ernestito (36 años), Juan Pablo (34), Santiago (29), Valentino (18) y Figgo (14 / debutó en karting). También tiene tres nietos.

Con Juan María Traverso en el TC 2000 en 1995, un clásico de las pistas. Y eran los “más viejitos”. (Archivo CORSA)
Con Juan María Traverso en el TC 2000 en 1995, un clásico de las pistas. Y eran los “más viejitos”. (Archivo CORSA)

-¿La mudanza a Alta Gracia mejoró tu calidad vida?
-Desde ya. En Buenos Aires vivía en un lugar muy lindo en Mataderos, pero mis hijos más chicos se estaban perdiendo de algo que allá ya no se puede hacer que es jugar en la calle y ahora acá también hacen deportes. Alta Gracia es una ciudad muy limpia. También me gusta porque en Buenos Aires se vive a 18.000 vueltas y acá, por ejemplo, una juntada con amigos te la organizás más rápido. A la semana tenemos tres o cuatro reuniones. Cuando voy a Buenos Aires no puedo encontrarme con mis amigos y si me junto con uno es porque en ese momento estaba libre.

-Mencionaste a tu papá, ¿qué significó él en tu carrera?
-(Se emociona al recordarlo). Todo, al igual que en la vida. Lo mejor que me dejó fue su humildad. Cuando arranqué a correr no me consintió y me dijo "las cosas se consiguen con sacrificio. Vas la laburar igual hasta que seas profesional en el automovilismo". Y así fue, en mis primeros años seguía trabajando en la fábrica (electrodomésticos) de mi viejo y luego cuando empecé a tener mis ingresos con el automovilismo me dediqué a pleno a esto. Mi papá fue el más grande referente que tuve en mi carrera y aparte era un buen piloto.

-¿Cómo lo ves hoy al automovilismo argentino?
-Absolutamente profesional. Para poder ser un consagrado hay que cubrir todos los aspectos de un deportista, en este caso el piloto. El mejor aprovecha todo lo que está al alcance de la mano y hace la diferencia. Hay que ser súper profesional y estar muy metido en lo que le pasa al auto. Es mucho más físico que en mi mejor época. También se sumaron horas de simulador. La gente se piensa que ahora los coches de carrera son fáciles de manejar, pero lo que pasa es que en realidad tienen mucho grip (adherencia al piso) y velocidad de curva. Antes, con un TC de poco grip, estaba el talento de los improvisadores.

Con su padre en Ernesto Celestino Bessone, quien con 62 años fue el campeón más longevo a nivel nacional cuando se consagró en la Clase 2 del Turismo Nacional (TN) en 1985. (Archivo CORSA)
Con su padre en Ernesto Celestino Bessone, quien con 62 años fue el campeón más longevo a nivel nacional cuando se consagró en la Clase 2 del Turismo Nacional (TN) en 1985. (Archivo CORSA)

-¿Y eso no era mejor?
-Claro, en mi época un auto de TC y TC 2000, en seis vueltas se caía cuatro segundos. Vos podías largar en el puesto 25°, pero tenías chances de ganar. Hoy el problema es que los autos no se caen y por eso los espectáculos son aburridos. Se tiene que perder grip y para eso no hay que cambiar el ancho de la goma porque estamos hablando de algo correspondiente a la seguridad, sí se debe modificar el compuesto de la goma. Hay que evaluar cómo el neumático puede perder grip sin que se rompa. Una goma blanda como la que tuvo el Top Race en su momento y un auto con menor carga aerodinámica es la mezcla ideal para buenas carreras.

-Traverso dijo que hay que reducir la tecnología ¿coincidís?
-Sí, comparto y también hay que lograr que los autos entren con más succión para generar el sobrepaso. Los autos son prácticamente scalextrics y hay que dar un paso atrás. Cuando se hacen nuevos autódromos, tendrían que hacerse con velocidad en recta y frenadas bruscas. Una recta debe superar los 1.000 metros o 1.300 metros. Donde hay velocidad, hay espectáculo. Por eso hay circuitos a la gente siempre va como a Rafaela porque siempre hay buenos espectáculos. Hay que escuchar lo que necesita la gente.

-¿Qué otras cosas cambiarías?
-Hay que mirar a quienes les va bien y copiarlos. La NASCAR es garantía de espectáculo ya que es una categoría donde los autos han evolucionado, pero se siguen dando buenas carreras. Si bien son equipos súper profesionales, estoy seguro de que de la carrocería para abajo ni siquiera tiene la tecnología que hoy tiene el TC. Por otro lado las paradas en boxes no suman. No sé si tampoco las carreras de larga duración. Sí agregar vueltas para que la carrera sea más desgastante para el auto y el neumático.

-¿Qué sentís cuando el automovilismo pierde en el rating contra los Simpson?
-No me gusta, desde ya, pero todo tiene un por qué. Antes el automovilismo tenía un claro posicionamiento dentro del deporte y era la segunda disciplina detrás del fútbol. Además tenía una audiencia que hoy tampoco tiene. Pero eso pasa ahora porque en la televisión por cable tenés muchas opciones, algo que hace 30 años no pasaba. También que las carreras tengan menos espectáculo le saca espectadores. Si una competencia no es suficientemente atractiva, ahí es cuando se pierde el rating con programas que no son de deportes. También tiene mucho que ver cuando vos generás la previa. Antes, entre carrera y carrera, se tenía mucho más presente al automovilismo y un piloto tenía una rivalidad con otro cara a cara y no mediante una red social. A la gente le gusta que existan las rivalidades, que haya lío y que éste se retroalimente. Hoy un piloto a la hora de hablar se mide porque capaz que si dice algo fuera de lugar no le gusta a la terminal que representa o a la categoría donde corre. Y también hay un tema clave que no es el rating, pero tiene que ver con el público: hoy la gente dejó de ir a todas las carreras porque tampoco tiene el dinero para estar un fin de semana.

Con su Dodge de TC con el cual Bessone fue campeón en 2003. (Prensa ACTC)
Con su Dodge de TC con el cual Bessone fue campeón en 2003. (Prensa ACTC)

-¿Y la grieta con dos fiscalizadoras y pantallas televisivas?
-Antes había dos categorías bien definidas: el TC y TC 2000. Hoy el TN es la categoría que brinda mejor espectáculo y está compitiendo con el Top Race que sale en otra pantalla. Eso también le quita público porque la gente tiene que elegir qué ver y la categoría que deja afuera pierde rating. Hoy el automovilismo está fragmentado. No veo egos o intereses entre los dirigentes, pero ellos se tienen que juntar y pensar, deben buscar un espacio para todos. También hay que sumar un compromiso para abaratar los costos. Hoy se gasta mucho en recursos humanos para aplicar toda esa tecnología actual porque necesitás gente experta. Ese compromiso es de los dirigentes.

-Yendo a tu campaña ¿por qué tardaste tanto en ser campeón del TC 2000?
-Es que tuve que correr contra Oreste Berta con su capacidad de estructura, por la calidad de los pilotos que tenía y porque nosotros no teníamos esos elementos. Habiendo tantos Ford en pista no había nadie que nos bajara una línea desde la fábrica. Por ejemplo, Volkswagen no tenía muchos autos en la categoría, pero los pocos que había sabían que tenían que correr para Yoyo (Guillermo Maldonado). Yo corrí contra Berta y contra un sistema inteligente de Renault donde había siete u ocho pilotos que corrían para Traverso, a quien no le saco en absoluto su mérito. Justo en 1996, pude tener en mi equipo a Orestito Berta (hijo de Oreste), hubo una metodología para ser campeón y le gané a un piloto y un auto que eran imbatibles en ese momento como Traverso y su Peugeot 405 (N. de R: el Flaco logró su último título en la categoría con esa marca).

-¿Un rival?
-Muchos hablan de Traverso con quien tuve una rivalidad fuerte, pero también hubo muchos códigos con el Flaco. También en un momento éramos los dos "viejitos" que seguíamos corriendo. Pero mi primer campeonato, el del Club Argentino de Pilotos, se los gané a Cocho López y Luis Rubén Di Palma, en 1983. A veces los campeonatos no es solo ganarlos si no a quién se los ganás. Recuerdo que en la última carrera de ese año me pego, rompo el auto, me prestan otro y salgo campeón. También el haberle ganado a Guillermo Ortelli el campeonato de TC en 2003. Ese fue mi campeonato más importante porque le gané un título en forma directa y él (Ortelli) venía de conseguir tres campeonatos seguidos. Encima fue en Buenos Aires, el "patio de mi casa". En ese momento no te das cuenta, sí cuando transitás la vida. Y sobre todo ahora que tengo más de 800 carreras.

-Y ese día pasó algo raro: todo el mundo te felicitó.
-Es que yo siempre me identifiqué con Ford y en ese momento no pude hacer el traspaso por una decisión de Oscar Aventin (por entonces presidente de la ACTC) que no me dejó correr con la marca y tuve que seguir con Dodge. El hincha de Chevrolet no se sintió mal porque no perdió con Ford. Además para el seguidor del TC le gusta que otras marcas como Torino y Dodge sean campeones. Habían pasado 15 años desde la última vez que la marca había sido campeona (Oscar Castellano en 1988). También a esa altura la gente ya me veía desde mi trayectoria y más allá del auto con el que corriera.

En una exhibición en 2018 en La Plata con autos históricos del TC, Cocho López, Luis Minevino y Tito Bessone. (Prensa ACTC)
En una exhibición en 2018 en La Plata con autos históricos del TC, Cocho López, Luis Minevino y Tito Bessone. (Prensa ACTC)

-¿Tu mejor carrera?
-Fue en TC, en Paraná en 2001, donde me toqué en la serie con el Pichi Iglesias. Largué del puesto 30º y pasaba tres o cuatro autos por vuelta. Encima con un tremendo calor en la pista. Terminé segundo. Me faltaba una o dos vueltas y ganaba la carrera. Ésa, aunque no haya ganado, es la mejor. Ya tenía 43 años, pero corrí como si tuviese 20. Después hubo otras competencias que me marcaron por cada campeonato que conseguí.

-¿Un auto?
-Sin dudas el Dodge campeón de TC en 2003 porque era impresionante el ritmo que tenía ese coche. Podías ir a fondo toda la carrera que no se caía en su andar. Era muy confiable.

-¿Qué es lo mejor que te deja el automovilismo?
-El cariño y respeto de la gente. Es un mimo al alma y es lo único que interesa en este deporte. De nada sirve ser campeón si el público no te quiere. Y en las redes sociales, que son muy duras, las puedo leer y no veo gente que me maltrate. No sé si he sido tan talentoso, si puedo decir que fui un laburante por tenacidad en mi carrera deportiva.

Guardar

Nuevo