El día que Gonzalo Bonadeo rechazó a Néstor Kirchner

El periodista recordó, en diálogo con Infobae, cómo y por qué le dijo que no al ofrecimiento del entonces flamante presidente para asumir el cargo de secretario de Deportes

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En contexto
El martes 26 de agosto de 2003 habían pasado exactamente tres meses y un día desde la asunción de Néstor Kirchner como presidente de la Nación. En Casa Rosada estaba todo preparado para uno de los dos grandes anuncios del día: la transmisión por televisión abierta para todo el país de los partidos de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial Alemania 2006 y el nombramiento de Gonzalo Bonadeo como secretario de Deportes: lo primero fue notoriamente celebrado por gran parte de la sociedad. Lo segundo nunca ocurrió.

Es que mientras en el recinto oficial esperaban Diego Bonadeo, padre del candidato fugitivo, el músico Gillespie, entonces compañero de aquel en el programa Rock and Gol (La Red), Guillermo Montenegro, hoy embajador en Uruguay, y varios funcionarios del incipiente oficialismo, el periodista decidió, cuando ya estaba todo preparado para el acto de rigor, que no asumiría el cargo para el que había sido elegido por Kirchner luego de que el primer nombre del presidente, Ubaldo Matildo Fillol, se quedara en el camino por sugerencia (¿directiva?) del ex presidente de la AFA, Julio Grondona.

Gonzalo Bonadeo es uno de los periodistas más valorados por los atletas argentinos (Adrián Escandar)
Gonzalo Bonadeo es uno de los periodistas más valorados por los atletas argentinos (Adrián Escandar)

El deporte argentino transitaba momentos críticos, acaso primitivos. El concepto del profesionalismo nunca pudo ser instrumentado por los funcionarios y el nuevo máximo dirigente quería, Gonzalo Bonadeo mediante, dar un golpe de efecto. La etapa que éste vendría a suplantar había terminado con la destitución de Germán Pérez y otros funcionarios que pertenecían al círculo del entonces vicepresidente, Daniel Scioli.

Aquello había sido interpretado como el primer gran gesto de autoridad de Kirchner y el nombramiento del periodista concretaría el cierre de un ciclo que había tenido, como último antecedente deportivo importante, el séptimo puesto en los Panamericanos de Santo Domingo en los que Argentina había logrado un 7° puesto en el medallero, y cuyo objetivo primordial era la preparación de los atletas para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Pero no. Gonzalo Bonadeo se encontró de un momento a otro con varias preguntas que no tenían respuesta. Algunas motorizadas por la moral (¿podrían los deportistas con los que tan buena relación tenía criticarlo ahora en su gestión de funcionario?) y otras estrictamente relacionadas con su actividad (como que conocería a Kirchner al momento de asumir, sin reuniones previas, o incluso que la paga que recibiría sería definitivamente menor que la que percibía por el resto de sus actividades, las que tendría que dejar por las obligaciones de semejante cargo), todas cuestiones que nunca tuvieron la recepción que pretendía y entonces tomó la decisión de rechazar el cargo para el que había sido pedido por el funcionario santacruceño.

Néstor Kirchner quiso que Gonzalo Bonadeo fuera su secretario de Deportes en el inicio de su gestión pero el periodista rechazó el ofrecimiento (NA)
Néstor Kirchner quiso que Gonzalo Bonadeo fuera su secretario de Deportes en el inicio de su gestión pero el periodista rechazó el ofrecimiento (NA)

De aquello no se arrepintió nuestro hombre en cuestión. Bonadeo recordó, en uno de los pasajes de la extensa charla que mantuvo con Infobae, cuya primera parte se publicó el pasado domingo y que finalizará el próximo con las respuestas brindadas por el periodista sobre los Juegos Olímpicos que se vienen en Río y sobre el fútbol argentino, que en su lugar asumió poco después Roberto Perfumo y que en su breve gestión el ya fallecido ex jugador de Racing, Cruzeiro, River y la Selección, sufrió episodios graves por la desatención y el olvido del Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) que incluso casi le cuesta la vida al luchador grecorromano Mauricio Cabello, quien el 5 de febrero de 2004 recibió una fuerte descarga eléctrica al tomar contacto con un toma corriente en malas condiciones. Las intenciones de quienes intentaban cambiar algo en Deporte chocaban con la negligencia de quienes tenían el poder de decidir, tanto es así que El Mariscal renunció a su cargo el 8 de julio de 2004, menos de un año después de asumir.

Gonzalo Bonadeo, claro, ya estaba lejos de todo aquel desmanejo: "Yo me borré de ahí, desaparecí, y además estaba en el medio de un quilombo personal muy grave, extremadamente delicado, inclusive muy poco tiempo después de eso tuve uno de los peores momentos de mi vida así que menos mal que no agarré porque hubiera sido todo un sacudón poderoso pero no lo sé, evidentemente fue inconsciencia, o mucha consciencia, no lo sé, sobre todo en un escenario en el cual se sacan los ojos por agarrar secretarías de Estado".

Hoy, el Cenard ha mejorado sus condiciones de abandono casi extremo de aquel entonces aunque sigue sufriendo los malos tratos de quienes se acuerdan del deporte en la víspera de los grandes eventos sabiendo que aquello, en caso de logros destacados de los atletas, suele redituar políticamente. Gonzalo Bonadeo, en tanto, se mantiene como uno de los símbolos del movimiento olímpico en momentos de querer entender de qué se trata la historia y el arte de hacer deporte.