El extraordinario legado del “Día D”

El curso de la historia cambió radicalmente este día trascendental para la humanidad ya que comenzaba el fin del ignominioso régimen nazi

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El desembarco de Normandía
El desembarco de Normandía

El 6 de junio de 1944, las fuerzas aliadas compuestas por británicos, estadounidenses y canadienses desembarcaron en la costa de Normandía. Fue la primera etapa de la “Operación Overlord”, la invasión a Europa ocupada por los nazis constituyendo el inicio del fin del perverso régimen nacional-socialista, comenzando la cuenta regresiva del “fuhrer”. Recordemos que en la madrugada de esta histórica fecha, alrededor de 160.000 soldados Aliados habían llegado a las costas francesas a pesar del mal clima y las feroces defensas alemanas. Once meses después del “Día - D”, la II Guerra en Mundial en Europa terminó el 8 de mayo de 1945.

Es importante mencionar el papel descollante que tuvo la inteligencia y contrainteligencia de los tres países protagonistas de la mayor operación anfibia jamás realizada. En este contexto, la BBC realizó una fantástica operación a través de un falso llamado en el que solicitaba a sus oyentes que enviaran fotografías y postales de la costa de Europa desde Noruega hasta los Pirineos. En realidad, era una forma de recopilar información sobre las playas adecuadas para el desembarco, que luego se decidió que fuera Normandía. Millones de fotos fueron enviadas a la Oficina de Guerra de Reino Unido y con la ayuda de la resistencia francesa y el reconocimiento aéreo, los Altos Mandos Militares pudieron analizar cuáles eran los mejores lugares de desembarco del “Día – D”.

Los aliados pusieron mucho empeño en hacer creer a los alemanes que la invasión iba a empezar en Calais en lugar de en Normandía. Con ese objetivo y según lo expresó la BBC, inventaron la presencia de tropas de infantería con base en el condado inglés de Kent, situado en el extremo de Reino Unido y justo enfrente de Calais. Se denominó “Operación Fortaleza”. Como parte de este engaño se construyó un equipo falso, que incluía tanques inflables o muñecos con paracaídas. Además utilizaron agentes dobles y lanzaron filtraciones controladas de información errónea que llevaron a los alemanes a creer que los aliados iban a invadir Europa a través de Calais y Noruega.

Los nazis cayeron en la trampa de manera tan absoluta que incluso después del “Día – D”, mantuvieron a muchas de sus mejores tropas en el área de Calais esperando la invasión que nunca ocurrió en esas playas del norte de Francia. Todo era parte de una campaña de desinformación orquestada por los británicos cuyo objetivo más importante eran los preparativos del desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944. El éxito de la “Operación Overlord” fue rotundo.

El curso de la historia cambió radicalmente este día trascendental para la humanidad ya que comenzaba el fin del ignominioso régimen nacional-socialista, responsable del Holocausto y muerte de millones de soldados tanto aliados como alemanes. El sueño de los 1.000 años del Tercer Reich se desplomaba día a día conforme avanzaban las “tropas de la libertad” desde el oeste hacia Berlín. El primer hito trascendental fue la liberación de París el 28 de agosto de 1944, festejado con alegría desbordante por todo el mundo libre. Sin embargo y pese al esfuerzo del General Dwight Eisenhower, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa, las fuerzas soviéticas llegaron antes a la capital de Alemania, determinando la infame división de esta República en dos Estados: uno, como el ave fénix, resurgió milagrosamente entre las cenizas gracias a la adopción de medidas liberales en lo político y en lo económico en tiempo récord, con el respaldo del “Plan Marshall”. La contraparte, fue el establecimiento de un régimen marxista que empobreció al sufrido pueblo germano en las penurias más siniestras, entre ellas, la persecución permanente por parte de la demoníaca policía secreta (Stasi) del bien supremo del ser humano: la Libertad.

La otra cara de la moneda en este Siglo XXI, que representa lo opuesto a la heroica, exitosa y valiente “Operación Overlord”, es la criminal invasión de Rusia a Ucrania. Este atentado mortal no es dirigido solo a Kiev sino que afecta a todas las Democracias del mundo y urge apoyar al régimen de Vlodímir Zelenski sin renuncios ya que estamos en presencia de un presidente en Moscú que viola todas las convenciones internacionales, comenzando con la Carta de Naciones Unidas y en consecuencia con el Derecho Internacional, pisoteando la libertad y autodeterminación de la República de Ucrania.

Como contrapartida, la OTAN resurge con una vigorosa cohesión frente al Estado invasor, galvanizando un frente común, sólido y sin fisuras. Sin embargo este atropello inaudito está mostrando la nueva cara del totalitarismo. El renacer de las ideas nacionalistas con su nueva máscara que le permite permear con facilidad a ciudadanos incautos: el populismo, cuyos principios comparte sin excepción con el marxismo, pudiéndolos “prima facie” condensar en: xenofobia, fundamentalismo, esencialismo, resentimiento y odio, con el agravante que los ideólogos del nacionalismo se encuentran hoy también camuflados con seudo tintes democráticos y peor aún, tratan de infiltrar y cooptar al sistema Liberal, que se basa en la defensa irrestricta del sistema democrático, con la efectiva división de poderes, la plena vigencia de los derechos individuales, todo ello enmarcado en sólidos Estados de Derecho y con la Economía de Mercado como generador indiscutible del progreso sin igual de todos aquellos países que lo han implementado.

Vemos entonces que marxismo, populismos / nacionalismos se mezclan hasta confundirse ya que son parte inescindible de la mancha totalitaria que se expande sin solución de continuidad ya que representan el producto de las mismas desventuras del lenguaje y de las pasiones humanas. A partir de fines del siglo XVIII, la Nación y el pueblo han sido sinónimos para los fundadores de los regímenes representativos de los que han surgido las actuales democracias y lo siguen siendo en la medida en que las dos nociones modernas de “nacionalidad” y de “ciudadanía” se vinculan necesariamente al principio de la soberanía popular. De ahí se concluye necesariamente que el oprobio que pesa tanto sobre el populismo / nacionalismo se justifica respecto de las mismas manipulaciones del discurso político.

Finalmente recordemos que cuando se realizan cambios profundos y radicales, se requiere coraje para tomar las decisiones correctas, convencimiento y perseverancia en los principios, trabajando en sintonía permanente con Políticas de Estado perdurables y sustentables en el tiempo. Este es el gran legado del “Día – D” o sea el respaldo irrestricto a la República tal cual la concibieron los grandes pensadores tanto en Estados Unidos como en Europa hace más de trescientos años, comenzando la Edad Contemporánea con ímpetu inusitado.

Hoy recordamos con congoja pero con renovada esperanza el legado de los miles de soldados que murieron la mañana del 6 de junio de 1944 en el desembarco en Normandía porque las convicciones anti totalitarias de las tropas Aliadas fueron un ejemplo que perdurará en las actuales y futuras generaciones. Lucharon y entregaron sus vidas para que el mundo siga gozando de los inconmensurables beneficios de la libertad. No los olvidemos nunca, jamás.

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