Pancho Villa: qué acostumbraba comer y cuál era la bebida favorita del Centauro del Norte

Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, fue uno de los personajes más icónicos que dejó la Revolución Mexicana

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Pancho Villa fue líder del Ejército de la División del Norte.
Pancho Villa fue líder del Ejército de la División del Norte.

El próximo 20 de noviembre se conmemora el día de la Revolución Mexicana, la cual buscaba y logró retirar del poder al dictador Porfirio Díaz en 1910. Este levantamiento armado dejó varios nombres en la memoria colectiva de la historia de México, como Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y Francisco Villa.

Justamente a este último, que su nombre verdadero era José Doroteo Arango Arámbula, se le recuerda por ser un revolucionario mexicano que lideró, junto a Emiliano Zapata, el sector agrarista de la sociedad mexicana de ese entonces.

Además de ser un gran revolucionario, Villa también gozaba de fama por su buen comer, pues le gustaba degustar todo tipo de platillos. El General, tenía un gusto especial por la comida norteña mexicana, las tortillas de harina, la carne asada, salsas de chile rojo, café de olla, atole de maíz, carne seca, asado de puerco, cabrito asado, y algunas otras comidas.

En esa época, las clases sociales estaban bien marcadas, y cada una de ellas mantenía una dieta diferente, En el caso de la clase baja, mayormente integrada por indígenas, mantenía una alimentación que se basaba en el maíz, el frijol y el chile. La clase media, integrada por trabajadores, además de comer lo de las clases bajas, le añadían caldos y carne, cuando mucho, dos días a la semana. Por su parte, las clases altas, integrada por los ricos, comían cosas totalmente diferentes, tanto en la cantidad de platillos a servir como en las bebidas.

El General acostumbraba comer diversos platillos, entre ellos carne seca. Foto: Dominio público.
El General acostumbraba comer diversos platillos, entre ellos carne seca. Foto: Dominio público.

En esa época, también eran populares entre los alimentos las tortillas, el pan, las legumbres como los frijoles, las habas y las lentejas. También cobraron relevancia los quelites, las verdolagas, y la flor de calabaza. Otro de los platillos populares era el mole, que lo acompañaban con pulque y tortillas.

Entre las bebidas populares de aquellos años revolucionarios se encontraba el café de olla, el chocolate, el pulque y el tequila.

Se cuenta que a Pancho Villa le gustaba cargar en sus alforjas carne seca, que era convertida en un guiso de carne con salsa.

Cabe destacar que con el Porfiriato, hubo una abierta política a la inmigración extranjera, de allí que al mole poblano y los chiles en nogada, se sumara gran cantidad de platillos con influencias europeas, como suflés, ravioles, tallarines, menestras, omelets, carlotas, budines, panqués, pays, croquetas, canapés, mayonesas, pastes, crepas, y ponches principalmente disfrutados por las clases altas.

Villa era enemigo de las bebidas embriagantes, y en su lugar, prefería las malteadas de fresa. EFE/Andy Rain
Villa era enemigo de las bebidas embriagantes, y en su lugar, prefería las malteadas de fresa. EFE/Andy Rain

Pancho Villa amaba los licuados de fresa y odiaba el alcohol

Aunque a Villa se le tiene en un concepto de que era borracho y mujeriego, además de violento, no es del todo cierto, pues el general odiaba el alcohol. A muchos les sorprende pero, se dice que la bebida favorita del Centauro del Norte eran los licuados de fresa, y con ellos era feliz.

Además de no beber, Villa era enemigo declarado de las bebidas embriagantes, y cuando fue gobernador de Chihuahua mandó a cerrar 50 establecimientos que vendían bebidas alcohólicas, y en su lugar, mandó a construir el mismo número de escuelas, pues tenía alta estima por la educación, a la cual él no pudo acceder de niño por temas económicos.

Para saciar su sed, el Centauro del Norte solía pasearse por las fuentes de sodas en busca de una refrescante malteada de fresa. Se cuenta que su experiencia con el alcohol era tan nula, que en una ocasión en que el general Plutarco Elías Calles le invitó un solo trago en una cantina, Villa salió completamente borracho del establecimiento, aunque no se sabe si la historia fue verdadera, pues Calles también era enemigo del alcohol, así lo dio a conocer cuando, siendo gobernador de Sonora le declaró la guerra al alcoholismo mediante un decreto de prohibición.

En el caso de Calles, su padre había sido alcohólico, lo que detonó en que el general tuviera una infancia triste y solitaria.

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