Lo señalaron como el sucesor de Ronaldo, fue verdugo de Argentina y lo bautizaron “Emperador”, pero sucumbió ante la noche, las drogas y el alcohol

Adriano irrumpió a pura potencia en el Flamengo y en la selección brasileña. Llegó al Inter de Italia, y en la cima de su carrera, murió su papá y cayó en la depresión. A partir de allí, fue noticia por cuestiones extradeportivas y no por lo que edificó sobre el césped. Excesos, episodios oscuros y vínculos con la delincuencia. Hoy reside en la favela en la que nació