
El juez federal Vernon S. Broderick prohibió que Imran Ahmed, quien dirige el Centro para la Lucha contra el Odio Digital, sea arrestado y expulsado temporalmente de territorio estadounidense mientras la justicia revisa su caso, medida que beneficia al activista británico y a su familia, que reside en Nueva York. Según informó la cadena BBC, esta decisión surge después de que el equipo legal de Ahmed presentara una demanda con el objetivo de frenar el proceso de deportación iniciado tras la aplicación de restricciones de visado por parte del gobierno de Donald Trump. El juez resolvió que Ahmed permanecerá en libertad y podrá quedarse con su esposa e hijo, ambos ciudadanos estadounidenses, hasta que se resuelva el fondo del litigio en los tribunales.
De acuerdo con lo publicado por la BBC, la administración estadounidense impuso en días recientes un veto de ingreso a cinco ciudadanos europeos, entre ellos Ahmed, por acusaciones relacionadas con su supuesta implicación en la promoción de mecanismos de censura en plataformas digitales norteamericanas. Además del activista británico, se encuentran en la lista el excomisario de Mercado Interior de la Unión Europea Thierry Breton, Clare Melford del Índice Global de Desinformación, y Anna-Lena von Hodenberg junto a Josephine Ballon, ambas integrantes de HateAid.
El Departamento de Estado argumentó, según los documentos oficiales consultados por la BBC, que estas personalidades y las organizaciones de la sociedad civil que representan habrían alentado, mediante esfuerzos percibidos como "radicales" y de “ONGs politizadas”, políticas restrictivas respecto a la libertad de expresión en redes digitales bajo la influencia de gobiernos extranjeros, lo que a juicio del Ejecutivo estadounidense podría provocar repercusiones negativas para la política exterior del país. En su declaración textual, la administración señaló que la permanencia de estos ciudadanos europeos tiene "consecuencias potencialmente graves para la política exterior del país".
La imposición de estas sanciones impulsadas por el gobierno de Donald Trump recibió una firme respuesta desde Europa. Según consignó la BBC, la Comisión Europea, así como varios gobiernos nacionales, manifestaron su desacuerdo y preocupación por las medidas adoptadas. Particularmente relevante resultó la reacción respecto al caso de Thierry Breton, quien cuenta con un historial destacado de participación en instituciones comunitarias. Francia y España figuran entre los Estados que rechazaron la decisión estadounidense, destacando el compromiso de los sancionados con la defensa de los derechos fundamentales y la lucha contra fenómenos como la desinformación y los discursos de odio.
El impacto diplomático de la medida se hizo sentir también en los posicionamientos públicos de organismos internacionales. Como publicó la BBC, diversos portavoces europeos recordaron que quienes recibieron sanciones forman parte de entidades cuya labor se centra en monitorear y combatir el contenido falso o dañino en Internet y redes sociales. Los Estados y la propia Comisión subrayaron la función de estas organizaciones en el contexto global actual, en el que crecen tanto la polarización política como la circulación de noticias engañosas a través de plataformas digitales de gran alcance.
Los documentos judiciales a los que tuvo acceso la BBC detallan el temor de Imran Ahmed, reflejado en la demanda presentada ante los tribunales, a una posible deportación inmediata y la separación forzada de su familia directa. El juez Broderick, encargado del caso en el distrito sur de Nueva York, consideró estos argumentos y concedió la protección solicitada mientras se desarrollan los análisis legales requeridos.
La decisión del tribunal estadounidense de suspender provisionalmente la expulsión de Ahmed reavivó el debate en torno a la cooperación transatlántica en materia de derechos digitales, así como las discrepancias entre Estados Unidos y Europa sobre la regulación del discurso en redes y el papel de la sociedad civil organizada. Tal como reportó la BBC y recogieron instituciones comunitarias, el conflicto revela diferencias de enfoque respecto a las fronteras entre la libertad de expresión y la prevención de abusos digitales.
A la espera de que avance el proceso judicial en Nueva York, el caso de Ahmed, así como los de los otros cuatro ciudadanos europeos sancionados, continúa generando reacciones y monitoreo internacional. Según la BBC, tanto sectores de la sociedad civil como diplomáticos de la Unión Europea siguen el proceso con atención, evaluando tanto sus posibles implicaciones jurídicas como el impacto en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Europa.