Santiago de Chile, 14 dic (EFE).- El bloque de países que, bajo el amparo del estadounidense Donald Trump, monopolizan sus agendas con la gestión del orden público y la crisis migratoria, suma desde este domingo un nuevo aliado tras el triunfo del ultraderechista José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile.
El nuevo Chile de Kast, quien ganó los comicios con el 58,1 % de los votos frente a la izquierdista Jennette Jara, que quedó con el 41,8 %, conformará, junto con la Argentina de Javier Milei, el polo de la ultraderecha en el Cono Sur, en sintonía con otros Gobiernos como el del salvadoreño Nayib Bukele, el ecuatoriano Daniel Novoa o Santiago Peña en Paraguay.
Milei fue el primero en felicitar a Kast y aseguró que ambos Gobiernos trabajarán juntos "para que América abrace las ideas de la libertad" y se "libere" del "yugo opresor del socialismo del siglo XXI".
"Excepto Brasil, que es casi la mitad de Suramérica, el resto de los países hispanoparlantes está apostando por Gobiernos entre hiper conservadores y de derechas radicales", dijo a EFE el académico de la Universidad de Chile Gilberto Aranda.
Para Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano (España), "la gente vota pensando en soluciones inmediatas a su problema".
Según explicó a EFE, los argentinos votaron por Milei porque pensaban que resolvería la inflación y reflotaría la economía; y los chilenos lo hicieron por Kast para mejorar la seguridad y gestionar la migración.
El abogado y exdiputado ultracatólico, que será el primer presidente que defendió al entonces dictador Augusto Pinochet (1973-1990) e hizo campaña a favor de su continuidad en el plebiscito de 1988, presidió la red ultraconservadora Political Network for Values (2022-2024) y ha participado en cumbres como la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) o la convención de Vox en Madrid.
"Hay un alineamiento geopolítico -dice Aranda- propicio a EE.UU. y un apoyo a su estrategia de seguridad", que surge en un momento en el que Trump "está reafirmando la doctrina Monroe" y quiere restaurar su dominio regional tras años de desinterés.
La ultraderecha latinoamericana, añade, enfrentará el "dilema" de decidir si aceptan la exigencia de Estados Unidos de negar el acceso a China, mientras países como Argentina y Chile, entre otros, mantienen parte importante de su comercio con el gigante asiático.
“Van a tener que definir si privilegian el pragmatismo o si se alinean absolutamente con Estados Unidos”, plantea Aranda.
La victoria de Kast, líder del Partido Republicano, apoyado por los otros candidatos de derecha y extrema derecha que no pasaron a la segunda vuelta, se lee como un voto de castigo al Gobierno del progresista Gabriel Boric, que no ha logrado solucionar las prioridades de la ciudadanía, como reducir la inseguridad.
“Tenemos un electorado volátil que castiga de manera alternada, según el contexto”, dijo a EFE la directora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Dorotea López.
Al no materializarse sus expectativas “sienten frustración, enojo y repentina confianza en el otro”, añadió.
“La insatisfacción de los votantes provoca una política pendular permanente”, afirmó a EFE Benjamin Gedan del Wilson Center de Estados Unidos.
El autor de ‘Epidemia Ultra’, Franco Delle Donne, experto en extrema derecha, señaló a EFE que Latinoamérica vive un proceso de “derechización” hacia una “visión más autoritaria” y el “debilitamiento del Estado de derecho”.
Según él, “se acepta la agenda de la derecha radical” y “se prueban opciones nuevas”, que antes no tuvieron tanto apoyo.
Delle Donne considera a Kast uno de los representantes más característicos de los "neopatriotas”, ultraderechistas que han encontrado “una ventana de oportunidad” gracias a la crisis de la globalización.
El académico de la Universidad Católica de Chile Cristóbal Rovira apuntó a EFE a una “derechización de la derecha” porque en la competencia de este sector ha aparecido una ultraderecha y eso hace que muchos votantes empiecen a radicalizar sus propias posturas".
El giro ultra que este domingo se refuerza en la región sucede varias olas pendulares que desde principio del siglo XXI se han alternado en Latinoamérica.
A principios de los 2000 llegó la "marea rosada", los Gobiernos de izquierda que gobernaron simultáneamente en casi todos los países de Sudamérica, con Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, entre otros.
La marea, que se sostuvo con altos y bajos hasta 2015, cambió de rumbo hacia la derecha con Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Iván Duque en Colombia o Jair Bolsonaro en Brasil; para luego virar hacia la izquierda, de nuevo, con Alberto Fernández en Argentina, Lula en Brasil, Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia.
Con Milei, Bukele, Trump y Kast, que se diferencia de estos líderes por sus formas menos disruptivas y agresivas, la ola regresa del lado conservador.
Aunque en Brasil, México o Uruguay no gobierna la derecha, Aranda advierte que Chile puede ser "el preludio" de "una ola marrón" que expanda “los gobiernos de derechas radicales”.
Según los expertos, en 2026 la región mirará hacia Perú y Colombia, que podrían consolidar el giro ultra en el continente.
Meritxell Freixas