
Trípoli, 3 jul (EFE).- Cerca de 400 migrantes fueron interceptados en alta mar por la Guardia Costera libia en las últimas horas y devueltos a este país en guerra pese a estar considerado un puerto "no seguro", informaron a Efe fuentes de Seguridad.
Según las mismas, las últimas 102 personas - entre los que se encontraban 12 mujeres y 20 menores - fueron desembarcadas poco después de caer la tarde del jueves y trasladadas a un centro de detención tras recibir los primeros auxilios.
"Alrededor de 300 migrantes irregulares más fueron desembarcados a lo largo del día", agregó la fuente, sin especificar en que centro de detención fueron encerrados ni las nacionalidades de los interceptados.
Según estadísticas la Organización Internacional de la Migraciones (IOM), el ritmo de salida de botes precarios con migrantes irregulares a bordo desde las costas de Libia en dirección a Europa mantiene su vigor pese a la vigilancia europea en el Mediterraneo y del endurecimiento de la guerra civil, que solo en los últimos 14 meses ha segado la vida de más de 1.800 personas y obligado a más de 200.000 a abandonar sus hogares y convertirse en desplazados internos.
Solo la semana pasada un total de 618 migrantes fueron interceptados por las patrulleras libias y devueltos en caliente, de acuerdo con las cifras de este organismo dependiente de la ONU.
La IOM cifra en unos 5.500 los migrantes que han sido interceptados en alta mar en los primeros seis meses del presente año y devueltos a Libia, frente a los 9.225 de 2019.
Un total de 270 perecieron en el mar y 992 desaparecieron ese mismo año, frente a los 98 muertos y 149 desaparecidos según sus estadísticas en el primer semestre de este año.
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los distintas milicias rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.
Desde que en abril de 2019, el mariscal Jalifa Hafter, tutor del Ejecutivo no reconocido en el este y hombre fuerte del país, pusiera cerco a la capital para arrebatarle el control al Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA), el conflicto fratricida se ha convertido en un enfrentamiento multinacional totalmente privatizado, sin ejércitos regulares, librado por milicias locales y Compañías de Seguridad Militar Privadas (PSMC) extranjeras.
El mariscal cuenta con el apoyo económico, político y militar de Jordania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Francia, Sudán y Rusia, Estados estos dos últimos que le proveen de mercenarios eslavos, sirios y africanos.
El GNA recibe el respaldo de Catar, Túnez, Italia y Turquía, nación está última que desde finales del pasado año ha reclutado y enviado a más de 10.000 mercenarios sirios a combatir a Libia.
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