El deportista caminaba por la calle hablando por teléfono, y se topó con dos hombres armados en una motocicleta. Cuando estuvieron a centímetros de distancia, le dispararon en el rostro.
Narwhal cayó al piso, pero seguía con vida. El sicario que estaba sentado detrás se bajó para rematarlo. Le apoyó la pistola sobre la sien y apretó el gatillo, pero la bala no salió.
Entonces fue el conductor de la moto el que intentó terminar el trabajo. Increíblemente, también se le atascó el arma, en dos ocasiones.
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