El Limoges francés había caído en sus últimas dos presentaciones ante Caja Laboral Kutxa y Antibes, lo que provocó una profunda tristeza en el base del equipo, Heiko Schaffartzik, quien en lugar dejar la bronca en la almohada, decidió ahogar sus penas en alcohol.
Luego de haber tomado varias copas y sentirse satisfecho, el además capitán de la selección alemana de básquet prefirió terminar la noche en la colchón de su habitación. Sin embargo, el cansancio y su estado de ebriedad provocaron que no llegase a su cama y culminara su torpe peregrinación en el sillón.
Lo que el basquetbolista nunca supo hasta que era demasiado tarde es que ese departamento no era suyo, sino que correspondía a uno de sus vecinos, quien, asustado por los ruidos que escuchó, llamó a la policía, creyendo que quien dormía en su sofá era un ladrón.
La sorpresa de los propietarios de la vivienda fue aún mayor cuando se percataron que quien estaba dentro de su departamento no era ningún delincuente, sino que se trataba del mismo Schaffartzik.
Cuando los agentes de la fuerza de seguridad francesa arribaron al domicilio, los dueños intentaron explicar que todo se trataba de un malentendido, pero a pesar de las excusas, decidieron llevarse al basquetbolista detenido.
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