"El gobierno de Nicolás Maduro es profundamente antisemita"

Lo aseguró David Smolansky, alcalde del municipio caraqueño de El Hatillo. En diálogo con Infobae, aseguró que por enfrentar al chavismo "uno puede terminar preso, exiliado, inhibido o sufrir un atentado"

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Electo en 2013 como el alcalde más joven de toda Venezuela, Smolansky gobierna una de las tantas divisiones políticas de la capital del país representando a Voluntad Popular, el partido liderado desde la cárcel de Ramo Verde por Leopoldo López.

Horas antes de la crucial elección para renovar la Asamblea Legislativa venezolana, el jefe comunal accedió a conversar en forma exclusiva con Infobae en compañía de una delegación de observadores argentinos, entre los que se encontraban Juan Carlos Saintotte y José María Videla.

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Surgido de la militancia universitaria, afirma claramente que hacer política opositora en la nación sudamericana es una actividad de alto riesgo: "Uno puede terminar preso, exiliado, inhibido y hasta es factible que pueda sufrir cualquier tipo de atentado físico". Mucho más en su caso, agravado por las permanentes acusaciones antisemitas en su contra que el propio Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, realiza en forma casi permanente en su habitual programa de televisión.

Allí lo califica de "jefe del sionismo" en Venezuela, señalando que opera como un brazo ultrarradical del gobierno de Israel. Casi un contrasentido si se tiene en cuenta que David proviene de una familia mixta, con madre católica y padre judío, cuyos abuelos ucranianos huyeron de Kiev precisamente por las persecuciones religiosas, emigrando primero a Cuba y de allí teniendo que cruzar el Mar Caribe hasta Venezuela, por la intolerancia de la revolución castrista. Una familia que siempre trató de encontrar un lugar donde poder practicar libremente sus creencias y tradiciones. Nada más, ni nada menos.

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Según Smolansky el antisemitismo no es privativo sólo de Cabello, ya que el propio Chávez lo utilizaba en forma permanente como bandera antiimperialista norteamericana, algo compartido por Maduro en sus tiempos de canciller y ahora como presidente.

"El chavismo fue construyendo el club de los enemigos de Washington, y por eso permitió la entrada a América Latina del Irán de Ahmadinejad y de la Siria de Al Assad. Chávez quiso de esa forma tomar la posta de Cuba", ensaya como teoría tratando de explicar las razones para estos exóticos alineamientos internacionales, todo regado por los intereses petroleros: "A partir de allí la quema de banderas de Israel, los permanentes hostigamientos a la comunidad judía y hasta el cierre de sinagogas y centros comunitarios", agrega el alcalde de El Hatillo.

 AP 163
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Igual tiene esperanza

Sin embargo, el joven alcalde es muy optimista respecto de los resultados de las elecciones parlamentarias y afirma que de verificarse un triunfo opositor "significará un alivio enorme para millones de venezolanos. Un paso definitorio para un verdadero cambio en los poderes públicos de esta nación, fuertemente corrompidos por el régimen gobernante. Primero el Poder Legislativo, que seguramente controlaremos a partir del veredicto popular, el Poder Judicial que es utilizado como una herramienta más de presión por parte del Gobierno, el Poder Electoral, que lejos está de ser independiente y equilibrado y por último, el Poder Ejecutivo, que tiene que volver a ser ejercido con legitimidad".

"Maduro es un presidente ilegítimo" afirma Smolansky, "no sólo por las arbitrariedades cometidas en su elección, sino también por todo el proceso de transición desde la muerte de Chávez. Un verdadero tabú que algún día todos tendremos que aclarar. Un presidente que muere en el extranjero, sin junta médica alguna, como lo exige la Constitución y de lo que se duda incluso hasta de su fecha exacta".

 AFP 163
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Para el alcalde no hay mayores distinciones entre ambos líderes, y discrepa con aquellos que afirman que todo estaría mejor si siguiera al mando Chávez. Por el contrario, le adjudica al comandante la responsabilidad central de todos los problemas que atraviesa Venezuela: "Es irrelevante quién es el maestro y quién el alumno. Lo que vivimos ahora es consecuencia de lo que se fue gestando desde hace tiempo. Se están recogiendo los frutos de muy malas decisiones...", señala Smolansky.

"Le he dicho en la cara al propio Maduro que él es un dictador de tiempos modernos. Una versión más actualizada de la misma pesadilla que han vivido en el pasado tantos otros países. Un régimen justificado en el hecho de que se celebren elecciones cada tanto, pero que comete todo tipo de abusos a los derechos humanos más elementales", concluye Smolansky, para quien estas elecciones pueden significar un límite o el principio del fin para un sistema perverso que amenaza no sólo a Venezuela sino también a toda América Latina.