Las 10 principales causas por las que se muere la gente en el mundo

Son responsables del 51,4% de los 56 millones de fallecimientos que se producen por año en el planeta. Las enormes diferencias entre países ricos y pobres

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Nueve de las diez principales causas de mortalidad son enfermedades. De ellas, seis son crónicas y no transmisibles, y sólo tres son contagiosas, lo que representa un enorme progreso en la historia reciente de la humanidad.

La afección que más mata es la cardiopatía isquémica, causante del 13,2% de los decesos en el mundo durante 2012, el último año con estadísticas definitivas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Si a la cardiopatía isquémica se suman los accidentes cerebrovasculares (segunda causa con 11,9%) y la cardiopatía hipertensiva (décima con 2%), se llega a la conclusión de que tres de cada diez personas mueren por enfermedades del corazón. Son cerca de 17,5 millones de decesos.

En tercer lugar está la enfermedad pulmonar obstructiva, con 5,6% de muertes. La siguen las infecciones respiratorias inferiores (5,5%), los cánceres de tráquea, bronquios y pulmón (2,9%), el sida (2,7%), la diarrea (2,7%) y la diabetes (2,7%).

La única causa llamada externa, que no es una enfermedad, son los accidentes viales, causantes del 2,2% de los decesos en el mundo.

"Las dos primeras causas de muerte son las primeras desde hace décadas, aunque están descendiendo en los países desarrollados. Las que más han aumentado a nivel mundial son el cáncer de pulmón y la diabetes", dice a Infobae el licenciado en medicina Fernando G. Benavides, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra y presidente de la Sociedad Española de Epidemiología.

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En suma, las enfermedades no transmisibles causaron más del 68% de las muertes en el mundo, un 60% más que en el 2000. Las cuatro afecciones más importantes de este tipo son las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las neumopatías crónicas.

Ariel Karolinski es consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) en Argentina. Además es médico especialista en obstetricia y ginecología por la Universidad de Buenos Aires, y magíster en efectividad clínica.

En diálogo con Infobae, cuenta que el origen de muchas de estas afecciones está en el estilo de vida. Por ejemplo, en el consumo de ciertas sustancias.

"Es muy relevante el peso del tabaco a nivel mundial, fundamentalmente condicionando la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que es una de las más importantes. Una de cada diez muertes de adultos se debe al consumo de tabaco, que se manifiesta también en afecciones coronarias, en accidentes cerebrovasculares y en cáncer de pulmón", dice Karolinski.

"Una de cada diez muertes de adultos se debe al consumo de tabaco"

En cambio, las enfermedades transmisibles, maternas, perinatales y relacionadas con la nutrición, causaron un 23 por ciento. Entre las diez principales, aparecen el sida, la diarrea y las infecciones respiratorias.

El 9% restante corresponde a los traumatismos, encabezados por los accidentes de tránsito. En menor proporción aparecen los homicidios y los suicidios.

¿A qué edad se muere la gente? El 15,3% tiene menos de 15 años; el 41,2%, entre 15 y 69 años; y el 43,5%, 70 años o más.


La enorme desigualdad de la muerte

Estas causas predominan si se toma al mundo en su conjunto. Pero si se lo divide por regiones o por las características socioeconómicas de las naciones, hay muchas diferencias.

La OMS clasifica a los países en cuatro grandes grupos: los de ingresos bajos, que agrupan al 13,3% de los fallecidos cada año; los de ingresos medio-bajos, en los que habita el 35,6%; los de ingresos medio-altos, que reúnen al 30,2%; y los de ingresos altos, con el 20,9 por ciento.

La desigualdad entre el primero y el último grupo son alarmantes, aunque la brecha se ha reducido notablemente en las últimas décadas.

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Para empezar, los tres principales desencadenantes de los decesos en los países de ingresos bajos son enfermedades contagiosas, de mucho menor incidencia en los ricos. Las infecciones respiratorias inferiores son las más letales entre los primeros, y también están presentes en los segundos, aunque en el sexto lugar. Pero otras causantes, como sida, diarrea, malaria, prematuridad, tuberculosis, asfixia y trauma al nacer, y desnutrición, han sido erradicadas en los países de ingresos altos, o -como el HIV- tienen bajos niveles de mortalidad.

Por el contrario, casi todas las enfermedades que matan en las naciones ricas son crónicas y están muy relacionadas al envejecimiento de la población, como el cáncer, las cardiopatías, la diabetes, el alzheimer y otras demencias.

En los países ricos siete de cada diez decesos corresponden a personas de 70 años o más, y apenas uno de cada cien, a niños menores de 15 años. En los pobres, este grupo etario reúne a cuatro de cada diez muertes. Sólo dos de cada diez son mayores de 70 años.

"En los países ricos -dice Karolinski- se mueren los que se tienen que morir. En los de ingresos bajos, gran parte de las muertes son evitables. Por ejemplo, cuando uno analiza cuáles son los perfiles de mortalidad de los más jóvenes, están asociados fundamentalmente a enfermedades del período perinatal".

"En los ricos se mueren los que tienen que morir. En los pobres, las muertes son evitables"

Junto a los altos niveles de mortalidad infantil, este grupo de países sufre también elevadas proporciones de mortalidad materna. Si bien a nivel mundial se redujeron de 427.000 a 289.000 en la última década, aún mueren 800 mujeres por día como consecuencia de complicaciones del embarazo o en el parto.

¿Cómo se explican las diferencias tan elevadas entre unos y otros? "Se deben las condiciones de vida, como el trabajo, vivienda, alimentación, hábitos, etc., y a la calidad del sistema sanitario. Los estudios científicos lo demuestran una y otra vez. El problema no es el código genético, es el código postal", dice Benavides.

Casi todas las causas de defunción dominantes en las regiones más pobres del planeta están vinculadas a condiciones sanitarias muy precarias: pocos hospitales, grandes porciones de población no inmunizados, mala alimentación, hacinamiento y una infraestructura poco desarrollada.

"En países de ingresos muy bajos, el acceso al sistema de salud y el parto institucional no es la norma. En el África Subsahariana y en algunos países de América Latina es un tema muy importante", agrega Karolinski.

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La situación de América Latina

Poco más del 10% de las persona que mueren en el mundo viven en la región de las Américas. "En el caso latinoamericano coexisten enfermedades pertenecientes al grupo de causas infecciosas y parasitarias, con causas del grupo crónico degenerativas. Este perfil está complementado por el peso creciente de las causas externas, accidentes, homicidios y suicidios", dice el especialista de OPS.

"Casi la mitad de las defunciones en América Latina se deben a diez causas -continúa. De ellas, siete están relacionadas a enfermedades crónicas. Pero hay un perfil diferenciado entre hombres y mujeres. Para éstas, tres son afecciones crónicas, pero para los hombres son sólo dos, porque cobran un papel fundamental las causas externas: entre ellos aumentan los accidentes y los homicidios".

En la región también hay fuertes diferencias según el grupo etario. Entre los adolescentes, la mitad de las principales causas -que concentran el 70% de los fallecimientos- son agresiones y homicidios, accidentes de tránsito y suicidios. "Entre las mujeres jóvenes, se agregan las muertes relacionadas al embarazo, el parto y puerperio. La mortalidad materna es particularmente relevante entre las menores de 15 años", dice Karolinski.

"La probabilidad de que un niño muera en Haití es diez veces mayor que en Canadá"

Sin embargo, la mortalidad infantil se redujo notablemente en los últimos años. "Fue uno de los avances más importantes, sobre todo entre los menores de un año. Entre 2000 y 2009 se estima que se redujo en un 25,3% en toda América. Aunque los promedios esconden grandes desigualdades, porque la probabilidad de que un niño muera en Haití es diez veces mayor que en Canadá", agrega.

La población latinoamericana está en constante mutación, con naciones que se alejan cada vez más de los criterios de los países de ingresos bajos y se acercan a los desarrollados. Se calcula que en 2020 habrá 200 millones de mayores de 60 años, lo que evidencia un claro proceso de envejecimiento.

Por eso es tan importante que haya información estadística de calidad, un punto en el que también se progresó considerablemente en la región. Si no, estas transformaciones pueden pasar desapercibidas, y las políticas públicas podrían perder eficacia.

"

Conocer las cifras y las causas de mortalidad es relevante

no sólo para ver cómo evoluciona la salud de una población, sino

para decidir dónde intervenir y focalizar las políticas de salud

. Disponer de esas cifras ayuda a las autoridades sanitarias a

averiguar qué medidas de salud pública están siendo aplicadas
correctamente

, cuáles deberían ser modificadas y cuáles habría que impulsar, pero aún no se tuvieron en cuenta", concluye Karolinski.